El estudio de los escritos de Edmund Burke, el padre del conservadurismo moderno, revela algo importante: el pensamiento intelectual de derecha es poco más que una defensa disfrazada de las relaciones sociales convencionales y las jerarquías tradicionales.
Notas publicadas en Conservadurismo
El regreso al poder de Donald Trump es un estímulo moral para políticos de extrema derecha como Viktor Orbán, Javier Milei y Giorgia Meloni. Tras ser pioneros en muchas de las ideas reaccionarias asociadas al trumpismo, ahora aspiran a la hegemonía global.
De Donald Trump a Javier Milei, los principales referentes de la extrema derecha contemporánea son asociados de manera deliberada a los villanos más disfuncionales del cine. Si fuera ficción, quizás sería divertido. Pero no lo es.
Para la extrema derecha, la izquierda es un agente de cambios monumentales que busca poner patas arriba la civilización occidental. En su imaginación conspirativa podemos vislumbrar, como en un espejo de feria, cuál es la izquierda que necesitamos.
El espectáculo performativo de la asunción de Donald Trump enmascara un cambio más profundo: la consolidación de un sistema en el que el control sobre la verdad, la percepción y la agencia está en manos de quienes dominan el paisaje digital.
Con la llegada de Donald Trump al poder, varias facciones del Partido Republicano compiten por imponer su dominio. Entre ellas están los «Groypers», el ala más derechista de la coalición, que busca que el partido adopte una agenda abiertamente nacionalista blanca.
La victoria de Donald Trump en las urnas inevitablemente reabrirá el «debate sobre el fascismo». Pero, ¿encaja realmente en el perfil fascista un populista cuyo atractivo es transversal a diversos grupos?
Marine Le Pen y Giorgia Meloni representan un nuevo modelo de marketing político de extrema derecha: pintan al neoliberalismo occidental como un faro de empoderamiento femenino, afirmando que defienden los derechos de las mujeres. Pero omiten que esos derechos solo son válidos para una minoría.
Los guerreros culturales anti «woke» suelen atacar a Immanuel Kant como el padre de la «teoría crítica de la raza». Pero ahora también van por Baruch Spinoza, un pensador ilustrado radical que puede enseñarnos algunas cosas sobre cómo luchar contra la derecha.