Desde Donald Trump hasta Santiago Abascal, la extrema derecha internacional se está uniendo en torno a lo que —según Steve Bannon— será la máxima prioridad en 2022: conseguir la reelección de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil.
Así las cosas, las elecciones brasileñas de 2022 también serán nodales para la izquierda. Los comicios en Brasil se perfilan como una contienda que podría asestar un golpe crucial a una red global de extrema derecha que está cada vez mejor organizada.
Bannon Boys
El ex portavoz de Trump, Jason Miller, fue recientemente detenido e interrogado durante tres horas en el aeropuerto de Brasilia. Miller, cuya detención fue reportada por primera vez por el Portal Metrópoles, estaba en Brasil participando en la versión local de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC Brasil). El evento anual organizado por la American Conservative Union se ha vuelto cada vez más internacional en los últimos tres años, con conferencias también en Japón, Australia y Corea del Sur.
Miller es actualmente el director general de Gettr, una plataforma de medios sociales de derechas creada después de que el expresidente Donald Trump fuera expulsado de Twitter y de varias otras plataformas a raíz de los disturbios en el Capitolio el 6 de enero. El exasesor de Trump fue interrogado por la Policía Federal brasileña en relación con su posible participación en «actos antidemocráticos», lo que sugiere que Miller podría ser sospechoso de conspirar con Bolsonaro para participar en una campaña de desinformación. El ministro del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, emitió la orden de interrogar a Miller como parte de una investigación en curso sobre el intento de Bolsonaro de desacreditar el sistema de votación y socavar las elecciones de 2022.
La detención de Miller en el aeropuerto causó revuelo entre otros participantes de la CPAC. Matthew Tyrmand, un protegido de Steve Bannon que también estaba en Brasil para el evento de la CPAC, afirmó que el Tribunal Supremo de Brasil ordenó la detención de Miller basándose en un sesgo explícito anti-Bolsonaro.
Según su perfil en Atlas Network (eliminado tras su viaje a Brasil), Tyrmand es hijo de Leopold Tyrmand, un escritor polaco que editó la publicación anticomunista Crónicas de la Cultura. Después de trabajar durante un tiempo en Wall Street, Tyrmand comenzó a escribir en 2016 para Breitbart, el sitio de medios de comunicación de extrema derecha anteriormente dirigido por Steve Bannon.
Y lo que es más importante, Tyrmand es uno de los miembros de la junta directiva de Project Veritas, una organización de derechas que afirma sacar a la luz complots y crímenes cometidos por liberales e izquierdistas. La actividad principal de la organización, sin embargo, parece consistir casi por completo en atacar a periodistas, grupos políticos y movimientos sociales, y tiene vínculos bien documentados con grupos antiobreros que han tratado de destruir los sindicatos de profesores.
Según una publicación de la Federación Americana de Profesores de Michigan
Project Veritas tuvo unos ingresos de 3,7 millones de dólares en 2015, el año para el que están disponibles sus registros fiscales públicos más recientes. Aunque la mayoría de sus donantes no han sido revelados públicamente, sabemos que Donors Trust, la fundación relacionada con Koch que ha sido llamada «la oscura máquina de dinero de la derecha conservadora», ha contribuido con más de 2,1 millones de dólares desde 2012. La Donors Trust se financia con contribuciones anónimas de donantes de la red Koch, entre los que supuestamente se encuentran Betsy DeVos y su marido. Donald Trump también es un donante de Project Veritas, contribuyendo con 10 000 dólares en 2015. Trump hizo referencia a los vídeos del Proyecto durante los debates presidenciales y Donald Trump Jr. tuiteó sobre ellos.
El hijo de Jair Boslonaro, Eduardo Bolsonaro, también estuvo presente en la reunión del CPAC. Allí, defendió el Proyecto Veritas y habló de la necesidad de crear una versión brasileña que vigile de forma similar a los periodistas y exponga el sesgo político en los medios de comunicación. Además de Eduardo, Tyrmand también se reunió con Jair Bolsonaro y su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, en la residencia presidencial oficial brasileña.
