La izquierda estadounidense debe luchar contra Trump no solo por su propia supervivencia, sino por la de todos. Jean-Luc Mélenchon explica cómo su partido, La France Insoumise, construyó su poder electoral y derrocó a un gobierno de derecha.
Notas publicadas en Estrategia
La aprobación de la reforma pensional en Colombia no significa solo un avance histórico a favor de las grandes mayorías, sino también la posibilidad de comenzar a desplazar los intereses oligárquicos enquistados en el Estado.
Gramsci está de moda. Pero mientras unos lo recitan como un relicario oxidado colgado del cuello de una retórica sin cuerpo, otros lo entienden como manual operativo, lo convierten en estrategia.
Contra la idea que buscan instalar las viejas élites, el fin del mandato de Gustavo Petro no es el final del ciclo popular y de izquierda abierto en Colombia. Es solo el principio.
Lejos del dogmatismo, Lenin fue un iconoclasta dispuesto a cuestionarlo todo para hacer avanzar la revolución. ¿Sobrevive hoy ese espíritu en la izquierda?
Los primeros 100 días de Donald Trump han demostrado lo que realmente significa hacer un uso intensivo del poder ejecutivo. Pero, además de paralizar de forma permanente el Estado, es difícil ver qué ha conseguido realmente con ello.
Las discusiones acerca de si Trump es o no fascista a menudo pierden de vista lo que está en juego políticamente en una respuesta u otra. Pero una cosa es segura: al igual que el fascismo italiano y alemán, el trumpismo refleja un sistema político que es incapaz de abordar la crisis capitalista.
La Revolución portuguesa sigue siendo un campo de batalla por su sentido histórico. Más que una simple transición democrática, fue una irrupción popular que desbordó los márgenes del antifascismo convencional.
La izquierda de hoy tiende a celebrar a la multitud solo de manera limitada y bajo ciertas condiciones. Debemos recuperar a las muchedumbres para la tercera década del siglo XXI.
Los actos por la No Amnistía mostraron fuerza y dirección. Pero para derrotar al bolsonarismo en 2026, la izquierda necesita más que símbolos: unidad, campañas políticas y movilización popular. Lula es necesario, pero la estrategia actual no alcanza. Con Trump de vuelta, el desafío es mayor.