Entrevista por Nicolas Allen y
Santiago Roggerone
Desde hace tiempo considerado un objeto de fascinación, nicho de corrientes trotskistas y de coleccionistas de marginalia de izquierda, el posadismo reapareció en los últimos tiempos y ganó audiencia entre jóvenes aficionados de los memes políticos. A simple vista, se trata de una secta política como cualquier otra, aunque las afirmaciones dogmáticas y altisonantes de J. Posadas por cierto son fuera de serie: apocalipsis nuclear, salvación extraterrestre y comunicación entre especies son algunos de los motivos que recorren el pensamiento del dirigente trotskista argentino. ¿Por qué tomarse en serio semejante locura?
Con el fin de esbozar una respuesta, el periodista e investigador norteamericano A. M. Gittlitz ha escrito I Want to Believe: Posadism, UFOs and Apocalypse Communism («Quiero creer: posadismo, platillos voladores y comunismo apocalíptico»), libro publicado por la editorial británica Pluto Press a comienzos de 2020.
En base a material de archivo revelador y entrevistas realizadas a antiguos y actuales militantes de la corriente, el autor reconstruye la historia de una de las organizaciones trotskistas más singulares del siglo pasado y explica por qué hoy continúa despertando tanto interés entre jóvenes (y no tan jóvenes). Al tiempo que pone en contexto y traza la genealogía de sus extravagantes ideas sobre la vida extraterrestre o la guerra nuclear, Gittlitz señala que la fascinación inspirada en la estrafalaria figura de Posadas tiene que ver con cuestiones que tocan una fibra intima de la izquierda posrevolucionaria. En ese sentido, Gittlitz sostiene que el optimismo revolucionario extremo de Posadas desencaja y pone en crisis a unos tiempos caracterizados por el señoreo del realismo capitalista y la cancelación del futuro en cuanto tal.
Nicolas Allen y Santiago Roggerone conversaron con Gittlitz sobre la historia militante y extraña segunda vida del más enigmático dirigente marxista del siglo XX.
NA / SR
No todos en la izquierda latinoamericana están familiarizados con J. Posadas o con el fenómeno político conocido como posadismo. ¿Qué deberíamos saber sobre Posadas como persona y sobre el posadismo como movimiento?
AMG
Posadas fue el nombre del movimiento de Homero Cristalli, quien nació en Buenos Aires en 1912 en una familia de zapateros procedente de Matera, Italia. Desde sus orígenes en la Juventud Socialista, se sumó a las filas del trotskismo y, en 1947, organizó su fracción propia en el Grupo Cuarta Internacional. En 1952, el Secretario Internacional Michel Pablo reconoció a Posadas en lugar de Nahuel Moreno como secretario del Buró Latinoamericano de la Cuarta Internacional y a su GCI como la delegación oficial en Argentina. A lo largo de la década del 50, el BLA fue expeditivo para diseminar nuevas delegaciones por el continente, principalmente en Brasil, pero Posadas nunca fue considerado seriamente por el movimiento internacional como un intelectual. Entre 1961-62, su fracción fracasó en el intento de conducir la Internacional y el BLA se dividió, dando paso a la formación de la «Cuarta Internacional Posadista».
Si bien Adolfo Gilly, Guillermo Almeyra, Alberto Sendic y otros militantes intelectuales de peso jugaron un rol central en la división, la organización se estructuró «monolíticamente» en torno a Posadas, lo cual permitió que parte de su idiosincrasia extrema se volviera evidente. Un elemento fundamental que era común a todos era la creencia de que el capitalismo colapsaría en cualquier momento y los Estados imperialistas lanzarían una tercera guerra mundial de carácter nuclear antes de que ello sucediera. Al sobrevivir esta guerra, los Estados obreros serían capaces de construir finalmente el comunismo siguiendo los consejos de los posadistas. Esta adaptación extrema de la orientación de Pablo de los 50 era, por lo tanto, idiosincrásica. El chovinismo condujo al movimiento a una etapa de guerrilla en México, Guatemala y Brasil que generó una dura represión y la denuncia de Castro a mediados de los 60. Muchas delegaciones pasaron a la clandestinidad y sus militantes fueron encarcelados, torturados y asesinados. Posadas mismo se tuvo que exiliar en Roma en 1968.
