ENTREVISTA POR
Santiago Mayor[1]Santiago Mayor es periodista y editor de Notas. Periodismo Popular.
Con apenas 25 años, Emilia Schneider hizo historia al ser electa como la primera diputada trans de Chile, el mismo día que se realizó la elección presidencial.
Con pasado en la militancia estudiantil, la joven dirigente política del partido Comunes que integra la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, considera que su elección “representa los diversos Chile que están en juego” en la segunda vuelta que se llevará a cabo este 19 de diciembre. “En una noche donde tiene muy buenos resultados la ultraderecha conseguimos por primera vez no solamente una diputada trans, si no una bancada de las disidencias sexuales”, añade.
La referencia es al triunfo de José Anotnio Kast en primera vuelta con casi el 28% de los votos, frente a Gabriel Boric -el candidato que apoya Schneider- que obtuvo un 25,8%. Ambos competirán en un ballotage muy abierto y polarizado por ver quien dirigirá los destinos de Chile durante los próximos cuatro años.
SM
¿Cuáles son las expectativas para este domingo y cómo viste la recta final de la campaña electoral tanto de Gabriel Boric como de José Antonio Kast?
ES
Yo no quiero mufarla. Creo que estamos ante una segunda vuelta muy abierta. La primera terminó con una estrecha diferencia y ninguno logrando construir una mayoría importante. Hay un Chile muy fragmentado.
Pero creo que esta segunda vuelta fue mucho más difícil para José Antonio Kast, para la ultraderecha, porque tenían que rediscutir sus bases programáticas y sus principios desde cero. No era tener algunos matices como podríamos haber tenido desde este lado. Si no que convicciones como los Derechos Humanos, los derechos de las mujeres, el cambio climático, cuestiones que este candidato negaba e intentó incorporar con mucha dificultad.
También me quedo con la alegría de que desde Apruebo Dignidad supimos hacernos cargo de una autocrítica y construimos una unidad muy grande con sectores políticos y sociales de distintos colores. Además fuimos capaces de congeniar un discurso que se haga cargo de las transformaciones en el largo plazo, de la mano del proceso constituyente que tenemos que fortalecer. Y un programa que siempre tuvo estas propuestas -pero hacía falta poner énfasis- que dé soluciones a las preocupaciones concretas y cotidianas de la ciudadanía: el desempleo, el endeudamiento, la delincuencia, el narcotráfico, etc.
Fuimos capaces de hacer eso y me pone muy contenta que se vivió un desborde ciudadano. Aquí no fueron solamente los partidos políticos quienes llevaron la batuta, si no que hubo una ciudadanía organizada, autoconvocada, que se movilizó en barrios, redes sociales, etc. generando una campaña mucho más amplia y potente. Eso fue una señal y espero que se vea en las urnas y en los próximos cuatro años.
SM
Tanto en las elecciones para la Asamblea Constituyente como en la primera vuelta de las elecciones presidenciales la participación electoral no llegó al 50%. Si bien es una tendencia histórica en el país, llama la atención que las protestas y las masivas movilizaciones populares que comenzaron en 2019 no hayan revertido esa dinámica ¿por qué pasa esto? ¿Por qué la mayoría de la población no se sintió motivada a votar?
ES
Es uno de los grandes desafíos hoy: convocar a esa mayoría -que aún así no era suficiente- que votó a favor de la Convención Constituyente y para terminar con la Constitución de Pinochet. De alguna manera salimos a convocar ese mundo en esta segunda vuelta.
Pero efectivamente en Chile hay razones históricas para esta baja participación y desafección, y hay razones coyunturales. Las históricas son la falta de educación cívica, la destrucción del tejido social y los principales referentes de organización para la política y la sociedad durante la dictadura y la profundización de esa desarticulación durante la transición a la democracia.
La antigua Concertación fue un gobierno que prescindió de la sociedad organizada para tomar decisiones. Por eso tenemos una desafección de la política, porque durante mucho tiempo ganaban en nuestro país gobiernos con ciertas convicciones y luego en negociaciones esas convicciones eran tranzadas. Hay una idea de que la política no sirve para nada.
Eso sumado a la corrupción, hechos que han generado un profundo malestar y esperamos enfrentar con mano dura desde nuestro futuro gobierno.
Las razones coyunturales están ligadas a una campaña del terror, muy sucia de parte de la ultraderecha que estudia y emula los modelos que se usaron en la elección de Donald Trump y Jair Bolsonaro. Modelos que son dañinos para la democracia.
Sumado a eso nos ha costado convocar y ahí, sobre todo las fuerzas transformadoras, la izquierda, no nos podemos quedar tranquilas con que hubo una revuelta, tuvimos dos elecciones exitosas y pensar que con eso tenemos hegemonía. El electoralismo nunca puede comernos el análisis de una sociedad que hoy en día todavía está en una encrucijada.
