Los medios de comunicación presentan el discurso de Javier Milei como anarcocapitalista pero se trata de una candidatura neofascista. Si gana, su gobierno será incompatible con las libertades democráticas conquistadas tras la caída de la última dictadura militar.
Artículos publicados por: Valerio Arcary
Historiador, militante del PSOL (Resistencia) y autor de O Martelo da História. Ensaios sobre a urgência da revolução contemporânea (Sundermann, 2016).

La sumatoria de pequeñas medidas progresivas en los primeros 100 días impresionan, pero fueron parciales e insuficientes. Queda claro que Lula decidió gobernar «en frío» y no «en caliente», privilegiando los pactos con los partidos tradicionales sobre la movilización popular. Bolsonaro sigue políticamente «vivo» y no debe ser subestimado.
El bolsonarismo no es un tigre sin dientes y sigue siendo necesario construir una nueva relación social de fuerzas. Para ello, el gobierno de Lula necesitará de la movilización social, porque «en frío», Brasil no cambia.
Se equivocan quienes desde la izquierda defienden la victoria militar del gobierno ucraniano o del gobierno ruso. No hay ningún resultado progresivo si la guerra continúa.
Valerio Arcary discute los argumentos de quienes afirman que el alzamiento del pasado 8 no constituyó un intento de golpe de Estado. Una adecuada caracterización de los hechos es clave para avanzar con el proceso criminal contra los culpables.
Lo que ocurrió el domingo en Brasilia fue un intento, caótico y demencial, de derrocar al gobierno de Lula. El fracaso de los golpistas abrió una nueva situación política que debe ser aprovechada.
Después del ajustado triunfo electoral, el desafío del gobierno de Lula pasa por la consolidación de una nueva mayoría social, una tarea compleja en el actual clima de golpe de Estado disfrazado de «desobediencia civil».
El bolsonarismo no dejará de existir si Bolsonaro pierde las elecciones. El desafío para la izquierda brasileña, tanto la moderada como la más radical, es apoyarse en la movilización de las masas populares para derrotarlos.
El domingo hay elecciones en Brasil, y Bolsonaro dejó en claro que no reconocerá la legitimidad del resultado si pierde. Subestimar su autoridad carismática y el impacto de su discurso en las masas reaccionarias que lo siguen sería imperdonable.
Hoy, 7 de septiembre, Brasil recuerda los 200 años de su independencia. En un escenario sumamente convulso y a menos de un mes de las elecciones presidenciales, la efeméride es utilizada por el bolsonarismo como una oportunidad para mostrar fuerza en las calles.