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Cornel West habla en el Club Nacional de Prensa el 21 de febrero de 2017 en Washington, DC. (Foto de Win McNamee/Getty Images)

No hay progresismo sin internacionalismo

UNA ENTREVISTA CON

A medida que las guerras se intensifican en todo el mundo y la crisis ecológica causa estragos generalizados, la política internacionalista se vuelve más necesaria que nunca. Cornel West explica por qué la lucha por la justicia climática debe unirse a un movimiento antimilitarista.

Entrevista por
Srećko Horvat

En 1992 cuatro policías blancos fueron absueltos por un jurado de agredir a Rodney King, un hombre afroamericano, a pesar de los videos que mostraban cómo golpeaban repetidamente a King en el suelo mientras estaba desarmado. El veredicto desencadenó protestas y violencia en las calles en lo que se conoce como los «LA Riots». Se considera que estos disturbios impulsaron el libro más influyente de Cornel West, Race Matters, publicado al año siguiente.

West se encuentra entre los más destacados estudiosos de la raza, la teoría cultural afroamericana, el pensamiento crítico, la música, la religión y la filosofía. Es autor de varios textos fundamentales, como Democracy Matters (2004) y, más recientemente, Black Prophetic Fire (2014). Además, ha sido titular de numerosas cátedras y becas, entre las que se cuentan participaciones en Harvard y Princeton.

Esta semana, Srećko Horvat, miembro del gabinete de la Internacional Progresista, habló con West sobre el internacionalismo, la solidaridad en el mundo multipolar y los peligros de un clima que cambia rápidamente.

 

SH

Usted ha escrito mucho sobre el internacionalismo revolucionario y se ha inspirado en él. Ya sea Frantz Fanon, Ali Shariati, Karl Marx, Rosa Luxemburgo, Emma Goldman, Martin Luther King u otros. Así que mi primera pregunta es qué ha aprendido de ellos y qué podemos aprender de ellos hoy. ¿Cuáles son los tipos de ideas revolucionarias pertinentes y potentes que el internacionalismo necesita si quiere ser algo más que una palabra vacía?

CW

Para mí, el internacionalismo es siempre un punto de partida, porque sin él no vas a ser capaz de ver una serie de cosas, incluidas las limitaciones y deficiencias de tu propio gobierno, especialmente su política interior y exterior.

Hoy en día, el nacionalismo es la ideología más poderosa del mundo moderno, donde los Estados-nación se sitúan en el centro de la vida de cada uno. Tiene el monopolio de la violencia y de las instituciones de la administración pública y configura el discurso de cómo la gente entiende su vida cotidiana. El nacionalismo, para mí, es a menudo un impedimento, un obstáculo que no nos permite ver cómo los Estados-nación están conectados con otros Estados-nación y, en mi caso, cómo un imperio está conectado con otros Estados-nación.

El internacionalismo es un punto de partida no solo a nivel moral y espiritual, sino también a nivel analítico en términos de historia, estructura y psicoanálisis. Comienza con la comprensión de las fuerzas que actúan en todo el mundo, así como de los momentos centrales dentro de una época histórica concreta, como la era de Europa (1492-1945) y la era de Estados Unidos (1945-).

En la actualidad, el imperio estadounidense augura profundos problemas: desintegración, decadencia, codicia organizada en la cima y miedo institucionalizado monopolizado por varios políticos. Tenemos una situación compleja, con el neofascismo por un lado y el neoliberalismo por otro.

Debemos tener una alternativa. Y en eso consiste la solidaridad multinacional e internacional. Sin capacidad institucional, incluso las visiones internacionales más grandiosas se quedan en lo abstracto. Estas visiones tienen que encarnarse, tienen que promulgarse y tienen que institucionalizarse.

 

SH

En los últimos años, con la pandemia, la retirada de Afganistán, la guerra en Ucrania y esta guerra entre Estados Unidos y la OTAN y Rusia, la influencia del imperio estadounidense ha ido disminuyendo y está en decadencia. El orden mundial que existía después de la Segunda Guerra Mundial, organizado en torno a Estados Unidos como país más poderoso, también se está derrumbando. El papel de China es cada vez más importante, con la posibilidad de nuevos conflictos en el Pacífico. El mapa del mundo está cambiando rápidamente. ¿Cómo cree que se desarrollará este nuevo orden multipolar en un futuro próximo y cómo ve el declive del papel de Estados Unidos?

CW

El futuro es siempre inacabado, incompleto y abierto. Las tendencias dominantes, según parece en todo el mundo, son profundamente neofascistas. Odio ser tan sombrío y lúgubre en este momento, pero no tenemos una intervención importante que ofrezca un programa o una plataforma progresista, internacionalista y con visión de izquierda.

Por otra parte, el neoliberalismo está tan desacreditado que su legitimidad ha sido radicalmente cuestionada, si no destrozada. Hay una grotesca desigualdad de la riqueza, una fea xenofobia y una increíble depresión, mientras que las consecuencias de la pandemia todavía se dejan sentir. La gente busca alguna alternativa al orden neoliberal en Estados Unidos y a sus manifestaciones internacionales.