Mientras Tyrmand, Miller y otros protegidos de Bannon trabajaban entre bastidores, el propio Bannon habló abiertamente sobre la importancia de la campaña de Bolsonaro para la extrema derecha internacional:
Jair Bolsonaro se enfrentará al izquierdista más peligroso del mundo, Lula, un criminal y comunista apoyado por todos los medios de comunicación aquí en Estados Unidos… Esta elección es la segunda más importante del mundo y la más importante de todos los tiempos en Sudamérica. Bolsonaro ganará, a menos que [sea] robado.
Bannon repitió así la alegación infundada de Bolsonaro de que las máquinas de votación electrónica podrían ser manipuladas para garantizar su derrota. Los elogios de Bannon a Bolsonaro son, en general, coherentes con la opinión del movimiento internacional de extrema derecha de que Bolsonaro es el último gran defensor de la «civilización occidental».
Foro de Madrid
La familia Bolsonaro se ha convertido en una pieza clave de una creciente red de ultraderecha que parece centrarse cada vez más en América Latina. En 2019, Eduardo Bolsonaro anunció que representaría a Sudamérica en el Movimiento, un consorcio de representantes conservadores europeos fundado por Steve Bannon que apoya el nacionalismo populista y rechaza la influencia del «globalismo». Aunque el impacto político del Movimiento ha sido insignificante, ayudó a Eduardo Bolsonaro a consolidar alianzas internacionales y a posicionarse como embajador no oficial de su padre en los círculos de extrema derecha en el extranjero.
Recientemente, Eduardo ha estado involucrado en uno de los desarrollos más desconcertantes de la política internacional de extrema derecha. El Foro de Madrid es un autodenominado «esfuerzo coordinado entre distintos actores, de diferentes ámbitos ideológicos, que comparten su determinación de hacer frente a la amenaza que supone el crecimiento del comunismo a ambas orillas del Atlántico, que cuenta con el apoyo del Foro de São Paulo y del Grupo Puebla».
Además de Eduardo Bolsonaro, el Foro está supervisado por una figura cuya presencia en la política latinoamericana parece ir en aumento: el líder del partido Vox, Santiago Abascal. El político español creó el Foro como una plataforma internacional que promueve la xenofobia y la supremacía blanca. Comparte con sus otros colegas el mismo odio visceral a todo lo que huela a política de izquierdas o progresista.
La relación de Abascal y Vox con América Latina es cada vez más fuerte. Abascal viajó recientemente a México, donde recibió el apoyo de quince senadores y tres diputados del Partido Acción Nacional y del Partido Revolucionario Institucional.
Del mismo modo, el presidente de Vox y ministro del Parlamento Europeo, Hermann Tertsch, viajó recientemente a Perú, donde fue recibido por las fuerzas de la oposición actualmente investigadas por sedición en su campaña contra el presidente izquierdista Pedro Castillo. Además, Tertsch fue nominado por la exdictadora boliviana Jeanine Áñez para el Premio Sájarov, que otorga el Parlamento Europeo en reconocimiento a la «libertad de pensamiento». Dentro del Parlamento Europeo, Vox está tratando de impulsar su agenda para que el órgano de gobierno se oponga a los gobiernos de izquierda en América Latina.
Como escribe el Colectivo Zetkin, Vox ha establecido contacto con prominentes políticos de derecha en casi toda América Latina, con la esperanza de extender su esfera de «influencia ibérica» en toda la región.
La geopolítica del caos
La extrema derecha se está organizando más y está mostrando su compromiso de desestabilizar los movimientos y gobiernos progresistas en todo el mundo, particularmente en América Latina.
El Brasil de Bolsonaro es el gran bastión de la ultraderecha mundial, y el presidente hace cada vez más insinuaciones en su dirección al ver que sus esperanzas de reelección se desvanecen.
La desesperación de Bolsonaro se hizo especialmente evidente tras su fallido mitin del 7 de septiembre. Acorralado, el peligro de que Bolsonaro apele al apoyo internacional es real. Las elecciones de 2022 serán una batalla decisiva no solo para Brasil sino para el mundo entero.