Entrevista realizada
por Mohammed Magdy[1]Mohammed Magdy es un reportero egipcio afincado en Berlín.
Durante dos décadas, tras su evolución desde el PDS de Alemania Oriental, Die Linke (La Izquierda) ha superado repetidas crisis. Entre ellas se incluyen la reducción de sus bastiones en el este y amargas escisiones, como la reciente separación de Sahra Wagenknecht en 2023. Sin embargo, en 2025 protagonizó un regreso, ganando nuevos votantes y recuperando escaños en el Bundestag. En el centro de este renacimiento se encuentra Ferat Koçak, de Berlín, el primer político de Die Linke en conseguir un mandato directo fuera de la antigua RDA.
Jacobin habló con Koçak sobre el renacimiento del partido, el desafío de la extrema derecha y el futuro de la política de izquierda en Alemania.
MM
Empecemos por la última polémica: Die Linke fue muy criticado —incluso dentro del partido— por organizar un acto en el municipio de Neukölln junto con el Comité Nacional Unido Palestino, y usted personalmente fue acusado por el periódico Bild de «coordinar con islamistas». ¿Cómo respondes a estas acusaciones? ¿Fue acertado seguir adelante?
FK
Una de las mayores comunidades de la diáspora palestina vive en Neukölln. Durante años, mucho antes de octubre de 2023, sus voces han sido silenciadas por la policía y el gobierno local mediante la prohibición de manifestaciones, clausura de locales y represión. Die Linke Neukölln apoya a quienes exigen una paz justa para todos en la región y pide libertad de expresión aquí para nuestros vecinos palestinos e israelíes. Esto es en lo que quiero centrarme. La prensa [del grupo editorial] Springer siempre nos acusará a mí y a mis compañeros de una cosa u otra, porque el odio y la división son su agenda.
MM
En 2012, 2014 y 2021, Die Linke criticó las políticas israelíes. Una encuesta de 2025 muestra ahora que la mayoría de los alemanes, especialmente los votantes de Die Linke, apoyan el reconocimiento de un Estado palestino. ¿Debería Alemania avanzar hacia el reconocimiento?
FK
El debate sobre un Estado palestino es importante. Pero sin poner fin a la ocupación y detener las exportaciones de armas alemanas, no habrá una paz justa ni un Estado palestino. Alemania tiene una gran responsabilidad: durante décadas le ha dado un apoyo incondicional al Gobierno israelí y ha tratado de silenciar todas las voces críticas.
El papel de Die Linke debe ser exigir el fin de las entregas de armas, la igualdad de derechos para todas las personas de la región y una presión internacional real sobre Israel para que respete el derecho internacional. Eso es en lo que debemos centrarnos. Muchas personas en Alemania ya se oponen a este apoyo incondicional. Nuestra tarea es unir esas voces en una fuerza política para el cambio. Me alegro de que la dirección del partido también esté ayudando ahora a organizar manifestaciones en este sentido, como se hizo en Berlín a finales de septiembre de este año, por ejemplo.
MM
Como el primer político de Die Linke en ganar, en las elecciones de febrero, un mandato directo fuera de la antigua RDA , ¿cómo valoras este logro y los primeros meses en el cargo?
FK
Ganar el mandato directo en un distrito que antes se consideraba «imposible de ganar» fue una señal clara, que espero que se repita en muchos otros lugares. Demuestra que la política de izquierda puede obtener amplias mayorías si se centra en cuestiones generales que afectan a la clase trabajadora, como los alquileres, los precios y la movilidad, al tiempo que adopta una postura clara contra el racismo, a favor del feminismo, la justicia climática y, por supuesto, la solidaridad con Palestina.
La gente está harta de una política que la engaña y que solo sirve a los ricos. Como socialistas, debemos mantener los pies en la tierra y demostrar que queremos hacer política de forma diferente a los partidos mayoritarios. No necesitamos más políticos que hayan perdido el contacto con la realidad. Por eso limito mi salario, utilizo mi plataforma para presionar sin descanso al Gobierno y apoyo los esfuerzos de organización por fuera del Parlamento.