Desde entonces, el posadismo se desmoronó y se convirtió en una secta que rendía culto a un líder. Aunque su ensayo sobre los ovnis sea su texto más famoso, también estuvo obsesionado con los delirios de grandeza, la crianza de niños, la mortalidad revolucionaria, la vida comunitaria y fuertemente disciplinada, y la moralidad sexual. Buena parte de su núcleo de intelectuales fue expulsado por varias faltas de disciplina sexual a mediados de los 70, lo cual hizo que en los últimos años de Posadas quedara solo un puñado de jóvenes europeos. En 1981, murió de un ataque cardíaco en Roma.
NA / SR
¿Cómo se decidió a escribir un libro sobre Posadas?
AMG
El proyecto comenzó como un relato satírico y conspiratorio de ciencia ficción; una especie de trilogía Illuminatus comunista. Sin embargo, a medida que investigaba, me daba cuenta de que los posadistas tenían un sentido histórico más allá de los memes de extraterrestres, los delfines y las guerras nucleares. Habían sido militantes de peso en los movimientos obreros de Argentina, Uruguay y Brasil, lideraron la guerrilla MR-13 en Guatemala, lucharon en la Revolución Cubana y lograron influir a Castro en el surgimiento del Estado revolucionario. Hay muy poco material disponible que se haya escrito sobre sus políticas y logros reales, y no hay prácticamente nada en inglés.
En el ascenso y declive del posadismo, como también así del trotskismo y del leninismo, pude ver el desolador arco narrativo del siglo XX en su totalidad. Posadas creció en los barrios populares de Buenos Aires. Sus padres eran obreros anarquistas y vio desde su ventana los eventos cuasirrevolucionarios de la Semana Trágica en 1919. Era un militante dedicado de la Juventud Socialista a quien el trotskismo sumó a sus filas debido a su entusiasmo por la fuerza revolucionaria de la Guerra Civil Española. Una militancia incansable hizo crecer a su movimiento hasta mediados de los 60, cuando las aventuras de la guerrilla, los regímenes militares anticomunistas y su estilo de liderazgo autoritario llevaron a una degeneración del movimiento y lo redujeron a una pequeña secta de culto.
Por ello quise utilizar el misterio humorístico alrededor de Posadas para hacer una introducción a ese relato de lo que ocurrió con el socialismo revolucionario y proponer algunas ideas de lo que se hizo mal y de qué modo comenzar de nuevo.
NA / SR
Su trabajo aporta claridad a la génesis de las ideas de Posadas respecto de los ovnis, como así también a cuestiones relacionadas con el «cosmismo» de izquierda. ¿Podría explayarse sobre el contexto social y cultural más general que influyó dicho aspecto en Posadas?
AMG
El famoso ensayo de Posadas sobre ovnis de 1969 fue, en verdad, una respuesta que apuntaba a dirimir una disputa interna hacia el núcleo intelectual del movimiento.
El verdadero experto en ovnis del movimiento era Dante Minazzoli –por entonces líder del Buró Europeo– quien había impulsado la idea desde 1947, luego de que el incidente Roswell y el avistamiento del platillo volador por parte de Kenneth Arnold fueran noticia en todo el mundo. Minazzoli creía que no era mera coincidencia de que los extraterrestres vinieran en el período de posguerra cuando –según las creencias del trostskismo– la humanidad estaba al borde de una revolución socialista internacional o bien de una Tercera Guerra Mundial apocalíptica. Los ovnis eran, pues, observadores extraterrestres a la espera de que podamos hacer un progreso suficiente como para incluirnos en la comunidad galáctica. Un tiempo después, le fue prohibido hablar sobre el tema, pero nuevamente lo impulsó en los 60.
Guillermo Almeyra, otra figura clave en el movimiento (quien falleció el año pasado), siempre se opuso a dichas cuestiones por considerar que eran especulaciones sin sentido. El ensayo de Posadas busca reconciliar ambos, al afirmar que los ovnis son reales y que se trata de extraterrestres con tecnología y civilización de avanzada que podrían ayudarnos a alcanzar el socialismo si nos pusiéramos en contacto con ellos, lo cual deberíamos esforzarnos por lograr. Advertía, no obstante, que no deberíamos preocuparnos demasiado sobre quiénes son o cómo viven, dado que tenemos todo lo que necesitamos en la Tierra para construir el socialismo hoy.
