En 1945, Brasil atravesaba una época de agitación política a partir de la reciente caída del Estado Novo de Getúlio Vargas y la restauración del régimen democrático. En este contexto tuvo lugar uno de los acontecimientos más insólitos de la historia del fútbol brasileño: Corinthians y Palmeiras, dos de los mayores rivales del deporte nacional, se unieron bajo una bandera común y organizaron un evento multitudinario con el objetivo de recaudar fondos para el Partido Comunista.
Durante el Estado Novo, el Partido Comunista pasó años proscrito y muchos de sus militantes fueron perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados. Aquel fue un periodo oscuro para los militantes comunistas en Brasil, ya que además de la violencia física, el país fue bombardeado durante décadas por propaganda anticomunista que apuntaba a desmovilizar a la clase obrera.
Una de las principales características del gobierno de Vargas fue la organización de los sindicatos como aparatos del Estado. En otras palabras, aunque los sindicatos ganaron mucha fuerza en aquella época, eran controlados por interventores del gobierno federal. Para contrarrestar esta situación surgió el Movimiento Unificador de los Trabajadores (MUT), una organización con reivindicaciones izquierdistas ideada como medio para participar de las elecciones sindicales y servir de base sindical del Partido Comunista.
En 1945, el partido necesitaba recaudar 750.000 cruzeiros antes de diciembre, que era cuando tendrían lugar las elecciones federales. Así es que el MUT comenzó a organizar acciones para recaudar fondos para que el recientemente legalizado comunismo pudiera dar la batalla en el terreno institucional. Con el objetivo de ayudar al partido a reorganizarse tras el fin de la dictadura y prepararse para las próximas elecciones surgió la idea de reunir a dos de los clubes más populares del país, el Corinthians y el Palmeiras, en un partido benéfico cuya recaudación se destinaría a la campaña.
El partido, que pasó a la historia como el Jogo Vermelho, se programó para el 13 de octubre de 1945 en el estadio Pacaembú de São Paulo. El evento, que además del partido de fútbol incluía actuaciones artísticas, fiestas, exposiciones de arte y cenas benéficas, fue un éxito financiero y recaudó casi 115.000 cruzeiros, suma que fue crucial para que el partido cumpliera su objetivo.
Aquel partido histórico se saldó con una victoria del Palmeiras por 3-1, en un clásico que fue muy reñido e incluso violento, según los periódicos de la época. Más allá del campo de juego, el evento fue clave para recomponer la imagen del Partido Comunista entre el pueblo brasileño, que había pasado los últimos quince años bajo una intensa propaganda anticomunista. Esta iniciativa, así como el movimiento que la impulsó, ayudó al partido a conseguir que Luis Carlos Prestes fuera elegido Senador por Río de Janeiro y a obtener otros catorce diputados federales, entre ellos Carlos Marighella y Jorge Amado.
A mediano plazo, sin embargo, no pudo revertir la suerte de la política institucional del Partido Comunista Brasileño. Solo un par de años más tarde, en 1947, Eurico Gaspar Dutra se convertiría en presidente de la República y el Partido Comunista volvería a ser ilegalizado y todos sus representantes electos inhabilitados. A pesar de ello, aquel partido pasó a la historia como la única vez que estos dos grandes rivales se unieron por una misma causa. Una causa que, además, en el contexto de la época, fue revolucionaria.