Es una sociedad no solamente neoliberal en sus leyes, en su estructura económica, si no también en su forma de entenderse. Es un proceso cultural largo y hoy lo que estamos viendo es uno más de los traspiés que una tiene en un proceso de transformación.
Por eso esto es a largo plazo. Nunca hay que dejar de construir organización política, organización social. Porque si no se nos va achicando la base. En Chile hace muchos años solamente nos estamos disputando las distintas fuerzas políticas una torta muy pequeña de la población en vez de mirar por qué hay un sector tan amplio que no participa.
Este es un problema fundamental porque confío que a mayor participación este domingo, más favorable va a ser para nuestro candidato.
SM
Más allá del resultado de la segunda vuelta, Kast ha crecido electoralmente y representa un sector de la sociedad que ha optado por la extrema derecha. ¿Cómo se explica este avance? ¿de qué forma se la puede neutralizar y evitar que se siga expandiendo?
ES
Es complejo, porque Kast es un político de dinastía que viene hace mucho tiempo y fue parte de la derecha tradicional. Pero tras la revuelta social quedó claro que desde la sociedad hay una impugnación profunda a los últimos 30 años y los bloques tradicionales que hegemonizaron la política en Chile.
Se ha expresado en las urnas y se ha visto una descomposición del proyecto político de los referentes tradicionales de la política chilena. Entonces si bien Kast viene de ese mundo, hoy representa un partido que sale de los límites de la derecha tradicional.
Ante el extravío de proyecto, la impugnación social de estos años, él también creció ocupando el espacio que siempre tuvo la derecha en Chile. Hay que mirar los resultados con frialdad. Kast creció más allá del voto de rechazo a la nueva Constitución pero se mantiene más o menos dentro de ese mismo rango.
Avanza esta ultra derecha como una reacción conservadora y restauradora ante los avances que hemos tenido, sobre todo, desde el movimiento feminista y de las disidencias sexuales. Y empieza a crecer también ante la falta de respuestas de la derecha tradicional y los vacíos que podía dejar el discurso de las fuerzas transformadoras que no se hacían cargo de las angustias más inmediatas de la ciudadanía.
No podemos olvidar que a dos años de la revuelta social estamos más angustiados, con más desempleo, más endeudamiento y la estamos pasando peor. Entonces ahí nos faltó un relato y Kast aprovecha de esos dolores de la ciudadanía para instalar su agenda y eslóganes facilistas que no dan soluciones pero son efectistas.
Hay muchas explicaciones. Vemos un resurgimiento del pinochetismo, una relativización de las violaciones a los derechos humanos, porque la justicia, la verdad, la reparación y la memoria de nuestro país fueron muy insuficientes. Si hubiera habido una política educativa de derechos humanos, de historia y concientización real de lo que sucedió en nuestro país difícilmente veríamos a Kast.
Crecen a partir de eso y de muchas mentiras que difunden en redes sociales sin pudor. Ahí los medios de comunicación han sido cómplices de jugar a favor de la agenda de la ultraderecha con lo peligroso que eso es para la libertad de expresión incluso.
SM
En caso de un triunfo de Kast ¿qué implicaría esto para la izquierda chilena y las transformaciones que tienen en mente, con un pueblo movilizado y una asamblea constituyente en curso?
ES
Kast traería todo lo contrario a lo que Chile necesita. Necesita dialogar, reencontrarse, porque somos un país muy fragmentado con muchos dolores. Él en cambio se caracteriza por dialogar muy poco o nada con quienes piensan distinto. De hecho fundó su propio partido porque consideraba que la derecha pinochetista no era lo suficientemente radical.
Dicho esto, si el resultado es adverso deberíamos hacer una profunda reflexión porque sería una derrota muy grande para las fuerzas transformadoras y las izquierdas en el mundo. En segundo lugar, en el Congreso tendríamos un rol de resistencia. Sobre todo las feministas y las disidencias sexuales porque van a ser nuestros derechos los que estén principalmente amenazados.
Por eso vamos a tener que estar dispuestas en el Congreso, desde Apruebo Dignidad, a dialogar con quien sea necesario para que avance la agenda de transformaciones que la ciudadanía necesita. Y para hacer contrapeso a un Poder Ejecutivo que va a estar horadando el debate y la poca legitimidad institucional que queda sin dar soluciones porque Kast no tiene un programa robusto y serio.
Y además vamos a tener la tarea de sostener y fortalecer un movimiento social que enfrente estos discursos de odio, que cuide y siga luchando por la verdad, la justicia y la reparación porque vendrán más violaciones a los Derechos Humanos; y también que se la juegue por instalar temas en la agenda, porque la propuesta de la extrema derecha es mantener todo como está y eso solo puede acrecentar la crisis.