Ante los feroces ataques al estado del bienestar por parte de los conservadores y la derecha, tolerados por los socialdemócratas, la tarea de Die Linke es construir una fuerza colectiva en los barrios, los lugares de trabajo y las calles para poder contraatacar con éxito.
MM
¿Fue esta la clave del regreso de Die Linke tras sus malos resultados en las elecciones federales de 2021, cuando entró en el Bundestag con solo el 4,9 % de los votos, y de la dramática escisión de 2023 en torno a Sahra Wagenknecht?
FK
La escisión tuvo un gran impacto porque finalmente le permitió al partido comunicarse de forma coherente. La gente anhelaba una alternativa en la izquierda tras el coqueteo abierto entre la CDU (Unión Demócrata Cristiana) y la AfD (Alternativa para Alemania), y el empeoramiento constante del giro hacia la derecha del centro, acompañado de las políticas de austeridad de la antigua coalición gobernante: los socialdemócratas (SPD), los Verdes y los demócratas libres (FDP). Este fue el telón de fondo de nuestro éxito.
Pero la situación política por sí sola no explica nuestros avances. En toda Alemania, vemos un enorme aumento del número de afiliados. Muchas organizaciones distritales de Die Linke lograron llegar a la gente como nunca antes, y lo siguen haciendo. Durante la campaña, miles de activistas golpearon cientos de miles de puertas y mantuvieron innumerables conversaciones sobre la situación de las personas y sus reivindicaciones políticas. Esto ayuda a romper el aislamiento de la gente y deja una impresión duradera.
Ahora tenemos que aprovecharlo: organizando asambleas de inquilinos, marcando diferencias prácticas en las luchas sindicales y apoyando a nuestros vecinos amenazados por la deportación.
MM
El reciente éxito de Die Linke se basó en gran medida en los votantes jóvenes. ¿Cómo explicas este cambio generacional?
FK
El giro hacia la derecha es aterrador, especialmente para la generación más joven. Incluso antes de la campaña electoral, vimos a los jóvenes organizarse en las grandes universidades en torno al lema: «O somos la generación que ve cómo los fascistas toman el poder, o somos la generación que los detiene».
Nuestro mensaje fue claro en la campaña electoral: no solo queremos vuestros votos, queremos vuestro compromiso. Crear una solidaridad inclusiva es esencial para contrarrestar al fascismo y su política de exclusión y crueldad. En varios actos importantes de la campaña en Neukölln, los voluntarios experimentaron una sensación de empoderamiento que muchos añoraban desde hace tiempo.
Ahora tenemos que aprovechar ese impulso. En Berlín se avecinan grandes batallas: sobre los alquileres, sobre la socialización de las grandes empresas inmobiliarias y en las elecciones municipales de 2026. Fíjense en Neukölln: ¡los alquileres aquí se han duplicado entre 2015 y 2025! Mientras tanto, el exitoso referéndum de 2021 para expropiar a las empresas inmobiliarias privadas que poseen 3000 o más unidades en la ciudad sigue estancado, a pesar de que casi el 60 % votó a favor. Queremos mantener vivo este espíritu y convertirlo en un poder duradero.
MM
Los observadores relacionan el resurgimiento de Die Linke con las redes sociales: su copresidenta, Heidi Reichinnek, tiene más de un millón de seguidores y usted tiene más de 300.000. ¿Qué importancia tienen TikTok e Instagram para la política y la lucha contra la extrema derecha?
FK
Lamentablemente, la AfD tiene bastante éxito en las redes sociales. Para mí, personalmente, las redes sociales han sido cruciales, tanto en lo que hace a la visibilidad como a la seguridad. Hace unos años, mi familia y yo sobrevivimos por poco a un ataque incendiario de los nazis. Desde entonces, veo las redes sociales como una herramienta para amplificar lo que la gente hace en los territorios y darle visibilidad a aquellos que rara vez son escuchados o reconocidos.
Sin embargo, al mismo tiempo, no debemos confundir las redes sociales con la organización real. Lo que realmente cuenta es la gente que actúa en la vida real. Por supuesto, los vídeos pueden ser divertidos y absurdos a veces, pero al final queremos que la gente se sienta parte de algo más grande y piense: «Quiero pasar a la acción. Me voy a unir a Die Linke. Voy a organizar mi barrio».