No estoy seguro si Posadas sabía acerca de Carl Sagan y su libro de 1966 Vida inteligente en el universo, escrito junto con el astrónomo soviético Iosif Shklovksy. Allí se realizaba el mismo planteo en términos puramente científicos, lo cual generó una serie de Búsquedas de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) que incluyeron matrices de telescopios y los discos de oro de las sondas Voyager.
Es probable que solo haya conocido a Bogdanov a través de la polémica que Lenin le planteó en su obra Materialismo y empiriocriticismo. La tendencia cosmista del bolchevismo, surgida tras la expulsión del partido de Bogdanov, promovía la exploración espacial y el desarrollo de relaciones políticas con extraterrestres. Si bien dicha tendencia era muy poco conocida por aquel entonces, logró influir a Sergei Korolev para dar inicio al programa espacial soviético.
NA / SR
Al escribir sobre Posadas, tuvo que realizar un estudio sobre el trotskismo latinoamericano y, en especial, el argentino. ¿Tiene alguna hipótesis sobre la presencia peculiarmente intensa del trotskismo en Argentina? ¿Cree que se trata de un «accidente» que algunos de los trotskistas más importantes del siglo XX –claramente Posadas y Moreno, pero también Fossa, Justo, Ramos, Peña o Frondizi– tuvieran su origen en ese país sudamericano? En pocas palabras, ¿por qué cree que alguien como Posadas y el fenómeno del posadismo nacieron en Argentina?
AMG
Me gusta pensar que Argentina cumple un rol protagonista en el libro. En la introducción, me detengo en su colonización prematura, en su proceso de limpieza étnica, en la oleada de inmigración a mediados del siglo XIX y en cómo, a inicios del nuevo siglo, era un país cuyo origen estaba significativamente en el extranjero. Como parte de dicha oleada llegaron los padres de Posadas, quienes se convirtieron en militantes de la organización anarcocomunista FORA entre 1900 y 1910. El nacionalismo argentino tenía que crearse como una reacción a la fuerza del anarquismo y la emergencia del comunismo revolucionario en la década siguiente. Si bien la Segunda, Tercera y Cuarta Internacional vieron en Argentina la mejor opción para liderar una revolución continental, durante el próximo medio siglo, los trabajadores argentinos lucharon por recuperar esa posición pero fueron cooptados completamente por el peronismo.
El trotskismo argentino se formó, en realidad, en el período de posguerra, cuando Perón llegó al poder. Los partidos Comunista y Socialista se vieron fuertemente deslegitimados por su oposición a Perón, y tanto Posadas como Moreno capitalizaron la situación al convertirse en excelentes dirigentes dentro de la CGT peronista. Hacia fines de los 50 y durante los 60, contribuyeron a darle un impulso más radicalizado a la izquierda peronista. Cuando retornó la democracia tras el Proceso de Reorganización Nacional, el trotskismo de Moreno nuevamente tuvo una posición singular como una alternativa de izquierda no peronista. Los posadistas, por otro lado, intentaron armar frentes de unidad entre comunistas y peronistas de izquierda, y terminaron siendo el único espacio trotskista que apoyó al kirchnerismo.
Podría decirse que el modelo exitoso del trotskismo en América del Sur, no obstante, estaba en Bolivia, donde no había un partido Comunista o Socialista fuerte al darse la Revolución Nacionalista en 1952, dado que la línea marxista ortodoxa era que el capitalismo necesitaba pasar a una etapa de proletarización del campesinado y de las poblaciones indígenas. Una pequeña organización trotskista del Buró Latinoamericano de Posadas logró tener allí una influencia enorme en el movimiento obrero y en el gobierno revolucionario; se trataba de una pieza pequeña que hacía mover el gran engranaje de la política nacional.
NA / SR
Usted menciona a Nahuel Moreno. Moreno solía referirse a su corriente política como trotskismo bárbaro. De alguna manera, la idea de un trotskismo que no sea eurocéntrico también describe al posadismo. ¿Le parece que los sectores de izquierda por fuera de América Latina se sienten atraídos por este aspecto del posadismo? Y si así fuera, ¿qué posibles lecciones les puede brindar?
