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Los desafíos del gobierno de Gustavo Petro

UNA ENTREVISTA CON

Entrevista a la senadora colombiana María José Pizarro sobre los logros y desafíos del Gobierno de Gustavo Petro, su relación con los movimientos sociales y el nuevo escenario que plantea el segundo mandato de Trump.

Entrevista de Martín Mosquera

María José Pizarro es una de las figuras centrales dentro del bloque político que actualmente gobierna Colombia bajo la dirección de Gustavo Petro. Senadora de la República e hija de Carlos Pizarro, el principal líder del M-19, quien en esos años fue el jefe político de Gustavo Petro. Pizarro fue asesinado en 1990, apenas 48 días después de firmar un acuerdo de paz que hoy se considera, en cierto modo, un precursor del proceso de paz en curso. Con las elecciones presidenciales a menos de dos años y sin posibilidad de reelección para Petro, el nombre de María José Pizarro emerge como uno de los posibles candidatos del Pacto Histórico.

En esta conversación con Jacobin, abordamos varios temas clave de la coyuntura colombiana y regional: ¿Cuáles son los logros y los desafíos pendientes del gobierno colombiano? ¿Cómo se mantiene la relación entre el gobierno y los movimientos sociales? ¿Y qué futuro le espera a este proyecto político?

 

MM

Para comenzar, me gustaría que hagas un balance general del gobierno de Petro. A casi dos años de su inicio, ¿cuáles crees que han sido sus principales logros? ¿Qué obstáculos ha enfrentado y qué desafíos siguen pendientes?

MJP

Creo que el gobierno, pese a las dificultades, ha logrado avances significativos. En materia económica, hemos conseguido una política eficiente que permitió sanear las finanzas del Estado sin frenar el crecimiento. La economía sigue en expansión.

En cuanto a las reformas, hemos impulsado algunas fundamentales para el país. La Ley de Paz Total, por ejemplo, incluye el servicio social para la paz, dando a los jóvenes una alternativa distinta a la militarización. Puede parecer un cambio menor, pero en un país en guerra, es un paso enorme. También se aprobó una reforma tributaria progresista que, pese a que varios artículos fueron anulados por la Corte Constitucional, representó un avance importante. Además, hemos sacado adelante la reforma pensional y la reforma a la Ley de Competencias.

Otro punto clave es la implementación del Plan de Gobierno, con avances en áreas que no dependen del Congreso. La Reforma Rural Integral, por ejemplo, es probablemente el mayor logro de esta administración. También hemos trabajado en la transformación de la matriz productiva del país: estamos pasando de un modelo extractivista a uno productivo. El agro, por primera vez, igualó al carbón en generación de ingresos. Paralelamente, el turismo se ha fortalecido como motor de desarrollo.

En transición energética, hay vances relevantes: se han construido comunidades energéticas, parques solares y municipios energéticos con una gran inversión en energías limpias.

A nivel internacional, Colombia ha recuperado un lugar central en la política latinoamericana. Antes, el país estaba prácticamente ausente en la región; hoy ocupa un papel clave en los debates internacionales, con posturas claras y definidas.

En términos sociales, la lucha contra el hambre ha sido prioritaria. Aproximadamente 2,5 millones de personas han salido de la pobreza y la pobreza extrema, lo que significa que hoy pueden acceder a tres comidas diarias. También se ha reducido la pobreza monetaria de manera significativa.

Sin embargo, hemos enfrentado desafíos. Existe una fuerte ofensiva mediática en contra del gobierno: muchos medios han optado por invisibilizar los logros y enfocarse exclusivamente en las dificultades, llegando incluso a crear crisis inexistentes, como supuestas crisis energéticas o de abastecimiento de gas, cuando la realidad es distinta. Además, la oposición ha sido particularmente agresiva, priorizando su intento de deslegitimar al gobierno por encima de los intereses del país. Esto ha contribuido a un Congreso prácticamente paralizado.

La seguridad sigue siendo un reto, como lo ha sido para todos los gobiernos. Aún hay territorios dominados por mafias ilegales y enfrentamos un nuevo ciclo de violencia. En el plano internacional, la relación con Estados Unidos presenta desafíos adicionales que complejizan aún más la situación.

En definitiva, ha sido un gobierno con avances y retos. Nos hemos movido en un contexto difícil, pero con logros concretos que muestran el impacto de este proceso progresista.

 

MM

Ahora quiero preguntarte sobre la coyuntura más reciente. La reunión de gabinete transmitida en vivo mostró tensiones y derivó en la renuncia de algunos ministros, además de la presentación protocolar de todo el gabinete. ¿Qué ocurrió exactamente? ¿Cómo impactó en el gobierno y cómo evalúas este episodio?

MJP

Este cambio de gabinete se había anunciado desde diciembre. Creo que uno de los principales errores fue no haberlo concretado en ese momento. Si los ministros hubieran salido a principios de enero, habríamos tenido un panorama mucho más claro y estable para enfrentar el año y medio que queda de gobierno.

