Press "Enter" to skip to content
Imagen de Karl Marx, de Marxists Internet Archive (MIA),

Marx periodista

UNA ENTREVISTA CON
Traducción: Valentín Huarte

Solemos recordar al autor de El capital como economista o como filósofo, pero también dejó una huella como periodista. Una entrevista con James Ledbetter, autor de un libro sobre la labor de Marx en el cuarto poder.

Entrevista de
Steven Sherman

Economista, filósofo, ¿periodista? Doscientos años después de su nacimiento, recordamos muchas cosas de Marx, pero casi nunca que fue parte del «cuarto poder».

James Ledbetter piensa que esto es un error. Editor de un libro de 2008 dedicado a la actividad periodística de Marx, titulado Dispatches of the New York Tribune, Ledbetter argumenta de manera  sugerente que deberíamos definir en Marx antes que nada como un periodista. En esta entrevista, realizada por Steven Sherman, Ledbetter discute el contenido y el significado de la larga carrera periodística de Marx.

SS

Tal vez lo más sorprendente de estos escritos es que Marx los publicaba en un diario de Estados Unidos. ¿Cómo entró el autor de El capital en esta fase de su carrera?

JL

Marx fue periodista durante casi toda su vida adulta. Empezó en 1842 escribiendo para el Rheinische Zeitung, y en 1848 fundó su propio diario. Consiguió trabajo en el New York Tribune porque en 1848, en Colonia, conoció a un editor estadounidense, Charles Dana (que más tarde trabajó en el New York Sun). Pocos años después, Dana le pidió a Marx que colaborara con el Tribune con algunos artículos sobre la situación en Alemania.

Pienso que Marx y Engels veían el New York Tribune como un medio de publicitar sus ideas y de influir en el debate con un gran número de lectores; también hay que recordar que Marx necesitaba el dinero. Si dejamos de lado los «préstamos» constantes de Engels, el cobro por los artículos del Tribune fue el ingreso más regular que Marx tuvo en toda su vida.

SS

¿Qué podemos decir del diario en el que publicaba, el New York Tribune?

JL

El New York Tribune fue fundado en 1841 por Horace Greeley, y rápidamente se convirtió en el diario más grande del mundo (con una tirada de doscientos mil ejemplares durante el período en el que Marx colaboraba) y en el órgano de prensa más comprometido con la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. Tenía una serie de innovaciones, como por ejemplo, la primera sección regular de reseñas literarias, y muchos corresponsales extranjeros, entre los que estaba Marx.

A fines de los años 1850, el diario empezó a sufrir dificultades financieras, y cuando estalló la guerra de Secesión hubo muchas discrepancias entre sus directores a la hora de apoyar la guerra y  de apoyar a Lincoln (Dana, el editor de Marx, abandonó el diario durante este conflicto).

SS

¿Por qué Marx, que vivía en Londres, no escribía en un diario británico?

JL

Escribía con cierta regularidad en el People’s Paper, diario británico vinculado con el movimiento cartista, pero casi siempre esos artículos eran adaptaciones de material que había publicado en otra parte, como en el New York Tribune. En cuanto a los diarios del establishment británico, no creo que tuviera mucho interés en colaborar con ellos.

SS

En esa época, ¿Marx era conocido como el escritor del Manifiesto del Partido Comunista? ¿Tenemos algún registro de cómo leía sus artículos el público estadounidense?

JL

Este es un punto fundamental. Pese a muchos intentos, no se publicó ninguna traducción inglesa del Manifiesto antes de 1888, cinco años después de la muerte de Marx. (Un desconocido diario británico publicó una traducción antes, pero me cuesta imaginar que la hayan leído más que un pequeño número de estadounidenses).

Este retraso en la traducción ocurrió con la gran mayoría de los escritos largos de Marx. Tal vez ciertos lectores estadounidenses, los que sabían alemán, conocieran el Manifiesto y los escritos filosóficos de juventud de Marx, pero insisto en que tienen que haber sido muy pocos. Por lo tanto, el Karl Marx que leían la mayoría de los lectores del New York Tribune no tenía ninguna reputación previa.

SS

¿Qué pensaba Marx del periodismo?

JL

Los artículos que Marx publicaba no se parecen a casi nada de lo que hoy se publica en los medios, y en muchos sentidos no se parecen a lo que se publicaba en los diarios estadounidenses en el siglo diecinueve.

Quiero decir que no contienen prácticamente nada de lo que hoy denominamos «información»: no tienen relatos de primera mano de acontecimientos grandes o pequeños, no son entrevistas ni tienen fuentes, oficiales ni de ningún tipo. Son ensayos críticos elaborados, como una buena parte del trabajo de Marx, con materiales de investigación que estaban disponibles en la British Library.

