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Li Andersson (izquierda) recibió el mayor número de votos de todos los candidatos a las elecciones europeas en la historia de Finlandia. (Getty Images)

Una victoria de la izquierda sobre la extrema derecha

Traducción: Natalia López

La Alianza de Izquierda de Finlandia combate la extrema derecha rechazando la austeridad y defendiendo los derechos de los trabajadores y la adopción de medidas contra el cambio climático. La experiencia arroja lecciones para la izquierda europea y global.

Li Andersson no es como la mayoría de los políticos de izquierdas. Es joven, agradable, carismática y muy realista. También es bastante buena ganando elecciones.

Conocí a Andersson en el Festival Käänne, una conferencia que organizó para unir a la izquierda tras su gran actuación en las recientes elecciones al Parlamento Europeo. Mientras que la extrema derecha se hizo con gran parte del bloque, Finlandia se resistió a la tendencia. La izquierda obtuvo el 17% de los votos y Andersson fue elegida eurodiputada con más votos que los que jamás haya recibido ningún candidato en unas elecciones al Parlamento Europeo en Finlandia.

«Es la primera vez que celebramos este festival», me dijo mientras nos sentábamos en la sala verde de la conferencia, sobre un bullicioso restaurante en el centro de Helsinki. «Es realmente emocionante para mí».

Andersson fue dirigente de la Alianza de Izquierda, el principal partido de izquierda de Finlandia. La izquierda tuvo un buen desempeño en las elecciones de 2019, ganó 16 escaños y entró en una coalición con los socialdemócratas. La coalición estaba dirigida por una de las políticas más interesantes de Europa, Sanna Marin, del SDP, a quien quizás hayas visto en las noticias después de que se viera obligada a disculparse por ir a una discoteca durante la pandemia.

Mientras nos sentamos, Andersson se despide de Marin con una cálida sonrisa. Las dos acaban de terminar un panel de discusión sobre la reducción de las horas de trabajo (junto a Will Stronge, de Autonomy). Observo con interés la buena voluntad que claramente existe entre Andersson y Marin; es inusual que los socialdemócratas y los izquierdistas se lleven tan bien.

Las dos tienen bastante en común. Ambas son mujeres jóvenes, carismáticas e inteligentes, y son consideradas el ala modernizadora dentro de sus respectivos partidos. Además, tienen algunas opiniones comunes en lo que respecta a la política. Andersson sirvió en la coalición liderada por Marin como Ministra de Educación, y en la conferencia, ambas parecían muy interesadas en la idea de la semana de cuatro días.

El costo de la austeridad

Andersson cree que el último gobierno de izquierda no fue lo suficientemente lejos para transformar la economía finlandesa en beneficio de los trabajadores, razón por la cual perdieron el poder a raíz de la crisis del aumento del coste de la vida.

Quizá hayas leído la cita «el desempleo perjudica a los gobiernos, la inflación los mata». Durante el último gobierno no discutimos realmente las herramientas para hacer frente a la inflación. Estábamos muy atascados en la política fiscal y no nos preguntábamos cosas como «¿deberíamos usar topes de precios?».

Ahora la derecha vuelve a estar en el poder, en coalición con el Partido de los Finlandeses, de extrema derecha, y están imponiendo un duro programa de austeridad. «La austeridad ha sido la principal forma de hacer política económica desde la crisis financiera. La única excepción desde 2011 fue la coalición gubernamental que tuvimos de 2019 a 2023».

«El argumento de la derecha es que tenemos que vivir dentro de nuestras posibilidades, que no podemos endeudarnos más. Pero, por supuesto, no han conseguido reducir la ratio de deuda porque la austeridad ha provocado un bajo crecimiento y un alto desempleo». A menudo se equipara a Finlandia con los demás países nórdicos por ser una economía con sólidos derechos laborales y una fuerte red de seguridad social. Pero gracias a las políticas de los sucesivos gobiernos de derechas, Andersson sostiene que esta caracterización ya no está justificada.

«Creo que es justo decir que ya no somos realmente un país nórdico modelo». En una historia que se ha repetido innumerables veces en toda Europa, el fallido programa de austeridad de la derecha ha favorecido el auge de la extrema derecha. «El combustible de la extrema derecha proviene de la desilusión. De la falta de visión, de la falta de esperanza. Cuando no se tienen alternativas creíbles para un futuro mejor, la gente vuelve su ira y frustración hacia otros grupos».

La diferencia en Finlandia es que la extrema derecha está realmente en el poder. «Este es un lugar donde hemos visto realmente lo que significa la cooperación entre la derecha y la extrema derecha. Han impuesto recortes históricos a la seguridad social y la sanidad y han aplicado una serie de reformas del mercado laboral muy criticadas».

