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El candidato presidencial Javier Milei se retira tras un debate presidencial el 1 de octubre de 2023, en Santiago del Estero, Argentina. (Tomas Cuesta / Getty Images)

Milei implica autoritarismo por arriba y por abajo

UNA ENTREVISTA CON

Una opción es que el gobierno de Milei tome la forma de un «thatcherismo» puramente destructivo, sin una base material de apoyo económico como la que benefició a Thatcher. Es decir, un momento de caos muy intenso, acompañado de una creciente violencia por abajo.

Serie: Elecciones Argentina 2023

Este artículo forma parte de la serie Elecciones Argentina 2023, una colaboración entre Revista Jacobin y la Fundación Rosa Luxemburgo.

Entrevista por Pedro Perucca

Dialogamos sobre el proceso electoral argentino con el historiador Ezequiel Adamovsky, quien es autor de numerosos artículos y libros sobre historia intelectual, globalización, anticapitalismo y política de izquierdas.

En la conversación con Jacobin, Adamovsky hace un repaso crítico sobre el escenario político nacional, señalando con particular preocupación lo que podría implicar un triunfo del referente libertariano Javier Milei en el segundo turno que se llevará adelante este domingo 19 de diciembre.

PP

¿Cómo estás viviendo esta campaña electoral tan particular?

EA

La verdad que con bastante angustia y preocupación. Me parece que es un momento de riesgo enorme para el futuro del país, para los movimientos sociales, para los derechos colectivos, para las garantías civiles más elementales. Se combinó una tormenta perfecta en este momento de fracaso completo del Gobierno, con una crisis económica cuyos peores efectos caen en el momento de la elección, lo que le puede abrirle camino al gobierno a La Libertad Avanza, algo que tendría consecuencias deplorables.

PP

En algún momento dijiste que uno de los factores que más te preocupaba del fenómeno de esta nueva derecha en Argentina tenía que ver con su autoritarismo, con la tendencia a tratar al otro, al que piensa distinto, como un enemigo. Y en esta campaña hemos visto ejemplos en abundancia ¿no?

EA

Es un autoritarismo en dos niveles. Por abajo, animando, empujando y fomentando expresiones de violencia de unos contra otros, donde quien se crea amenazado pueda sentirse con la autoridad para salir a hostilizar, a atacar a quien tiene un derecho más, a quien tiene un trabajo en blanco, a quien cobra un subsidio, a quien tiene un trabajo en el Estado, a quien dice algo que no le gusta … Y por otro lado, surge algo nuevo para Argentina de los últimos años, que es la conexión con la violencia más institucional, estatal. Lo que es bastante transparente en la figura de la candidata a vicepresidenta Victoria Villaruel, que no es una persona que aporte votos, ni vinculaciones políticas, sino que su único capital es la relación con las fuerzas de seguridad, lo que anticipa una intención de no escatimar en el uso de la violencia estatal.

También es una muestra de esto el hecho de que Patricia Bullrich, minutos antes del acuerdo con Milei, haya llevado al debate presidencial a un policía como Luis Chocobar, condenado por homicidio. Mandar esa señal es muy significativo.

PP

En 2020 vos ya alertabas sobre la dinámica de Juntos por el Cambio, que en su origen se presentaba como una derecha moderna y democrática, para luego rápidamente mostrar sus tendencias bolsonaristas. Ahora parece que podría quedar un sector claramente alineado con el mileismo, separado del de Horacio Rodríguez Larreta y la mayoría del Partido Radical. Aunque, claro, no se puede decir que éstos sean ajenos a las cuestiones represivas, porque ahí estuvo Gerardo Morales como candidato a vice de Larreta.

EA

Pero es incluso peor de lo que decís, porque Macri ganó en el 2015 no mostrándose como una derecha moderna sino como alguien de centroizquierda. Figuras como Federico Pinedo, Marcos Peña o Alejandro Rozichtner decían incluso que era de izquierda. Ganó travistiéndose como algo que no era y rápidamente hizo movimientos hacia la bolsonarización. Pero soy un poco escéptico acerca de que esto ya haya significado una ruptura en el PRO, que la verdad es que se pasó prácticamente en bloque al mileismo, a una velocidad pasmosa. Podría ser tranquilizador que la UCR no haya acompañado esa alianza, pero están llamando a votar en blanco e internamente admitieron a alguien como Espert, que es alguien indistinguible de Milei, aunque un poco menos desquiciado. Y el gobierno de Morales en Jujuy ha sido de un autoritarismo tremendo. Posiblemente se quiebre esa alianza, por lo menos en lo electoral, pero no me parece nada evidente que de ese quiebre vaya a salir una derecha más democrática.

