El ajuste fiscal más drástico de la historia reciente y la pasividad social ante el mismo marcan el fin de un ciclo iniciado en 2001. Aunque Milei ha capitalizado el malestar social, su agenda autoritaria ha abierto una disputa aún sin resolución.
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La dictadura de Assad, afirma el periodista especializado en Medio Oriente Anand Gopal, fue uno de los regímenes más brutales del siglo XXI. Ahora ha caído. ¿Qué le depara a Siria el futuro cercano?
Más de tres décadas después de la destitución del dictador Alfredo Stroessner, su Partido Colorado sigue gobernando Paraguay. Su líder, Horacio Cartes, que fusiona mafia y poder político, está intensificando su control autoritario.
Algunas empresas multinacionales son ahora más grandes y poderosas que los Estados-nación. Si esas empresas fueran países, serían dictaduras autoritarias.
Es posible que el gobierno de Milei tome la forma de un «thatcherismo» puramente destructivo, sin la base económica que benefició a Thatcher. Es decir, un momento de caos muy intenso, acompañado de una creciente violencia por abajo, con destino incierto.
El individualismo autoritario y el liberalismo radicalizado hacia la derecha corroen la vida democrática e incluso el Estado de derecho. La amenaza política es también subjetiva. Y viene desde adentro del sistema, no desde afuera.
La estabilización de la convulsa coyuntura actual puede adoptar rasgos conservadores y autoritarios o progresivos y democráticos, depende de la audacia y la perseverancia de las distintas fuerzas políticas y sociales.
Entre el creciente autoritarismo de su gobierno y el masivo rechazo popular a su absurda nueva ley del Bitcoin, la luna de miel para el joven presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha terminado.
La izquierda salvadoreña, aglutinada en el FMLN, debe emprender de manera urgente un balance autocrítico de sus gobiernos para volver a representar una alternativa a los ojos del pueblo y, con ello, hacer frente a los impulsos autoritarios de Bukele y las élites.
Nayib Bukele y una nueva élite salvadoreña han tomado el control del Estado con tambores, bota policial y agitando los fantasmas del autoritarismo.