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The Relief of Lucknow, 1857, de Thomas Jones Barker (1859). (Wikimedia Commons)

El orientalismo de Karl Marx

Traducción: Florencia Oroz

Una cuidadosa lectura de toda la obra de Marx, incluidos sus textos olvidados o inéditos, demuestra que Marx estaba mucho más en sintonía con las cuestiones de raza y liberación nacional de lo que se ha sugerido comúnmente.

Entrevista por
Jacobin Magazine

Los críticos del marxismo afirman que es incapaz de reconocer formas de opresión que no estén vinculadas a una estrecha comprensión de clase. También acusan a Karl Marx y a quienes siguieron sus pasos de intentar encajar toda la historia de la humanidad en un modelo rígido y unilineal basado en la experiencia de Europa Occidental.

Kevin B. Anderson —profesor de sociología, ciencias políticas y estudios feministas en la Universidad de California— cuestionó este punto de vista en su libro Marx at the Margins: On Nationalism, Ethnicity, and Non-Western Societies. Basándose en una cuidadosa lectura de toda la obra de Marx, incluidos muchos textos olvidados o inéditos, demuestra que Marx estaba mucho más en sintonía con las cuestiones de raza y liberación nacional de lo que se ha sugerido comúnmente.

 

JM

Edward Said acusó a Karl Marx de expresar una perspectiva eurocéntrica y orientalista en sus artículos sobre la conquista británica de la India en la década de 1850. ¿Cree que esa crítica estaba justificada?

KA

Solo en parte. Said hizo dos acusaciones. Una era que Marx expresaba opiniones etnocéntricas y cierta condescendencia hacia las sociedades y pueblos asiáticos. La otra era que Marx consideraba que el progreso histórico emanaba de Europa y sacudía Asia.

Podemos encontrar pruebas que apoyan esa crítica en el Manifiesto Comunista, donde Marx y Friedrich Engels escribieron que el colonialismo burgués se adentró en lugares como Asia, derribó las «murallas chinas» y obligó incluso a las naciones «más bárbaras» a someterse a la civilización. Incluso allí, Marx obviamente no decía esto porque amara el colonialismo. Más bien, veía su impacto desarrollándose en paralelo a la forma en que la burguesía ascendente en Europa había derribado el feudalismo, lo que abrió posibilidades para las masas populares.

En los escritos de Marx de 1853 sobre la India, que fue donde Said centró su ataque, el caso es en realidad más complicado. Marx repitió algunas de esas expresiones sobre el atraso de la India y el progreso económico que traía consigo el colonialismo británico, tal como él lo veía. Pero al mismo tiempo era muy crítico con el colonialismo. También apoyaba la posibilidad de que los indios lucharan contra el dominio británico para lograr su independencia.

En 1857-58, su visión del colonialismo había cambiado. En 1856, los británicos invadieron China en la Segunda Guerra del Opio. Hubo una vigorosa resistencia china, que Marx y Engels apoyaron firmemente. Marx se refirió mordazmente a los invasores británicos como «traficantes de civilización que arrojan proyectiles calientes sobre una ciudad indefensa y añaden la violación al asesinato». En 1857 comenzó en la India el Levantamiento de los Sepoy. Duró dos años e hizo que la India fuera efectivamente ingobernable por los británicos durante largos periodos de tiempo. Marx y Engels apoyaron este movimiento y denunciaron las atrocidades cometidas por los británicos mientras lo reprimían.

Al final de su vida, Marx sugería que los levantamientos campesinos en lugares como Rusia, que tenía una estructura social similar a la de la India en el sentido de que era predominantemente rural y agraria, podrían ser el punto de partida de una revolución mundial más amplia. Había dado un giro de casi 180 grados con respecto a la opinión expresada en el Manifiesto Comunista, cuando la única posibilidad de revolución parecía emanar de Europa Occidental.

 

JM

¿Cómo entendía Marx los acontecimientos políticos que estaban teniendo lugar en China durante su propia vida?

KA

A diferencia de la India, China nunca fue colonizada. Aunque las zonas costeras y algunas de las principales ciudades fueron ocupadas por guarniciones europeas, el Estado se mantuvo gracias a la tremenda resistencia de la sociedad china (y a la enorme extensión del país).

Además de los movimientos cuasi nacionalistas de resistencia al colonialismo británico, Marx también analizó la Rebelión Taiping, que se extendió desde 1850 hasta mediados de la década de 1860. Se trataba de una rebelión interna, de base campesina, contra las clases dominantes chinas. En sus fases iniciales, el movimiento Taiping era bastante igualitario. Una de sus características era su apoyo a la emancipación de las mujeres de algunas de las duras restricciones a las que las sometía el sistema confuciano.