PP

Retomando lo del bolsonarismo, ¿cuáles serían las coincidencias y cuáles podrían ser las diferencias de un gobierno de Milei con el proceso que encabezó Jair Bolsonaro en Brasil? Acá parece nacer con algunas debilidades, como la ausencia del importante bloque parlamentario evangélico que había en Brasil o la alineación directa de las Fuerzas Armadas…

EA

Más allá de que me cuesta imaginar cómo sería un gobierno de Milei, salvo como una especie de catástrofe, hay una diferencia que para mí es más importante, que tiene que ver con la situación económica. Los países que tuvieron líderes de este tipo, Brasil y Estados Unidos, partían de una macroeconomía ordenada, que no estaba en crisis, mientras que en Argentina atravesamos una crisis tremenda y nada indica que se vaya a resolver rápidamente. Si Milei gana imagino que podría animar una hiperinflación antes de asumir, de modo de tener las manos libres y una justificación para hacer lo que sea, pero la verdad es que me cuesta pensar qué podría hacer un gobierno suyo porque no hay base material para esa especie de thatcherismo que propone. Thatcher destruyó todo, sumió al país en el desempleo y la pobreza, hundiendo al sector industrial y al estatal, pero para abrirle las puertas al sector financiero, que estaba disponible, ya que tenía la capital financiera de Europa en su territorio. Pero en el caso argentino no hay ese margen, se trataría de un thatcherismo puramente destructivo, sin una base de apoyo económica material alternativa. Entonces me cuesta imaginarlo más que como un momento de caos muy intenso, acompañado de una violencia por abajo, que me preocupa incluso más que la que vaya a darse por arriba.

PP

La irrupción de La Libertad Avanza, incluso más allá de si pierde el segundo turno, plantea un reacomodo del escenario político, al menos respecto de cómo lo veníamos entendiendo desde el 2001 (o el 2003), no sólo por la posible ruptura de la alianza opositora sino porque también en el oficialismo hay en curso una suerte de poskirchnerismo ¿no?

EA

Sí, aunque hay algunos cambios de más larga data. Porque el corrimiento hacia el centro del kirchnerismo arrancó antes de todo esto. Como corriente ya estaba agotado en el 2015, aunque no en su capacidad afectiva o para juntar votos. Por eso decantó en un candidato como Daniel Scioli (que con mucha generosidad uno podría considerar de centro) y hoy encara su tercera elección consecutiva con un candidato más bien del centro hacia la derecha. Así que en ese plano el kirchnerismo, o el peronismo, ya se fue alineando y transformando en estos últimos tiempos. La transformación que sí me parece drástica, que marca el fin del ciclo 2001, pasa por el fin de la hegemonía del progresismo. En todas las elecciones después del 2001 (pudiendo incluir hasta el 2015, porque Macri se presentó como si fuera una persona de izquierda) si vos sumás los votos de todas las fuerzas que se presentaban o eran percibidas como progresistas, superaban el 80%. O sea, Argentina era un país sin derecha, nadie públicamente se presentaba como una opción de derecha ni era percibido como tal. Bueno, uno podría decir que eso cambió con el 2015 y decididamente con el 2019, porque ahí, a pesar del desastre de su Gobierno, Macri sacó el 40%, ahora sí presentándose como una opción bien de derecha.

PP

Respecto del oficialismo, más allá de lo insólito de que esté en carrera un ministro de Economía con un 140% de inflación, ¿cómo te parece que podría ser un gobierno de Massa? Porque hay algunos sectores que tratan de sacarle agua progresista a las piedras del massismo y anticipan que el Massa que se viene es de la rebaja del IVA, la eliminación de ganancias, etcétera, planteando una suerte de giro a la izquierda para la próxima etapa. ¿Vos cómo la ves?