Somos un gobierno de coalición, lo que naturalmente genera tensiones, ya que en el gabinete conviven distintas visiones de país. En este caso, la principal fricción surgió dentro del sector progresista del gabinete en torno al regreso de Armando Benedetti al círculo cercano del presidente. Esa fue la situación que se evidenció en la reunión ministerial.

Se ha querido presentar esto como una gran crisis de gobierno, cuando en realidad lo que tenemos es una crisis en el gabinete, algo que se resolverá pronto. Todos los ministros han presentado su renuncia protocolar, y ahora el presidente debe decidir rápidamente quiénes permanecen en sus cargos y quiénes serán reemplazados en las carteras vacantes.

Es importante mencionar que la mayoría de los ministros que renunciaron de manera irrevocable estaban en el gobierno desde el inicio, y en algunos casos seguramente influyeron otras circunstancias en su decisión de salir. También hay quienes se marchan para hacer campaña. Con estas definiciones claras, podremos avanzar con mucha más tranquilidad en el año y medio que queda.

 

MM

En el marco de las tensiones y debates internos, hace tiempo que se impulsa la transformación del Pacto Histórico en un partido unificado. Recientemente, se han dado pasos clave en esa dirección. ¿Cuáles son los principales desafíos de este proceso? ¿Por qué crees que la unidad es necesaria y qué permitiría concretamente? ¿Cómo ves la evolución de este proyecto?

MJP

Hemos planteado la necesidad de dejar de ser solo una coalición electoral y consolidarnos como un gran bloque progresista, con una estructura unificada que nos permita no solo competir electoralmente, sino también gobernar con mayor cohesión. Junto con el Frente Amplio, con quienes hicimos campaña y ahora gobernamos, buscamos garantizar la continuidad de este modelo de desarrollo en un segundo mandato.

Seguimos avanzando con fuerza en ese proceso, manteniendo diálogos y abriendo espacios con sectores progresistas que hasta ahora han permanecido más distantes. La idea es lograr esa gran unidad y consolidar un bloque sólido. Además, está la construcción del Frente Amplio, que sería la segunda etapa de esta apuesta, lo que el propio presidente mencionó en el gabinete como el «‘sancocho’ político que queremos consolidar.»

 

MM

Me interesa la relación entre el gobierno y los movimientos sociales. En varias ocasiones, Gustavo Petro ha llamado a la movilización popular frente al asedio de la derecha e incluso ante la posibilidad de un intento de golpe blando. ¿Cómo han respondido las organizaciones sociales a estas convocatorias? ¿Se ha producido una reactivación de los movimientos con la llegada del nuevo gobierno? ¿Cómo caracterizarías hoy el vínculo entre el gobierno y los sectores populares?

MJP

Creo que hay un acompañamiento sólido y un gobierno popular que se mantiene firme. No solo son las movilizaciones que ustedes vieron en respuesta a convocatorias del gobierno, que luego generaron una reacción del sector más de derecha de la sociedad colombiana, sino que hace unos pocos días, tal vez un par de semanas, vimos una movilización masiva en la costa, donde más de 15,000 personas se movilizaron exigiendo justicia tarifaria debido a los altos costos de energía que afectan a la región Caribe.

Además, hay un gran sector que se ha fortalecido considerablemente gracias a la reforma agraria, como los sectores rurales y campesinos, con quienes estamos trabajando. Este gobierno es, sin lugar a dudas, un gobierno popular y mantiene una relación constante con las organizaciones sociales. Sin embargo, debemos entender que las organizaciones sociales son, en su mayoría, independientes, con una historia y décadas de lucha. Algunas de ellas han sido fuertemente golpeadas en territorios donde la violencia tiene una expresión armada muy fuerte.

Estamos, entonces, en un momento de tensa calma, en el que existen expresiones populares organizadas y fuertes, pero también hay otras que deben moverse con cautela, dadas las dinámicas territoriales.

 

MM

Hace dos meses, Donald Trump inició su segundo mandato en Estados Unidos, un hecho con repercusiones globales, particularmente en el avance de la extrema derecha, tanto en América Latina como en el mundo. ¿Cómo evalúas el impacto de su regreso al poder? ¿Qué efectos crees que tendrá en el escenario internacional y, en particular, en nuestra región? ¿Qué estrategia debería adoptar América Latina ante este nuevo contexto?

MJP

Donald Trump ha planteado una nueva política internacional, especialmente en relación con América Latina. No quiero decir que no haya otras decisiones relevantes, pero lo cierto es que sus decisiones han tambaleado las relaciones internacionales desde el primer momento. Recordemos que no llevamos ni siquiera 15 días de gobierno de Donald Trump, no ha pasado mucho tiempo, y en estos pocos días ya ha amenazado con apoderarse de Canadá, del golfo de México, del canal de Panamá, ha planteado aranceles por doquier y ha adoptado una política ambiental agresiva que podría retroceder significativamente los pocos avances que hemos logrado en materia de protección ambiental y de los ecosistemas. Lo que él plantea es completamente diferente a lo que hemos intentado construir.