Marx sugirió que podría tener enormes implicaciones para la lucha democrática en Europa, más que «cualquier otra causa política que exista ahora». En la década de 1860, sin embargo, la rebelión estaba colapsando tras una ofensiva del gobierno chino con el apoyo de las potencias coloniales europeas. Marx observó que, para entonces, los rebeldes habían alienado a su base social debido a la brutalidad con la que gobernaban las zonas de las que se apoderaban.

 

JM

¿Por qué la causa de la independencia polaca fue una piedra de toque política para Marx y Engels?

KA

Polonia fue un caso especialmente importante para la izquierda porque todos los socialistas y liberales europeos apoyaron su causa (con una excepción importante: el pensador anarquista francés Pierre-Joseph Proudhon). Esto se remontaba al siglo XVIII, cuando Prusia, Austria y Rusia se habían repartido Polonia entre ellas, con la mayor parte en manos rusas. Los polacos nunca lo aceptaron y hubo un levantamiento tras otro.

En 1848, por ejemplo, hubo una gran manifestación obrera en París con dos cánticos principales: «Abajo la burguesía» y «Viva Polonia». Se consideraba que la causa de Polonia estaba ligada a la revolución europea. Como consecuencia de los levantamientos polacos, muchos polacos tuvieron que huir al exilio y formaron parte del movimiento revolucionario en casi todas partes.

Todos los revolucionarios, ya fueran democráticos, liberales o socialistas, consideraban que el Imperio Ruso era una fuerza malévola que haría todo lo posible por aplastar la revolución en cualquier parte del mundo. Durante las revoluciones de 1848-49, el zar ruso envió no menos de cuatrocientos mil soldados para derrotar los levantamientos en Austria-Hungría. Dado que la mayor parte de Polonia estaba dentro del Imperio ruso, el pueblo polaco y sus movimientos fueron vistos como un aliado de la revolución europea.

A diferencia de la India o China, la resistencia polaca a la dominación extranjera tenía una forma más política. Se organizó sobre una base moderna, laica, nacionalista y democrática, y a veces incluso socialista. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels escribieron que los trabajadores no tenían patria. Pero también dijeron que en Polonia, los comunistas apoyaban «al partido que insiste en una revolución agraria como condición primordial para la liberación nacional».

 

JM

¿Podría decirnos algo más sobre cómo entendía Marx el régimen político de Rusia y sus estructuras sociales subyacentes? ¿Cambió esa percepción con el tiempo?

KA

Marx y Engels escribieron algunos artículos bastante notorios sobre Rusia a finales de la década de 1840 y principios de la de 1850 en los que describían la sociedad rusa como servil, no solo las clases medias o los parásitos del régimen, sino la población en su conjunto. Hablaban de las raíces asiáticas de la monarquía rusa, que se había originado en parte en el Estado mongol que la había precedido, ocupando grandes franjas de Rusia. Presentaban el Imperio ruso como asiático y no europeo, utilizando un lenguaje etnocéntrico y frases como «barbarie asiática».

Sin embargo, hacia 1858-59, la reforma agraria había entrado en la agenda de Rusia. El zar Alejandro II empezó a desmembrar algunos de los grandes latifundios y a repartir la tierra. Se hizo de forma que los campesinos se endeudaran inmediatamente y no obtuvieran el control total de la tierra. No obstante, fue un avance significativo.

Marx escribió una carta a Engels en la que le decía que los dos grandes procesos revolucionarios que estaban ocurriendo en el mundo eran la emancipación de los siervos en Rusia y el ataque de John Brown a Harpers Ferry. Por aquel entonces, había disturbios dentro de Rusia de los que Marx y Engels tomaron conciencia. Hablaban de la revolución campesina que se avecinaba en Rusia y estaban rompiendo con su anterior visión de Rusia como una sociedad monolítica con una población servil.

Al final de su vida, Marx escribió a la revolucionaria rusa Vera Zasulich sobre el destino de la comuna aldeana rusa (mir). Rusia seguía siendo una sociedad casi totalmente agraria, y sus aldeas tenían un sistema comunal muy antiguo por el que los campesinos no ocupaban parcelas individuales a perpetuidad. El control de la tierra cambiaba cada pocos años cuando el consejo de la aldea se reunía y redistribuía la tierra en función de las necesidades.

Marx y Engels sugirieron que el comunismo primitivo, como ellos lo llamaban, de los mir rusos podría convertirse en la base de una transformación comunista en Rusia. Si estallaba una revolución rusa basada en esas aldeas, tal vez podría ser el punto de partida de una revolución europea más amplia si conseguía enlazar con el proletariado socialista de Europa Occidental.

 

JM

¿Cómo entendía Marx el racismo y la esclavitud en Estados Unidos, y qué argumentos esgrimía sobre la Guerra Civil en particular?