MM
Pero la AfD se convirtió en el segundo partido más grande del país. ¿Cómo explica el cambio político en Alemania?
FK
Es el resultado de años de evolución. Los partidos establecidos han empujado el panorama político cada vez más hacia la derecha. La austeridad y las políticas divisivas crearon un terreno fértil para la extrema derecha. La AfD no solo llenó un vacío, sino que se convirtió en la culminación grotesca de las políticas migratorias existentes.
Pero la amenaza que representa este partido es inminente y mucho más peligrosa que la política actual. Si se permite que la AfD llegue al poder, millones de nuestros vecinos —a quienes la AfD considera que no son lo suficientemente «alemanes»— se enfrentarían a la deportación, el odio y la violencia, al igual que los homosexuales, los sindicalistas y cualquiera que se oponga abiertamente a su agenda. Necesitamos amplias coaliciones antifascistas para hacerlos retroceder, al tiempo que construimos una alternativa de izquierda y anticapitalista que dé a la gente esperanza y un sentido de comunidad.
MM
Algunos culpan a Die Linke por no presentar soluciones económicas claras mientras que otros partidos —especialmente desde la extrema derecha— ofrecen respuestas simples que resuenan entre los votantes frustrados, especialmente la clase trabajadora. ¿Cómo respondes a esta crítica?
FK
Durante la campaña electoral, conocimos a bastantes votantes de derecha y a muchos no votantes. Mi experiencia es que a menudo se pueden mantener conversaciones políticas significativas. La gente está dispuesta a reflexionar y a cuestionar sus ideas. Lo que más les convence es que Die Linke no solo quiere gobernar y ocupar cargos, sino cambiar realmente las cosas. Ese debe ser nuestro objetivo.
Si miramos las cifras, nuestra campaña logró aumentar la participación y crear una coalición de personas que no votan, votantes migrantes y votantes más liberales de izquierda. Eso nos muestra una dirección que debemos profundizar. Sería contraproducente centrarnos solo en debates económicos abstractos. La clase trabajadora es diversa: debemos abordar las cuestiones que nos dividen y, al mismo tiempo, luchar por mejoras sustantivas en la vida cotidiana, como un límite máximo para los alquileres. Al final, la prueba está en la práctica. Depende de nosotros construir estas luchas, convencer a mucha más gente para que se sume y conseguir los cambios que todos merecemos.
MM
Desde 2015, Die Linke ha sido una voz parlamentaria constante en defensa de los derechos de los refugiados y la migración. Sin embargo, se siguen produciendo deportaciones a Afganistán y controles fronterizos más estrictos. ¿Cómo puede el partido recuperar el liderazgo en estas cuestiones?
FK
La lucha contra el racismo y la defensa de la igualdad son el núcleo de mi trabajo. Me considero una voz antirracista que denuncia repetidamente las injusticias y la negación de los derechos democráticos, por ejemplo, al excluir a tantas personas del derecho al voto. La izquierda ha puesto en marcha varias iniciativas parlamentarias sobre esta cuestión, la más reciente en 2023. Volveremos a ejercer presión en este sentido, tanto en el Parlamento como fuera de él.
Nuestra labor consiste en unir a las personas y generar confianza. Los refugiados no son cifras abstractas, sino nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo y las personas que cuidan de nuestros hijos. Cuando las personas trabajan juntas por causas comunes, nadie les pide el pasaporte. Por supuesto, abrimos nuestras propias estructuras a los migrantes y refugiados y empoderamos activamente a las personas para que participen.
MM
Como mencionaste antes, sobreviviste a ataques de la extrema derecha entre 2016 y 2018. ¿Cómo ha influido esta experiencia en tu agenda?
FK
Muchas personas que se parecen a mí siguen sufriendo ataques de la extrema derecha hoy en día. Pero también me da fuerzas la solidaridad y el apoyo de mis compañeros. El incendio provocado contra mi familia fue la consecuencia última de la agenda de la extrema derecha, y también me demostró que nunca se puede confiar en el Estado en la lucha contra el nazismo. La Verfassungsschutz (Oficina Federal para la Protección de la Constitución) sabía que yo era un objetivo y no me avisó.