La claridad que tenemos que tener es esa: vamos a tener que articularnos en las instituciones y en el movimiento social para frenar la agenda antiderechos, de profundización neoliberal y lo que fue este horrible gobierno de Piñera. Y una vez que logremos ese objetivo ver si hay condiciones para que nuestra agenda avance.
Pero el objetivo central es cuidar el proceso constituyente porque se van a venir embates desde el gobierno. Ya los recibe con este gobierno que quiere mantener el legado de la dictadura. Kast viene a ser la versión recargada de eso. Y ojo porque la proyección política de nuestras luchas, sobre todo se juega ahí.
SM
Si bien el resultado de este domingo va a ser un condicionante muy importante para lo que suceda los próximos años, vas a ocupar una banca en el Congreso por la que fuiste noticia a nivel mundial ¿qué importancia tiene para vos, tanto en términos personales como colectivos, que por primera vez haya en Chile una diputada trans?
ES
Para mí es un orgullo tremendo, me emocionó mucho y me sentí muy honrada. Sobre todo en un día complejo por los resultados de la primera vuelta. Pero estoy muy feliz por todo el apoyo que he tenido y me siento muy responsable de que me toque cargar, tener en mí espalda, décadas de lucha de las diversidades, disidencias sexuales por nuestros derechos y nuestra dignidad. De compañeras trans que dieron su vida para que hoy esté donde estoy. Entonces parto de ese reconocimiento para atrás y de un compromiso para el futuro y la reparación hacia nuestra comunidad.
A nivel más colectivo, más político, creo que representa los diversos Chile que están en juego. En una noche donde tiene muy buenos resultados la ultraderecha conseguimos por primera vez no solamente una diputada trans, si no una bancada de las disidencias sexuales. Cuatro compañeras que representamos directamente a nuestra comunidad.
Somos muchas personas en distintos territorios que creemos en la igualdad de derechos y oportunidades para todas, sin discriminación. En ese sentido creo que fue una esperanza para mucha gente nuestra victoria.
Esto es por lo importante que ha sido la fuerza del movimiento feminista y de las disidencias sexuales en el último tiempo. Fue uno de los ejes sobre los que giró el debate en la segunda vuelta por los dichos transfobicos de adherentes de Kast, por dichos anteriores del propio candidato, por la falta de un programa que se haga cargo de la violencia estructural que sufrimos las mujeres y disidencias sexuales.
Por eso nos pone el desafío de no dar un paso atrás y la posibilidad de seguir visibilizando a nuestra comunidad desde las instituciones poniéndole freno a los discursos de odio. Es mucho trabajo porque nuestra comunidad efectivamente y lógicamente está asustada ante el avance de la ultraderecha.
SM
El movimiento feminista y disidente ha cobrado una potencia muy grande en Argentina conquistando derechos y alcanzando una transversalidad y una masividad sin precedentes. ¿Cómo es la situación en Chile? ¿Qué rol ha ocupado la perspectiva feminista y que desafíos tiene ante el proceso político general?
ES
El feminismo y las disidencias en Chile en el último tiempo, además de ser una de las fuerzas más masivas, hemos tenido mucha conciencia histórica. Actuando con unidad pocas veces vista, apoyando a Gabriel Boric como presidente porque sabemos lo mucho que está en juego, no porque ocultemos nuestras diferencias o todas pensemos igual.
Además en los últimos años el movimiento feminista tiene mucho impulso por este proceso mundial contra la violencia, contra la discriminación, que comienza con Ni Una Menos, con el #MeToo, pero agarra otro impulso. Porque nosotros veníamos de un proceso de movilización estudiantil y las estudiantes chilenas exigimos el fin de la violencia en nuestras aulas pero también una educación no sexista con la Educación Sexual Integral como demanda concreta.
Una educación que ponga en el centro el construir una sociedad libre de la violencia, la jerarquización y la discriminación que genera un sistema educativo basado en el mercado. Pusimos la educación como forma de transformación social.
Por supuesto también venimos luchando por el aborto legal, seguro y gratuito; el reconocimiento del trabajo de cuidados; la garantía de derechos sociales. Porque al final también tiene que ver con eso, con poner en el centro la sostenibilidad de la vida. Por eso tenemos mujeres feministas que luchan por el territorio y el medio ambiente.
Nuestra agenda ha sido innovadora y el feminismo en Chile se ha tomado muy en serio el rol de transversalizar nuestra mirada. No quedarnos en algunos temas, en una comisión de mujeres. Si no aportar desde nuestra mirada al debate sobre el sistema político, la economía, etc.
Por eso hoy una de las propuestas del programa de Boric para las disidencias sexuales es un plan de garantía a derechos sociales. Es algo que en general la política conservadora no cree que es un tema LGBTI ni de las mujeres. Pero en Chile terminar con las AFP y garantizar un sistema de seguridad social tiene mucho que ver con la precarización que vivimos las mujeres.