EA

Bueno, un giro a la izquierda es casi impensable con Massa. Y tampoco hay base social para eso. Más en general, me parece que está haciendo una buena campaña como candidato, pero todo en el marco de lo que siempre ha ayudado al peronismo, que es el horror a lo que está enfrente. Hoy Massa tiene chances en buena medida porque está enfrentando a un cachivache.

Para mí es un enigma cómo sería su gobierno, pero imagino dos escenarios posibles: uno en continuidad con este Gobierno en un escenario de profundización de la crisis económica, lo que sería catastrófico, porque si hoy nos salvamos de la ultraderecha eso nos llevaría inevitablemente a que se imponga en la próxima. Y otro escenario, que me parece el más probable, pasa porque Massa tome en sus manos las tareas de la derecha, haciendo un ajuste y ordenando la macroeconomía, lo cual sería un gobierno de efectos y consecuencias negativas en el nivel de vida y las condiciones laborales para los trabajadores, por lo menos a corto plazo. Y si uno lo mira a largo plazo, si consiguiera ordenar la macroeconomía, que es una tarea ciclópea que no pudo hacer nadie en Argentina, tendría este merito (que no es poco) y podría entonces adueñarse de esa cucarda que reclama la derecha y con eso bloquearle el camino.

Pero el escenario es muy complicado porque la economía es un desastre, hay una deuda tremenda y es muy difícil imaginar de dónde sacaría recursos para mantener la situación bajo control mientras hace los ajustes que querría…

PP

Esto de la debacle del progresismo parece haber generado una gran orfandad política de los sectores que quieren resistir la perspectiva de un gobierno de Milei, que se han manifestado con importantes campañas de micromilitancias autoorganizadas, pero prácticamente sin ningún liderazgo.

EA

Sí, me parece que hay una vocación de una parte votante del kirchnerismo de sostener ese horizonte político que resultó atractivo en el 2011 y que luego perdió credibilidad. Es cierto que hay una orfandad, en el sentido de que no hay liderazgo que represente en esto. Quizás Juan Grabois podría ser algo así, pero no hay nada muy claro en ese sentido. Y no me canso de recordar que la gran esperanza de estos sectores en el 2015 era Florencio Randazzo, quien hoy está coqueteando con Milei. Sí, hay una orfandad muy grande. Está la figura de Axel Kicillof como recambio posible para estos sectores, pero hay que ver cómo juega en adelante.

PP

Para terminar, ¿qué opinás de los posicionamientos de la izquierda en general y, en particular, del Frente de Izquierda-Unidad?

EA

Respecto de la llamada izquierda independiente, ahora se ve con mayor claridad lo que en su momento me pareció que era un error estratégico: hacer una alianza con el PJ. Me parece que en este escenario podríamos haber tenido a un conjunto de fuerzas de izquierda que fueran referencia y no las tenemos porque están totalmente desdibujadas… En cuanto al FIT-U, no era esperable que llamaran a votar a Massa. Conozco su tradición y no podría esperarse eso. Me parece que el escenario ameritaba a convocar a un voto con desagrado a Massa, como planteó Izquierda Socialista, pero entiendo que el PTS hizo un gesto y, sin llamar a votarlo, salió a decir que no son lo mismo y en sus apariciones públicas no están cargando las tintas en contra del voto a Massa como hicieron en contra del voto a Scioli en 2015. Así que, digamos que está dentro de lo esperable. En todo caso, me alegra que no hayan repetido la campaña de «son lo mismo» que hicieron con Scioli, que en este escenario hubiese sido una catástrofe para la izquierda.

Históricamente este sector ha priorizado consolidar su identidad hacia adentro antes que la posibilidad de construir una mayoría más amplia hacia fuera. Así que no me parecía esperable otra posición en este caso. No estoy con la bronca que hubiera tenido si llamaban a votar en blanco. Y sí, me gustaría una izquierda con que tome más riesgos, que pueda proponer una política con mayor vocación de poder. En eso el trotskismo, por ahora, no avanzó, aunque este trotskismo no es el mismo que hace 20 años. Están haciendo un camino que me gusta y me parece interesante, pero todavía no han dado el salto en cuanto a arriesgarse a proponer políticas de mayoría.

Cierre

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