AMG
A fines de los 50, cuando las coaliciones de izquierda estaban dando la pelea en Europa, en Algeria, Cuba y Vietnam se estaban levantando insurrecciones socialistas frente a las potencias imperialistas. Posadas planteaba que los europeos no comprendían del todo la importancia de las revoluciones coloniales, por lo que la conducción de la Internacional debía establecerse por fuera del núcleo imperialista, preferiblemente con él y su equipo en Montevideo. Asimismo, planteaba que la dirigencia europea de la Internacional (Livio Maitan, Ernest Mandel y Pierre Frank) tenía una actitud ignorante y patriarcal hacia América Latina al suponer que eran todos unos salvajes. Esto despertó mucho interés entre ciertos jóvenes de izquierda en Europa que se imaginaban a Posadas como a un Guevara trotskista, sin miedo a que desatar guerras de guerrilla a las puertas del imperio nuclear estadounidense.
Pero la Revolución Cubana no se replicó en un país tras otro, tal como Posadas había pronosticado, ni tampoco estalló la tercera guerra mundial nuclear. En 1965, Castro denunció a Posadas por afirmar que los comunistas habían asesinado a Guevara y que la distensión con los Estados Unidos durante la crisis de los misiles significó una derrota. Los cuadros jóvenes cercanos a la Internacional Posadista comenzaron a desertar, quejándose de los errores de Posadas y de la estructura partidaria monolítica mientras se consolidaba la represión.
Hacia fines de los 60, Posadas le dio una nueva orientación a la energía que había puesto en la construcción de partidos de trabajadores y se dispuso a hacer entrismo en partidos comunistas y en frentes de unidad. Expulsó a su núcleo intelectual y los reemplazó por jóvenes europeos que apenas habían leído algo de Trotsky, Lenin o Marx. Sus textos se orientaban menos a campesinos y obreros que a dirigentes de los Estados obreros y a sus ejércitos. Aun así, si bien su movimiento se volvía cada vez más irrelevante, las sensibilidades cósmicas y new age –por las que hoy se lo admira a Posadas– provienen, en su mayoría, de este período de una fe completa en los poderes superiores que ponen en marcha la historia.
NA / SR
Uno de sus argumentos centrales es que la fascinación actual con Posadas tiene que ver con un deseo simultáneo por –y una incapacidad para creer en– cualquier tipo de proyecto emancipatorio: cuando no se puede creer en nada, ¿por qué no creer en la visión utópica más extravagante? ¿Podría explicar esto un poco más?
AMG
El marxismo revolucionario le exige mucho a sus adeptos. No se trata solo de militar contra las bases de la sociedad, sino que se lo debe hacer con la creencia de que un ataque desestabilizador que genere caos y violencia incalculables podrá ofrecer un mejor futuro a la humanidad. Hoy en día, eso parece algo que solo podrían creer jóvenes idealistas en la universidad o algún trastornado nihilista y, aun así, un siglo atrás, millones en todo el mundo lucharon y murieron por esa creencia. Sin embargo, el capitalismo nunca colapsó y el «socialismo realmente existente» resultó ser un conjunto de dictaduras burocráticas aisladas, lo cual hizo que cada vez menos personas se sientan convocadas a tomar el riesgo.
En la actualidad, vemos cómo se genera cada día más caos y violencia alrededor nuestro, pero ni una vía legal que le otorgue estabilidad a la democracia liberal ni el modelo revolucionario marxista-leninista ortodoxo parecen convincentes. El resultado es que los jóvenes revolucionarios, que no tienen interés alguno en salvar este planeta, son libres de imaginar una sociedad comunista futura en cualquier forma que quieran: un comunismo espacial con lujos plenamente automatizados, un fourierismo decolonial y queer, etc. No importa si estas ideas son impracticables, ya que lo mismo sucede con Medicare para todos, el Green New Deal o el redireccionamiento de fondos asignados a policías para reconstruir la infraestructura y viviendas públicas, considerados también sueños imposibles, en tanto que Trump anuncia una Fuerza Espacial y Elon Musk promete la salvación mediante la minería de asteroides.