SM
En una entrevista que diste hace unos días mencionabas que no querías ser solo la voz del colectivo trans o de las disidencias. En ese sentido ¿cuáles son las principales iniciativas que te parece necesario impulsar desde el Poder Legislativo para esta etapa de Chile?
ES
Cuando me refiero a transversalizar la mirada no es dejar de hablar desde mí lugar de enunciación que son las disidencias y los feminismos. Porque hay que hablar que la sexualidad es un tema transversal.
Tener más derechos sexuales y reproductivos; vivir nuestra sexualidad con más información, educación y libertad, es un beneficio para todas, todos y todes. Porque todes vivimos amarrados a los estereotipos y al qué dirán.
Dicho esto, creo que las medidas más urgentes que tiene que tomar el Congreso se agrupan en dos grandes bloques. La primera es hacerse cargo de las consecuencias de una pandemia muy mal llevada en términos sociales y económicos por parte del gobierno.
Si bien tuvimos una buena vacunación, la desigualdad no hizo más que acrecentarse. El desempleo creció y retrocedimos diez años en la inclusión laboral de las mujeres. Y no tenemos cifras sobre cuanto retrocedimos las disidencias.
Por eso hay que reactivar la sociedad, generar empleo poniendo el foco en los grupos a los que más nos cuesta acceder al trabajo digno (mujeres, disidencias, jóvenes, personas discapacitadas); hacernos cargo de la brecha educativa que se generó; hacer un salvataje no a los grandes empresarios como promete Kast, sino a las pequeñas, medianas y microempresas que sostienen la sociedad chilena; resolver el endeudamiento que está viviendo la población y la postergación en la que quedaron muchas problemáticas de salud producto de que nuestro sistema sanitario colapsó.
Junto a eso hay medidas que también queremos implementar en el mediano plazo: subir el sueldo mínimo a 500 mil pesos (595 dólares); reducir la jornada laboral semanal a 40 horas; subir la pensión mínima a 250 mil pesos (297 dólares); garantizar el acceso a medicamentos. Eso como un gran pack.
Por otro lado tenemos que garantizar justicia, verdad y reparación por todas las violaciones a los derechos humanos de ayer y de hoy. Solo así construiremos el nuevo Chile, la nueva democracia, sobre un terreno sólido.
Para financiar todo esto tenemos que partir de una reforma tributaria, no podemos seguir con un sistema tan regresivo como el que tenemos. Tenemos que redistribuir la riqueza y que quienes tienen más, paguen más.
SM
En América Latina se viven tiempos de inestabilidad. A diferencia de la oleada progresista de principios del siglo XXI o cierta restauración conservadora desde 2015, ningún espacio parece poder imponerse a nivel regional ¿Que perspectiva observas para América Latina en los próximos años y que rol tiene para cumplir Chile en ese escenario?
ES
Creo que hay que aprender de los errores de nuestro pasado, no mirarlos con romanticismo y mirar al futuro. Necesitamos izquierdas para el siglo XXI. Hay un escenario de crisis global donde el capitalismo en su fase neoliberal está en una crisis de sentido, de proyecto y no ofrece un futuro cierto. Por eso resurgen estas fantasías autoritarias de la ultraderecha que buscan dar una salida.
Tenemos que representar alternativas de futuro, que tracen un camino, que superen los lastres que cargamos en nuestra historia. Tenemos que ser capaces de construir una articulación importante en la región para ponerle un freno a estos discursos de odio y contra la democracia. Pero sobre todo tenemos que mirar hacia el futuro respecto a cómo le podemos dar una salida a esta crisis neoliberal en el amplio sentido de la palabra.
Eso no es volver a un estatismo. Debemos revisar ciertas tendencias excesivamente estatistas de la izquierda latinoamericana y pensar que hoy día lo que vendrá es una mirada mucho más cercana a la izquierda libertaria. Una democracia con mucha más participación y protagonismo popular, contra los autoritarismos en general.
La izquierda tiene que renovar y profundizar sus horizontes y credenciales democráticas en todo el continente. Y generar una cooperación social, económica y política que muestre que Latinoamérica puede ser un polo en el mundo. Que no tiene que seguir siendo el patio trasero, el lugar donde nos vienen a dejar los contaminantes.
Por ahí va la cosa para primero poner freno a la ultraderecha y segundo ser las izquierdas quienes conduzcamos la superación de esta crisis neoliberal. La respuesta ahora está abierta, por eso el mundo está en este momento gramsciano entre que nace lo nuevo, muere lo viejo y hay muchos monstruos circulando.
Notas
↑1 | Santiago Mayor es periodista y editor de Notas. Periodismo Popular. |
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