Está de moda declarar que el marxismo no tiene mucho que decir sobre las sociedades complejas y modernas. Pero la clase y los intereses materiales que genera siguen siendo los rasgos centrales del capitalismo.
Artículos publicados por: Nick French
Editor de Jacobin Magazine (EE. UU.)En julio de 1979, Jimmy Carter se refirió a una «crisis de confianza» que podía «destruir el tejido social y político de Estados Unidos». Pero las políticas neoliberales de su gobierno contribuyeron a hacer del país una sociedad más atomizada y mezquina.
En su discurso del martes ante la Convención Nacional Demócrata, Bernie Sanders abordó sus temas habituales y pidió un alto el fuego en Gaza. Pero su justa rabia populista se sintió fuera de lugar en un partido dominado por los intereses corporativos.
A la derecha le gusta decir que cree en la «responsabilidad personal», mientras que la izquierda promueve una cultura de culpar a los demás de nuestros problemas.
Afirmar que el marxismo no tiene mucho que decir sobre las sociedades complejas y modernas parece estar de moda últimamente. Pero las clases —y los intereses materiales que generan— siguen siendo los rasgos centrales del capitalismo.
Aunque a menudo se descarta como un conjunto de juegos de rompecabezas abstractos, la filosofía analítica ha reinterpretado el marxismo para ofrecer una crítica radical de la sociedad capitalista.