Esto no significa que los artículos de Marx no fueran actuales. En efecto, respondía a la exigencia de escribir lo más al día que fuera posible y en ese sentido solía incluir hasta los últimos chismes que recibía por medio de su correspondencia personal o que leía en el diario de esa mañana (todo lo cual suena un poco raro hoy porque sus artículos viajaban a Nueva York en barco, y por lo tanto eran publicados generalmente diez o quince días después de haber sido escritos).

Pero el enfoque básico de Marx en su columna del New York Tribune era tomar un acontecimiento que estaba en las noticias —unas elecciones, una revuelta, la segunda guerra del opio, el estallido de la guerra de Secesión— y tamizarlo hasta reducirlo a una cuestión fundamental de política o de economía. Y cuando llegaba a ese punto, emitía su juicio.

En este sentido, el periodismo de Marx recuerda a los textos que publican hoy las revistas de opinión, y no es difícil ver una línea directa que conecta la escritura periodística de Marx con cierta escritura tendenciosa sobre asuntos públicos que definió en gran medida el periodismo político (especialmente en Europa) durante el siglo veinte.

SS

Algunos de los temas que analizan los escritos compilados en el libro resuenan con acontecimientos contemporáneos: libre mercado, justificaciones de la guerra, el impacto del colonialismo. De hecho, algunos de los medios mencionados, como The Economist, son los mismos.

También podríamos decir que la escena política contemporánea de los movimientos sociales es en cierto sentido similar a la de Marx: tenemos muchos focos de conflicto y de malestar en vez de un movimiento disciplinado y fácilmente identificable que avanza o retrocede. ¿Qué pensaba Marx del tema del libre mercado? ¿Y de las guerras británicas contra China? ¿Y del malestar en Europa y las consecuencias del colonialismo en la India?

JL

El «libre mercado» era prácticamente la ideología económica dominante en Europa en la primera mitad del siglo diecinueve, cuando la obra de Adam Smith estaba siendo traducida a varias lenguas, los gobiernos empezaban a experimentar con las reducciones de tarifas y una clase burguesa en ascenso afirmaba su influencia económica y política. Una buena parte de la escritura económica de Marx de este período estaba dedicada a exponer lo que percibía como falencias del pensamiento de libre mercado, unas más obvias y otras más difíciles de descubrir. Según Marx, el capitalismo en su conjunto estaba destinado a fracasar, y por lo tanto, la redistribución de la riqueza generada por la adopción de las políticas d libre mercado era, en el mejor de los casos, un fenómeno temporario, y en el peor profundizaría y expandiría los efectos de la pobreza en ciertos países y en segmentos de la población que estaban en el eslabón más frágil de la cadena del mercado.

Esta perspectiva influyó enormemente en su opinión sobre las acciones británicas en China y en India. Según Marx, el comercio de opio —que creció mucho a fines del siglo dieciocho y principios del siglo diecinueve— era necesario para apoyar una economía británica más bien inestable. Marx pensaba literalmente que la corona británica (que actuaba junto a la Compañía Británica de las Indias Orientales) estaba forzando a los indios a cultivar opio y forzando a los chinos a hacerse adictos, todo en nombre del libre mercado.

En cuanto a los levantamientos, tu pregunta indica bien algo que amablemente podríamos definir como una «tensión», y no tan amablemente como una «contradicción» en la escritura de Marx. Estoy convencido de que la derrota de la revolución de 1848 en Francia y en todas partes fue el acontecimiento político más significativo de la vida de Marx antes de la fundación de la Primera Internacional y de la Comuna de París de 1871. Después de 1848, Marx entendió el poder de la contrarrevolución, y comenzó a pensar que los sistemas de gobierno y económicos existentes no podían ser derrocados hasta que un proletariado organizado y bien informado se movilizara con ese fin. Como quedó claro con cada año que pasó, en muchos países faltaban décadas para llegar a este tipo de organización.

Y, sin embargo, cuando leemos los artículos de Marx del New York Tribune, percibimos la urgencia, el entusiasmo —casi la impaciencia— que atraviesa sus descripciones de algunas insurrecciones y crisis en Europa y en India. A veces escribía como si un aumento particular del precio de los granos, o una pequeña pelea con las autoridades en Grecia, fueran a convertirse en la chispa de la revolución. Y no podemos culparlo por ese sentimiento: después de todo, durante este período las cabezas coronadas de Europa estaban cayendo y ciertas situaciones abrían la posibilidad de revoluciones, aunque fueran liberales. Pero hay momentos en que Marx parece perder su disciplina de pensamiento, y otras veces parece contentarse con repetir la tautología de que la revolución solo ocurrirá cuando las masas estén listas aunque no podemos saber si están listas hasta que hagan una revolución.