KA

Aunque Marx pudo haber cambiado de opinión sobre algunos temas, como Rusia o la India, sus ideas sobre la esclavitud y la raza fueron coherentes desde el principio. La oposición a cualquier tipo de esclavitud está presente en todos sus escritos.

Cuando escribía sobre la antigua Grecia y Roma, hablaba de los horrores del sistema esclavista. Pero consideraba la esclavitud moderna de la era capitalista como la peor forma de esclavitud jamás desarrollada, porque combinaba la vigilancia y la organización de un proceso de producción capitalista intensivo con todas las brutalidades ancestrales de azotes, palizas y quemas.

En la época de la Guerra Civil, él y Engels se pusieron del lado del Norte, por supuesto, y escribieron muchas cartas y artículos sobre lo que estaba ocurriendo. Estaban muy interesados en la radicalización de la guerra a través de acontecimientos como el uso de tropas negras por parte del Norte y la división de las grandes plantaciones de esclavos. Estaban en contacto con algunos de los abolicionistas de izquierdas, y sus artículos periodísticos aparecieron en el New-York Tribune, que era proabolicionista.

El capital, que fue publicado en 1867, justo después de la Guerra Civil, incluía algunas líneas famosas sobre el derrocamiento de la esclavitud:

En los Estados Unidos de América, todo movimiento obrero independiente estuvo paralizado mientras la esclavitud desfiguró una parte de la república. El trabajo de una piel blanca no puede emanciparse cuando está marcado a fuego en una piel negra. Sin embargo, una nueva vida surgió inmediatamente de la muerte de la esclavitud. El primer fruto de la Guerra Civil estadounidense fue la agitación de las ocho horas, que se extendió del Atlántico al Pacífico.

Marx terminó El capital justo antes de que el sucesor de Abraham Lincoln como presidente, Andrew Johnson, fuera juzgado por destitución. Marx se refirió con aprobación a los discursos del senador Benjamin Wade de Ohio, que habría asumido la presidencia si Johnson hubiera sido destituido. Wade pedía la redistribución de la propiedad de la tierra en el Sur reconstruido.

Hubo redes europeas de activistas obreros y socialistas que surgieron para apoyar al Norte porque se hablaba de la posibilidad de que Francia y Gran Bretaña intervinieran del lado del Sur. Al mismo tiempo, se produjo un levantamiento en Polonia en 1863. Las mismas redes que se unieron para apoyar a Polonia y al Norte de Estados Unidos acabaron formando la Primera Internacional.

En Gran Bretaña existía una división de clases en torno a esta cuestión. Las clases trabajadoras apoyaban al Norte y estaban en contra de la idea de que Gran Bretaña interviniera con su gran poder naval del lado de la Confederación, mientras que las clases terratenientes y la aristocracia, que seguían dominando la estructura política, tendían a inclinarse por el Sur.

Había mucha discusión sobre la relación entre raza y clase en la obra de Marx, con una teorización más desarrollada de esa cuestión en sus escritos sobre Irlanda, donde comparaba la experiencia de los trabajadores irlandeses en Gran Bretaña con la dominación racial que experimentaban los trabajadores negros en Estados Unidos:

En todos los grandes centros industriales de Inglaterra existe un profundo antagonismo entre el proletario irlandés y el proletario inglés. El obrero inglés común odia al obrero irlandés como competidor que rebaja los salarios y el nivel de vida. Siente por él antipatías nacionales y religiosas. Lo ve de forma similar a como los blancos pobres de los estados del Sur de Norteamérica veían a los esclavos negros.

Para Marx, hasta que no se resolvieran esas divisiones, iba a ser muy difícil tener un movimiento obrero fuerte en Gran Bretaña.

 

JM

Abundando en este último punto, ¿qué importancia tuvieron Irlanda y el movimiento nacional irlandés para el desarrollo del pensamiento político de Marx?

KA

Desde el primer día, Marx y Engels apoyaron firmemente la causa irlandesa, y la Primera Internacional apoyó la independencia de Irlanda. Esto fue más difícil que persuadirla de que apoyara la independencia de Polonia, porque era predominantemente británica, al menos en términos de liderazgo.

Con la ayuda de socialistas de Alemania, Francia y otros países, Marx se dirigió a los trabajadores británicos de la Primera Internacional: «Si acuden siempre a las manifestaciones por Polonia, deben que ser consecuentes, superar sus prejuicios y apoyar también la independencia de Irlanda». Ganaron esos votos y consiguieron que la Internacional emitiera declaraciones contra la ejecución de presos políticos irlandeses, incluso en un caso en el que miembros de los fenianos, el movimiento revolucionario irlandés, intentaron liberar a algunos de sus presos y mataron a un agente de policía en Manchester.

