Es la rivalidad intercapitalista la que impulsa las tensiones entre Washington y Pekín, no las personalidades de Xi Jinping o Donald Trump.
Notas publicadas en China
China vivió un largo período de crecimiento económico vinculado a la inversión inmobiliaria. Ese modelo está fracasando.
ENTREVISTA POR Daniel Zamora[1]Profesor de Sociología en la Universidad Libre de Bruselas y autor de The Last Man Takes LSD (Verso, 2021). La historia económica…
Evergrande, la segunda empresa inmobiliaria china, estuvo esta semana al borde de la quiebra. Pero el control estatal de las finanzas chinas está saliendo al rescate del capitalismo.
¿Qué características particulares adquieren las potencias económicas alternativas a los EE. UU.?
Los encuentros y desencuentros entre la política y la cultura creativa en China contribuyeron a transformar ambas realidades: la cultura se percibe distinto y la política se entiende de otra forma.
Durante cien años el Partido Comunista de China logró consolidarse como un partido de poder en uno de los Estados más importantes del mundo.
China incuba en forma sólo embrionaria los rasgos de un imperio. Los límites de la restauración capitalista inciden sobre su inmadurez imperial. Lucra con la primarización de América Latina, pero se ubica lejos del intervencionismo estadounidense.
La restauración inconclusa, el régimen político, la historia de acosos y el abismo cultural con su oponente limitan la conversión de China en una potencia imperial. América Latina necesita combinar la resistencia a la dominación estadounidense con la renegociación comercial con China.