SS

En tu libro escribiste que, teniendo en cuenta la trayectoria del marxismo del siglo veinte, la perspectiva que Marx tenía de Estados Unidos es bastante sorprendente. ¿En qué sentido? ¿Qué pensaba de la guerra de Secesión y de la cobertura británica del conflicto?

JL

No tengo registro de que Marx haya escrito un ensayo único que sintetizara lo que pensaba sobre Estados Unidos. Por eso hay que inferir esta opinión a partir de los ensayos que escribió durante la Guerra Civil, como así también de ciertos hechos, como que firmó una carta de la Asociación Internacional de Trabajadores, dirigida a Abraham Lincoln, felicitándolo por su reelección de 1864. También hay que recordar que Marx nunca visitó Estados Unidos.

Sin embargo, está claro que Marx se sentía atraído por al menos dos aspectos de la vida estadounidense: la ausencia de monarquía y la ausencia de una aristocracia estable. Marx seguía con entusiasmo la política de Estados Unidos, y creía que la fundación del Partido Republicano y la elección de Lincoln eran acontecimientos fundamentales que trastocarían la historia del país.

Sus repetidos ataques contra la cobertura británica de la guerra de Secesión obedecían a que la consideraba plagada de hipocresía. La industria textil era un enorme motor de la economía británica (después de todo, era el rubro de Engels), y dependía del algodón barato del sur esclavista de Estados Unidos. Y cuando la prensa británica criticaba a Lincoln por ser demasiado radical o por no serlo (una observación común era que el norte no estaba intentando abolir realmente la esclavitud, sino simplemente proteger los derechos a tener esclavos en los estados donde existían), Marx atacaba estos argumentos como un mero envoltorio destinado a conservar los precios bajos del algodón.

SS

¿Estos escritos están destinados a cambiar lo que pensamos de Marx?

JL

En cierto sentido. Por un lado, está el hecho de que los lectores de los escritos filosóficos y económicos de Marx podrían concluir que Marx era un pensador abstracto, interesado especialmente en la teoría y alejado de los asuntos más inmediatos que lo rodeaban. Por supuesto, Marx era más abstracto que muchos intelectuales, pero creo que estos escritos demuestran que estaba apasionadamente comprometido con los detalles —incluso las minucias— de la vida pública del siglo diecinueve. En efecto, muchos investigadores argumentan que el compromiso periodístico de Marx afectó considerablemente sus obras más grandes, y creo que es una línea que vale la pena indagar.

En segundo lugar, es común que los lectores contemporáneos de Marx retraten su propia línea de pensamiento como objetiva y científica, y separada de los afectos y del moralismo que motiva a los liberales y a otros. Hay algo cierto en este, y definitivamente Marx en otros contextos definió su trabajo como afín al método científico. Sin embargo, si leemos este compilado de artículos buscando la escritura más apasionada y persuasiva, nos damos con que generalmente responden a una causa que al menos aparentemente parece responder a imperativos morales: terminar con la esclavitud, terminar con el comercio de opio y con la adicción, garantizar que las personas comunes participen del gobierno y terminar con la pobreza. No es original decir que Marx está habitado por la aparente contradicción entre definir la historia como el resultado inevitable del conflicto de fuerzas internacionales y tratar de estimular a las personas para que tomen la historia en sus manos (es lo que cabe denominar como falacia del determinismo). Como mínimo, estos escritos muestran que Marx no estaba cómodo con la idea de sentarse a esperar que la historia siguiera su curso: se sentía compelido a persuadir, a utilizar las noticias periodísticas como evidencia de que su concepción del mundo era la más adecuada.

Esto nos lleva a un último punto. Hoy estudiamos a Marx como teórico económico, como pensador político, y hasta cierto punto, como historiador y filósofo. Todas estas categorías son válidas, pero la lista es incompleta. El registro histórico sugiere que existe otra: deberíamos estudiar a Marx como escritor profesional, como periodista. El compilado que edité en Penguin Classics es apenas una muestra. En total, Marx escribió —con ayuda de Engels— cerca de quinientos artículos para el New York Tribune, que en conjunto hacen siete tomos de las obras completas de estos dos hombres. Y también creo que comprender la carrera periodística de Marx nos acerca más a entender la importancia de la retórica en su obra.

Cierre

Archivado como

Publicado en Alemania, Entrevistas, Historia, homeCentro, Ideas and Revolución

Ingresa tu mail para recibir nuestro newsletter

Jacobin Logo Cierre