En cuanto a la relación con América Latina, Trump propone una relación de subordinación absoluta. A veces tengo la impresión de que hay naciones que están más concentradas en el G8 que en la integración latinoamericana. Creo que hoy tenemos una oportunidad, como ya la tuvimos durante la pandemia, para fortalecer la integración regional, para construir un bloque latinoamericano más sólido y para establecer relaciones más horizontales con otras potencias. Es un momento en el que América Latina debe pensar en la cooperación Sur-Sur, en ampliar sus socios comerciales. Hoy se pone en cuestión, y muchas naciones ya lo están considerando, si nuestro único y más importante socio comercial debe ser Estados Unidos. Si seguimos por ese camino, estaremos condenados a una política de subordinación en términos de relacionamiento internacional.

Sin embargo, si somos capaces de integrarnos como bloque y de ampliar nuestras relaciones comerciales, tanto dentro de la región como con otros países del mundo, podremos lograr una relación más equilibrada con Estados Unidos, sin necesidad de ruptura, pero sí estableciendo una dinámica más multipolar. Este es un reto fundamental, pero también una oportunidad que ojalá sepamos aprovechar rápidamente. Por ejemplo, se canceló la reunión de la CELAC convocada debido a la nueva política migratoria de Estados Unidos, y el trato que se espera que aceptemos hacia nuestros connacionales, quienes no son delincuentes, sino familias trabajadoras buscando un mejor futuro, es otro tema importante. Desde Colombia hemos planteado una postura, y creo que México ha actuado correctamente al abrazar a estos migrantes y plantear políticas que marcan una diferencia en ese sentido.

Por supuesto, enfrentamos muchos desafíos, porque la mayoría de nuestros países, como mencioné, tienen como principal socio comercial a Estados Unidos.

 

MM

Para ir cerrando, en menos de dos años Colombia volverá a las urnas para elegir presidente, y tu nombre ha sido mencionado entre las posibles candidaturas. Quisiera abordar esto desde una perspectiva doble: en primer lugar, ¿cómo ves tu posible candidatura y tu rol en el futuro del proceso político colombiano? Y, en un sentido más amplio, ¿qué camino debería seguir el actual proyecto político para consolidarse y continuar transformando el país?

MJP

Lo primero que debo aclarar es que aún no he anunciado ninguna precandidatura ni candidatura. A pesar de ello, estamos muy bien posicionados en las encuestas, lo que creo que es fruto del reconocimiento de la sociedad colombiana por la labor que hemos desempeñado en términos políticos, defendiendo nuestros ideales, principios y este proyecto progresista. En ese sentido, creo que lo primero es materializar la unidad dentro del bloque progresista, y en ese momento, cuando podamos escoger una candidatura única, seremos capaces de ir en este gran Frente Amplio a disputar la elección con éxito. Ese es, por ahora, el gran reto que tenemos en el corto plazo. Más adelante, sin duda, vendrán los retos propios de cualquier campaña.

En relación con el proyecto progresista, llega un punto en el que debemos hacer un balance real. ¿Qué hemos logrado en estos cuatro años con el plan de gobierno que le propusimos a los colombianos? Este nuevo modelo de país que hoy está en marcha, ¿qué se ha alcanzado y qué queda pendiente para un segundo gobierno progresista? A partir de esas claridades, debemos ser muy francos con la sociedad, decirles: esto fue lo que pudimos hacer, esto es lo que vamos a hacer en adelante, y lo que no pudimos hacer, qué nos faltó y qué tenemos la oportunidad de desarrollar en el futuro.

En cuanto a los retos, por ejemplo, desde el Congreso de la República, necesitamos ampliar las bancadas y establecer alianzas con otros sectores políticos para poder llevar adelante una agenda legislativa sin tantos obstáculos. También es crucial desarrollar relaciones más orgánicas con los sectores empresariales y económicos de nuestro país. Si vamos a defender a Colombia, debemos hacerlo todos juntos, y eso incluye a los empresarios y a los sectores económicos, quienes juegan un papel esencial en el desarrollo del país.

Por supuesto, uno de los mayores retos es sacar a Colombia de la pobreza. Debemos no solo superar la violencia, que es un motor de la pobreza en nuestro país, sino también lograr que millones de colombianos no tengan que buscar un mejor futuro en otras naciones. Queremos que todo ese capital humano, ese conocimiento, se quede aquí y trabaje por el desarrollo de nuestro país. Hemos avanzado, pero es fundamental profundizar mucho más estos cambios.

 

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Publicado en Colombia, Entrevistas, homeCentro3, Ideas, Partidos, Política, Relaciones internacionales and Sociedad

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