Durante décadas tras la Revolución de los Claveles, muchos creían que Portugal era inmune a la extrema derecha. El ascenso de Chega, el partido antiinmigración que logró casi una cuarta parte de los votos el domingo, puso en duda esa idea.
Artículos publicados por: Pablo Castaño
Politólogo y periodista independiente, es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha escrito para Ctxt, Público, Regards y El Independiente.Hace tres años, Gustavo Petro se convirtió en el primer presidente de izquierda de Colombia. Con un Congreso hostil que amenaza su histórica reforma laboral, sus últimos meses en el cargo estarán atravesados por la lucha por asegurarse de que no sea el último.
En lugar de marcar el comienzo de una nueva era de unidad latinoamericana, los aranceles, las políticas antiinmigrantes y la retirada de la ayuda humanitaria de Donald Trump pusieron de relieve, sobre todo, sus divisiones.
El papa Francisco le imprimió a la Iglesia católica un espíritu progresista, limitado pero necesario. Con su sucesor, todo indica que ese impulso corre el riesgo de desvanecerse.
En Alemania, la nueva Alianza de Sahra Wagenknecht ha tenido buenos resultados electorales, pero su rechazo a la política de clases y su acercamiento a la derecha en temas de inmigración no auguran buenas noticias para la izquierda.
Un torpe y efímero golpe de estado el mes pasado no pudo devolver al poder a las desacreditadas fuerzas conservadoras de Bolivia. Pero la división entre Luis Arce y Evo Morales podría dar a esas fuerzas una oportunidad.
El presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, declaró sin rodeos que la guerra contra las drogas constituye un fracaso sangriento.
El presidente de izquierda de Colombia, Gustavo Petro, ha situado la justicia medioambiental en el centro de su agenda, uniéndola a la lucha contra la pobreza y la desigualdad.