El director David Lynch, fallecido esta semana a los 78 años, introdujo una particular sensibilidad vanguardista cuando más se la necesitaba. Nunca habrá otro como él.
Notas publicadas en Arte
Las industrias culturales están dominadas por unas pocas grandes empresas que prefieren seguir promocionando viejas historias en lugar de arriesgarse con algo nuevo. Los trabajadores creativos aún pueden producir ideas nuevas, pero no llegan a salir a la luz.
Un nuevo documental, Himno, rastrea la vuelta al mundo de la canción «El pueblo unido jamás será vencido», que se convirtió en la banda sonora de las causas populares y sigue sonando aún hoy, tanto en protestas como en forma de arrullos de cuna.
Los ejecutivos de la industria cinematográfica tienen miedo de las películas que abordan temas políticos porque aburren al público. Es una época sombría para el cine político.
Almodóvar estrenó La habitación de al lado, film en el que reflexiona sobre el derecho a disponer de la propia vida y propone una valoración de los roles femeninos de cuidado.
Es necesario volver a problematizar el vínculo entre cine y política, pero superando los análisis tradicionales del cine de denuncia, militante o de propaganda. Un camino pasa por discutir el estatuto de la noción de «pueblo».
El problema de la inteligencia artificial no es que los robots nos sustituyan en el trabajo, sino que nos hagan menos humanos.
Mientras los gobiernos occidentales se esforzaban por convencer a la gente de la necesidad de la guerra contra Irak, la canción «Shoot the Dog» de George Michael puso de moda la política antibelicista y empantanó los planes de Tony Blair.
La rabia de clase está presente en todos los álbumes de estudio de Nirvana. Treinta años después de la muerte de Kurt Cobain, debemos recordar su crítica a las grandes corporaciones, una postura política moldeada por su origen obrero.