Los análisis recientes de Perry Anderson indagan en la crisis del neoliberalismo y en la necesidad de renovar una cultura socialista capaz de articular ideas radicales con organización política en un mundo marcado por la turbulencia y la falta de alternativas.
Notas publicadas en Ideas

Nuestra comprensión de las raíces del genocidio perpetrado por Israel podría contribuir a renovar, de cara al futuro, el compromiso con la aspiración de que nunca vuelva a suceder.
Los socialistas aceptan que cierto grado de desigualdad puede ser inevitable en una sociedad compleja. Pero hay un tipo de desigualdad que es intolerable: aquella en la que los recursos se distribuyen según factores que los individuos no pueden controlar.
Steve Bannon, quien se autodenomina leninista, reconoció que las plataformas en línea y las tácticas de los movimientos pueden convertirse en armas políticas. Su éxito demuestra que herramientas desarrolladas para la solidaridad pueden transformarse en resentimiento.
Un rápido vistazo hacia América Latina deja en claro que los años dorados del progresismo quedaron atrás, pero sin retornar al Consenso de Washington. Vivimos en una puja entre fuerzas políticas por definir el sentido de la democracia y la libertad.
La administración Trump opera con frecuencia por fuera de la lógica del interés propio capitalista, impulsada por un apetito de crueldad y destrucción por la crueldad y la destrucción mismas, y por un resentimiento absoluto.
En una extensa entrevista, Alberto Toscano retorna sobre la historia del fascismo y reivindica el uso de la categoría en la actualidad, especialmente en un mundo conmovido por el genocidio en curso en Gaza.

La visionaria autora japonesa de ciencia ficción Izumi Suzuki anticipó nuestro malestar actual hace décadas, en una obra que combina la melancolía por el fracaso de la radicalidad de los años sesenta con el escepticismo sobre un mundo de pantallas omnipresentes.
Negacionistas de la ocupación, defensores de la equivalencia de antisemitismo y antisionismo y «humanistas» varios hoy buscan desesperadamente reconvertirse. Pero el genocidio no es un giro desafortunado de la historia sino un factor constituyente del sionismo.
¿Y si la democracia no fuera el punto de llegada, sino el nombre elegante de una derrota histórica? En La democracia como agravio, Álvaro García Linera desarma la ilusión liberal que presenta a la democracia como sinónimo de justicia, participación o inclusión.