En Estados Unidos, si se mantienen las tendencias dominantes, nos encontraremos con una coalición fascista construida a partir del poder del gran dinero y la xenofobia de los grandes militares. Aunque esto significa especialmente supremacía blanca, también es antijudía, antiárabe, antimusulmana, antinmigrante, antimujer, antigay, antilésbica y antitrans. Esto está galvanizando y dinamizando a un número significativo de mis conciudadanos, que están profundamente engañados pero también temerosos; muchos de ellos están sufriendo económicamente.

 

SH

Recientemente, el gobierno alemán, por ejemplo, decidió invertir 100.000 millones de euros en armas, lo que representa un giro de 180 grados respecto a su política tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, incluso los llamados pacifistas que hablan en contra de la guerra también promueven la industria armamentística. En otros lugares de Europa se construyen más muros y se dispara la inversión en el Ejército. ¿Cómo ve la rápida militarización de Europa?

CW

A medida que Europa aumenta su propia ansiedad sobre su seguridad, primero tiene que lidiar con sus propios movimientos neofascistas internos, que suelen ser antinmigración, dado el movimiento masivo de preciosos seres humanos debido a las catástrofes en varias partes del mundo.

En segundo lugar, Europa parece estar dando un bandazo hacia Estados Unidos para su seguridad. Es un intento desesperado, por así decirlo, contra lo que parece ser el expansionismo ruso. Ahora, creo que la invasión y ocupación de Ucrania es un crimen contra la humanidad, no hay duda de ello. Rusia tiene sus propias élites profundamente autoritarias y neofascistas que tienen el control y se preocupan de que el imperio ruso esté gloriosamente basado en su pasado, que Ucrania sea una parte de él y que Ucrania no exista. Este es el típico lenguaje colonizador que se remonta a los primeros momentos de la era de Europa: la gente no está allí, la tierra es nuestra, etc.

Espero que Europa también esté en contacto con su glorioso pasado revolucionario y progresista. Creo que es muy importante que, cuando se mira la era de Europa, no solo se vea la colonización y el imperialismo, sino también las luchas anticoloniales y revolucionarias, las críticas al imperialismo y al capitalismo de Marx y Engels, y podemos seguir. Hay una tradición que hay que recuperar y reivindicar, pero en solidaridad con las luchas anticoloniales y antimperiales de África, América Latina, Asia y mi propio país imperial, Estados Unidos.

 

SH

Por último: aquí en Croacia, desde donde hablo, estamos asistiendo a olas de calor. Estamos asistiendo a temperaturas mucho más altas de lo habitual también en España, Portugal y Francia. El mes pasado vimos aumentar las temperaturas y el clima extremo en la India y Pakistán, por no mencionar muchos otros síntomas de la descomposición del clima.

Yo diría que, en los años 70 y 80, cuando había un fuerte movimiento antinuclear, era al mismo tiempo un movimiento antiguerra. Estaba conectado. El movimiento contra la guerra de Vietnam trabajaba junto a la organización antinuclear. Pero hoy en día el movimiento climático no es necesariamente un movimiento antiguerra y el movimiento antiguerra no es necesariamente un movimiento para la acción climática. ¿Cómo podrían estos movimientos diferentes pero complementarios reunirse y unirse para formar un movimiento mucho más fuerte?

CW

Creo que has dado en el clavo. Tenemos que conseguir que el movimiento antiguerra y el movimiento climático se unan para que la lucha contra la catástrofe ecológica vaya de la mano de la denuncia del militarismo y del capitalismo depredador, de la obsesión por el beneficio, de la exacción de la naturaleza, de los trabajadores y de todo lo que se pueda tocar para generar algún tipo de valor comercial y de mercado.

Me pidieron que hablara el mes pasado en Mary House sobre el gran legado de Dorothy Day, que [en 1933] fundó el Movimiento del Trabajador Católico. Su nieta Martha acababa de salir de la cárcel porque había derramado sangre sobre los submarinos nucleares (este es un ejemplo de una profunda lucha antibélica). Como resultado, fueron arrestadas y acaban de ser liberadas. Fue una celebración maravillosa. Ese legado de Dorothy Day, de Philip Berrigan, de un montón de otras personas que siempre entendieron la relación entre antiguerra, antinuclear, antimperialista, antirracista, antisexista, anticapitalista, es algo que tenemos que poner de relieve. Por desgracia, no recibieron la atención que merecían.

Ahora, como saben, tenemos la Campaña de los Pobres, y parte del mensaje de esa campaña es una crítica al estilo de Dorothy Day y Martin Luther King sobre la forma en que la catástrofe ecológica va de la mano de la catástrofe económica y militarista, y el ataque a los trabajadores y a los movimientos sindicales. Es un intento de crear ese tipo de solidaridad que tiene una visión internacional, un análisis global y una fuerte praxis local. Eso es cierto en Croacia, y eso es cierto en el vientre de la bestia, el imperio estadounidense, donde seguimos luchando. Pero lo más importante, hermano, es que al final el pueblo tiene la última palabra.

 

[*] Traducido de The Internationalist, el nuevo boletín de la Internacional Progresista.

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Publicado en Ambiente, Entrevistas, Estados Unidos, homeIzq, Ideología, Protesta and Sociedad

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