Marx y sus aliados convencieron a los sindicatos británicos más importantes de la época para que hicieran constar su oposición a la ejecución de los acusados. Por un lado, esto nos muestra que los trabajadores británicos tenían sus prejuicios; pero, por otro, nos muestra que bajo ciertas condiciones, y con el impulso de Marx y algunos de los otros revolucionarios de toda Europa, se les podía mover en una dirección radical.

En comparación con Polonia, la Iglesia católica tenía a menudo una influencia mucho mayor sobre el movimiento nacional irlandés de aquella época, lo que le daba un tinte conservador. La forma de nacionalismo respaldada por la Iglesia era partidaria de la independencia política o la autonomía, pero no de la revolución agraria. A finales de la década de 1860 surgió el movimiento Fenian, más plebeyo. Aunque no era socialista, defendía una revolución agraria contra la clase terrateniente, además de estar en contra del colonialismo británico.

En una de sus cartas, Marx escribió que había cambiado de opinión sobre la cuestión de Irlanda. Ahora creía que Irlanda tenía que ganar primero su independencia: solo entonces se sacudiría la conciencia de los trabajadores británicos hasta el punto de que serían capaces de unirse con la clase obrera inmigrante irlandesa dentro de Gran Bretaña.

Hay un texto muy interesante de Marx conocido como la «Comunicación Confidencial», una comunicación privada dentro de la Primera Internacional. Empezaba sugiriendo que la revolución europea probablemente empezaría en Francia, como había ocurrido tan a menudo. Sin embargo, continuaba argumentando que Gran Bretaña, como el país más completamente capitalista, tendría que servir de «palanca para una Revolución económica seria». Sin embargo, para Marx, el único lugar donde podía asestarse un «gran golpe» contra la clase dominante británica era en Irlanda:

Irlanda es el baluarte del terrateniente inglés. Si cayera en Irlanda, caería en Inglaterra. En Irlanda esto es cien veces más fácil porque allí la lucha económica se concentra exclusivamente en la propiedad terrateniente, porque esta lucha es al mismo tiempo nacional y porque allí el pueblo es más revolucionario y está más furioso que en Inglaterra.

Tenemos aquí un esbozo de una revolución a escala europea que comienza en Francia, fermenta entre los campesinos irlandeses con su levantamiento anticolonial, y luego alcanza su clímax dentro de Gran Bretaña, que era con mucho el país más desarrollado industrialmente y con la clase obrera más numerosa.

 

JM

Mientras escribía y revisaba El capital, ¿esperaba Marx que la forma británica de desarrollo capitalista se repitiera y generalizara en el resto de Europa y el mundo?

KA

Hay una frase famosa en el prefacio del volumen uno de El capital en la que Marx dice que «el país que está más desarrollado industrialmente solo muestra, a los menos desarrollados, la imagen de su propio futuro». Junto con afirmaciones que se pueden encontrar en textos anteriores como el Manifiesto Comunista, esto se prestaba a la opinión de que Gran Bretaña, como primer país capitalista, iba a ser el primer vagón de un tren que circulaba por una vía en la misma dirección, con países como India y China a la cola.

Sin embargo, cuando apareció de la edición francesa de El capital, que se publicó por entregas a partir de 1872, Marx empezaba a cuestionar este punto de vista. Añadió algunas palabras importantes a la frase que he citado antes: «El país más desarrollado industrialmente solo muestra, a los que le siguen en el camino industrial, la imagen de su propio futuro».

Países como Alemania, Francia y los Países Bajos estaban bien encaminados hacia la industrialización en 1870. Iban a verse obligados a seguir el modelo capitalista que Gran Bretaña había desarrollado. Sin embargo, eso dejaba fuera a una gran parte del mundo. En otra parte de la edición francesa, en el capítulo sobre la acumulación primitiva, Marx especificó que «todos los países de Europa Occidental» estaban pasando por el mismo proceso de desarrollo que Gran Bretaña.

Como he mencionado antes, Marx especuló hacia el final de su vida con que las comunidades aldeanas de Rusia podrían quizás constituir la base del desarrollo comunista moderno. Estudió comunidades de ese tipo en todo el mundo, descubriendo también que algunas de ellas practicaban relaciones de género más igualitarias.

Marx siempre subrayó que sería necesario que el mir ruso se vinculara a la lucha más amplia de las clases trabajadoras de Europa Occidental, porque no apoyaba la idea de un socialismo de baja tecnología y poco desarrollado industrialmente. No defendía la conservación de la sociedad rural en su forma actual. Más bien parecía creer que sus estructuras organizativas comunistas podían ser el punto de partida de una modernidad no capitalista.

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Publicado en Entrevistas, Historia, homeCentro5, Ideología and Teoría

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