«Si nos fijamos en el resto de Europa, estos partidos todavía se permiten el lujo de presentarse simplemente como la voz del pueblo. Pero aquí podemos ver realmente lo que hacen estos partidos cuando están en el poder. La gente ha sentido el impacto de sus políticas. Y es simplemente thatcherismo aderezado de racismo».

Andersson compara la experiencia finlandesa con la de Suecia, donde el partido de extrema derecha se ha convertido, como dice, en «el partido de apoyo formal del gobierno». Esta institucionalización está empezando a erosionar el apoyo al partido, cuya cuota de votos disminuyó en las recientes elecciones europeas.

Reconstruir los apoyos

Andersson señala que, tanto en Finlandia como en Suecia, los partidos mejor posicionados para aprovechar la institucionalización de los partidos de extrema derecha son los nuevos partidos rojiverdes de la izquierda.

«Hemos hecho el trabajo de crear una alternativa de izquierda moderna para el mayor número posible de votantes. Hemos combinado la política medioambiental con políticas ambiciosas de redistribución, pero también hemos sido muy claros en lo que respecta al derecho internacional y los derechos humanos».

La Alianza de Izquierda se ha centrado mucho en apoyar tanto a Gaza como a Ucrania. Andersson afirma que la oposición a la agresión rusa, que es una cuestión fundamental en la política finlandesa, la ha enfrentado a algunos partidos de la «vieja izquierda» de toda Europa. Pero se muestra inflexible en que la izquierda europea debe dejar de lado sus diferencias y tratar de trabajar unida.

«Un tema que realmente nos une a todos es el desafío de un modelo económico que a todas luces está roto. El mundo está en un estado tan catastrófico que necesitamos construir amplias coaliciones sobre los temas que nos unen». «A veces, la izquierda tiende a pensar que la cooperación significa que tenemos que sentarnos y escribir una resolución en la que todos estén de acuerdo en cada palabra, pero eso significa perder mucho tiempo y energía en cosas que a la gente no le importan».

Andersson está rígidamente centrada en las «cosas que le importan a la gente». Es muy versada en multitud de cuestiones políticas. A lo largo de nuestra conversación, habla extensamente sobre temas que van desde la introducción en España de una semana laboral de 37,5 horas, hasta la propuesta de Isabella Weber de utilizar controles de precios para combatir la inflación.

Cuando le pregunto por sus propias prioridades políticas, dice que se centra en políticas que ofrezcan una «mejor vida laboral». Está especialmente centrada en las reformas del mercado laboral, como la introducción de un salario mínimo real y la limitación de las horas de trabajo. También hace hincapié en la importancia de reforzar los derechos de los trabajadores, que han sido erosionados por sucesivos gobiernos.

«Aquí [el gobierno] ha restringido el derecho de huelga. Queremos trabajar para restablecer el derecho de huelga, ya que es fundamental. También estamos trabajando en cuestiones relacionadas con la representación en las empresas y la democracia empresarial». Le pregunto cómo es la relación del partido con los sindicatos que presumiblemente se beneficiarían de estas iniciativas políticas:

Por el momento, es muy buena. Ha habido momentos en los que ha estado más distante porque el partido de izquierda estaba pasando por esta transición de incorporar políticas medioambientales en nuestra agenda. Eso creó tensiones con los sindicatos en ese momento. Ahora la situación es muy diferente, creo que han entendido las implicancias del desastre ambiental que estamos viviendo. Y debido a todo lo que ha pasado [con el gobierno de extrema derecha], ahora tenemos mucho en común en términos de política.

La alternativa

Esta tensión entre los partidos de izquierda modernos y el movimiento obrero en torno al clima es un problema en todo el mundo. Pero Andersson insiste en que lo que ella llama política «rojiverde» es el único camino a seguir, tanto por razones pragmáticas como ideológicas. «Acabamos de recibir la noticia de que el bosque finlandés ya no es un sumidero de carbono porque se ha talado demasiado. Los bosques son ahora una fuente de emisiones. Y eso también es un problema de redistribución, porque es una fuente de beneficios para la industria maderera pero las consecuencias las pagarán los contribuyentes».

Cuando le pregunto por el mayor desafío para la izquierda en Finlandia, habla del aparente cierre del espacio «progresista» en toda Europa. Si bien a los partidos de izquierda finlandeses les fue bien en las recientes elecciones europeas, eso tuvo lugar en un contexto generalizado de resurgimiento de la derecha:

Creo que Finlandia debería servir de ejemplo fuera de nuestras fronteras. Espero que no veamos muchos otros países en los que la extrema derecha llegue al poder, así que deberíamos utilizar el ejemplo finlandés para ayudar a la gente a entender que sus políticas no tienen nada que ver con el apoyo a los trabajadores o el aumento de la igualdad. Y desde la izquierda debemos seguir trabajando en nuestras propuestas para un modelo económico alternativo. Tenemos que ser valientes en eso.
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Publicado en Artículos, Elecciones, Estrategia, Finlandia, homeCentro, Partidos and Políticas

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