Pero así como las ideas más extravagantes de Posadas emergieron cuando su movimiento se alejaba de su base proletaria, imagino que el entusiasmo satírico y neoposadista de la izquierda virtual por las utopías caricaturescas va a desaparecer si la lucha revolucionaria regresa al sentido común. Quienes en Estados Unidos llaman a abolir la policía y las cárceles, por ejemplo, se están convenciendo de que, para deshacerse realmente de la policía, se debe enfrentar a la sociedad de clases y que «Black Lives Matter» ha pasado de ser un movimiento que lucha por derechos civiles básicos a uno que se opone al capitalismo racial en sí mismo.
NA / SR
De algún modo, si observamos algunos debates de la izquierda en el Norte Global en torno al aceleracionismo o el caucus informal posadista entre los Socialistas Democráticos de América (DSA, por sus siglas en inglés), parecería ser que el posadismo puede tener implicaciones políticas reales. ¿Cómo ubicaría al posadismo dentro de ese debate político y cultural más general de la izquierda contemporánea?
AMG
El posadismo no se toma en serio en esos ámbitos. Es de lo que se ríen en la izquierda como una forma de distenderse ante los debates reales. Cuando sí aparece, como en el caso del caucus posadista del DSA o con la convocatoria de la Liga Intergaláctica de Trabajadores a marchar el Primero de Mayo, existen como una especie de espejo deformante de las tendencias de la izquierda contemporánea más catastróficas, de culto o de un juego de roles en vivo.
Si bien esto puede sonar ofensivo o irónico, me parece que hoy existe para quitar a la izquierda de un lugar nostálgico en su deseo por recrear el pasado. Marx se refiere a dicho juego de roles en El 18 brumario, cuando dice que los revolucionarios se visten como figuras revolucionarias del pasado con la esperanza de aprender a pensar alternativas nuevas. Me parece que todavía falta ver de qué modo la popularidad irónica del posadismo impacta realmente, pero queda claro que muchos de quienes están incorporándose a la política desde la izquierda en la actualidad lo están haciendo a través de memes, por lo que es razonable esperar que los líderes revolucionarios del futuro, dentro de diez o veinte años, se puedan considerar irónicamente, a sí mismos, como los «posadistas» de hoy.
NA / SR
Tal como dijo, el posadismo nos exige considerar la interacción entre la cultura virtual de memes y el pensamiento de izquierda. ¿Pondría al lado del posadismo alguna otra subcultura marginal en línea de izquierda como los tankies? ¿Qué nos dice el posadismo sobre esta nueva «ecología de los medios» en su relación específica con la izquierda?
AMG
No creo que el neoposadismo tenga algo que ver con los «tankies», si por eso te refieres a una lealtad a regímenes autoritarios «antiimperialistas» como los de Corea del Norte, China, Rusia, Siria, etc. Sin embargo, el posadismo histórico, de los 70 hasta hoy, es quizás la más «tankie» de todas las tendencias trotskistas. Posadas mismo creía ser un pensador influyente en lo que él consideraba que sería una nueva Internacional de carácter informal de Estados comunistas y obreros; y su valoración de dichos Estados era mucho más amplia que cualquier otra tendencia trotskista. Por ejemplo, los posadistas actuales consideran a la Rusia de Putin como un Estado obrero; recibieron a un representante de la embajada rusa en una celebración del centenario de la Revolución Rusa y, para tal ocasión, lanzaron un periódico en el que incluyeron textos de Lenin, Trotsky, Posadas y Putin.
Quienes se identifican como «neoposadistas», no obstante, suelen cambiar rápidamente de tendencias como si fueran géneros musicales raros. Más allá de cuan efímeros puedan ser dichos intereses, me interesa saber por qué algunos llegan a identificarse con esta corriente. Suele haber una cierta excitación perversa en que alguna vez haya existido un movimiento que recibió de brazos abiertos al abismo de la guerra mundial y la catástrofe con la certeza de que habría algo mejor en el otro lado. Los extraterrestres son auxiliares para una garantía «deus ex-machina» de que vendrá la salvación y los delfines son un símbolo de la unidad cósmica que emergerá cuando la humanidad no esté más alienada de este lugar en la naturaleza y del cosmos.