Por eso debemos asumir nosotros mismos la responsabilidad: mostrándole a la gente de nuestros barrios un enfoque alternativo a sus luchas cotidianas y construyendo amplias coaliciones antifascistas contra la AfD aquí y ahora. La iniciativa Widersetzen, por ejemplo, logró bloquear durante horas la convención de la AfD en la ciudad de Riesa, con miles de personas. No podemos esperar a que el SPD o la CDU prohíban a los fascistas: depende de nosotros tomar este asunto en nuestras propias manos.
MM
Con el avance de los gobiernos de extrema derecha en toda Europa, ¿ha fracasado la izquierda a la hora de contrarrestar este auge?
FK
Por supuesto que sí, de lo contrario la extrema derecha no sería tan fuerte hoy en día. Pero debemos seguir luchando. Hay que dejar una cosa clara: la extrema derecha no es solo un subproducto de la política neoliberal, sino también una fuerza terrible por derecho propio. Debemos abordar ambas cosas. Eso significa construir alternativas sólidas en la vida cotidiana de las personas, al tiempo que se unen amplias coaliciones antifascistas en toda Europa y el mundo.
MM
Hemos sido testigos de los intentos de la administración Trump y sus aliados —desde Elon Musk hasta J. D. Vance— de interferir en Alemania y apoyar a la AFD. ¿Cómo responde a esta influencia transatlántica sobre la extrema derecha?
FK
Debemos volver a aprender el internacionalismo y demostrar lo que es posible cuando la izquierda tiene un plan claro. La extrema derecha se está organizando a través de las fronteras, por lo que nosotros debemos hacer lo mismo. Mi equipo y yo hemos seguido de cerca lo que está sucediendo en otros lugares, por ejemplo, la campaña de Zohran Mamdani en la ciudad de Nueva York y la formación de un nuevo partido en Gran Bretaña. Tenemos que aprender unos de otros y profundizar nuestros debates estratégicos a nivel internacional. El internacionalismo no es solo un eslogan, es la única forma de luchar.
MM
Tengo curiosidad por saber si estás en contacto con Zohran Mamdani o con el grupo de Jermy Corbyn.
FK
Algunas personas de nuestro equipo volarán a Nueva York en noviembre, y creo que ha habido algunos contactos, pero nada definitivo todavía.
MM
Dado que Die Linke se ha enfrentado a crisis existenciales anteriormente, ¿cómo ves su futuro en los próximos cinco a diez años y qué te da esperanza?
FK
No solo hemos ganado muchos nuevos votantes, sino también a miles de nuevos miembros, incluso antes de nuestro regreso en las elecciones generales. Mi impresión respecto de muchos de estos nuevos miembros es que tienen una fuerte visión de clase y están ansiosos por construir un partido que sea verdaderamente diferente de los demás. Su optimismo es el mío. Ese espíritu es lo que quiero para Die Linke.
Hay una cita del filósofo de Alemania Oriental Ernst Bloch que me gusta, que dice más o menos así: tenemos que aprender a tener esperanza. Cuando dejamos de tener esperanza, lo que tememos seguramente se hará realidad. Esa esperanza debe convertirse en poder colectivo: esa es la tarea de Die Linke en la próxima década.
MM
Por último, ¿cómo ha influido tu familia en tu visión del activismo político y en tu trabajo diario en el Bundestag?
FK
Mucho. Mis padres siempre trabajaron duro. A menudo escaseaba el dinero, por lo que la cohesión familiar se volvió aún más crucial. Mi padre abandonó la universidad y trabajó día y noche para llevar comida a la mesa. Sacrificó sus propios sueños para darnos un futuro que él nunca tuvo. Y, como sindicalista acérrimo, luchó incansablemente por los derechos de los trabajadores. Mi madre, por su parte, siempre ha sido una apasionada defensora de los derechos de las mujeres.
De ellos aprendí lo que significa luchar con determinación y con el corazón. Ellos son la razón por la que nunca olvidaré de dónde vengo y por la que siempre seguiré luchando, pase lo que pase.
Notas
↑1 | Mohammed Magdy es un reportero egipcio afincado en Berlín. |
---|