Vástago de la derecha mexicana, Nicolás Medina Mora promete una ventana a la élite del país en su debut en la autoficción, América del Norte. Si realmente hubiera sido así, el libro sería fascinante. En cambio, se enreda en reflexiones sobre la blancura.
Notas publicadas en Ideología
Con la llegada de Donald Trump al poder, varias facciones del Partido Republicano compiten por imponer su dominio. Entre ellas están los «Groypers», el ala más derechista de la coalición, que busca que el partido adopte una agenda abiertamente nacionalista blanca.
La prohibición de TikTok tiene que ver con la hegemonía tecnológica de Estados Unidos, no con la seguridad nacional ni con la protección de los datos de los estadounidenses, que las empresas de redes sociales locales se dedican a recopilar y vender.
Como alternativa a las películas de las grandes franquicias que dominan la taquilla, The Order es un drama eficaz y emocionante sobre la persecución del FBI a nacionalistas blancos a principios de los años ochenta.
Hay muchas catástrofes reales en el mundo actual. Pero desde la escalada militar hasta las fantasías de deportación masiva, los derechistas prometen a sus seguidores catástrofes mejores: aquellas en las que ellos están al mando.
En enero de 1918 tuvo lugar en Moscú uno episodio tan poco conocido como bizarro: un proceso judicial contra Dios, que era acusado de crímenes contra la humanidad. La sentencia fue unánime, y se lo condenó a muerte por fusilamiento.
Detrás de la confusión y los debates en torno al fascismo subyace una simple verdad: se trata de un juego de poder dirigido por las élites económicas. Los comunistas reconocieron que la fisonomía del fascismo está determinada por la dinámica de clases.
La victoria de Donald Trump en las urnas inevitablemente reabrirá el «debate sobre el fascismo». Pero, ¿encaja realmente en el perfil fascista un populista cuyo atractivo es transversal a diversos grupos?
El gobierno de Giorgia Meloni pisotea las más básicas normas democráticas. Esto no se debe únicamente a las raíces fascistas de su partido, sino que es el punto final de un largo proceso que ha puesto las decisiones económicas clave fuera del control popular.