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Néstor Perlongher (Fuente: Radio Cultura)

Política poética

Traducción: Valentín Huarte

La combinación entre crítica literaria y crítica política de Néstor Perlongher proyecta una solidaridad basada en una multitud extravagante.

El antropólogo, sociólogo y poeta Néstor Perlongher fue una de las figuras más importantes de la literatura latinoamericana, como así también uno de los teóricos culturales más influyentes que haya surgido del movimiento de liberación gay de los años 1970 en Argentina, que fue tan febril como sus homólogos en Francia, Italia, Reino Unido y Estados Unidos.

Nacido en Buenos Aires en 1949, Perlongher se unió cuando era estudiante al Partido Obrero, de orientación trotskista. Sin embargo, lo abandonó pronto, decepcionado por la incapacidad de la que hacía gala para apoyar la «causa gay», y específicamente al Frente de Liberación Homosexual. Militó para que el FLH adopte una línea ultraizquierdista, apostando por la colaboración con otras luchas de la izquierda argentina, a pesar de que esta última —haciéndose eco de orientaciones adoptadas en otros países— caracterizaba a la homosexualidad como una perversión imperialista.

Viendo en el patriarcado una construcción que se conjugaba con el capitalismo, y desilusionado por el fracaso de las revoluciones cubana y rusa a la hora de desmantelar el patriarcado, o cuando menos la opresión homofóbica, Perlongher escribió acerca de las formas en las que la oposición al machismo que atravesaba la sociedad latinoamericana podría expresarse a través de la escritura, de los movimientos políticos y del cuerpo humano.

Una de sus obras más importantes es Prosa Plebeya. Luego de una serie de sesenta y nueve preguntas y respuestas que introducen con gentileza su pensamiento, puede leerse una compilación de artículos de Perlongher sobre «Deseo y Política». La edición hábil de Osvaldo Baigorria y Christian Ferrer hace que los lectores y las lectoras sean lanzados directamente hacia el examen de los arquetipos de homosexual en la Argentina, y la defensa que Perlongher hace de las locas y de las maricas, afeminadas y abiertamente gays, que sufren la homofobia, la misoginia y la vigilancia sobre sus expresiones personales con mucha más intensidad que los chongos más tradicionales, que tienen sexo con otros hombres solo ocasionalmente, y que suelen ser repudiados por los movimientos gay por intentar buscar más «respetabilidad».

Perlongher, quien se refería a sí mismo en femenino y simpatizaba con las mujeres, con las drag queens y con las transexuales, especialmente con las trabajadoras sexuales, frecuentemente asesinadas de una forma descripta en sus textos como paramilitar, sostenía una demanda muy sencilla frente a los políticos, la policía y la sociedad en general: «Lo que queremos es que nos deseen».

Sus estudios sobre la historia del FLH, que siguen la regulación de la sexualidad en Argentina hasta los años 1930, considerando sus vínculos con la iglesia y con los militares, son fascinantes. Pero lo más provocador es cómo registra una subcultura que se desvanece frente a sus ojos. Son muy agudos sus análisis acerca de cómo la «normalización» de la homosexualidad, despojada de sus misterios, perpetuaba divisiones en los grupos queer y permitía que aquellos que adoptaban un modelo de comportamiento «gay» socialmente aceptable se desplazaran «hacia el centro», marginando a otros en el proceso.

Escribiendo acerca de cómo el SIDA volvió a plantear los temas del sexo y de los fluidos corporales como una cuestión de derechos, luego de que se hubiese intentado suprimirlos de esta esfera, Perlongher caracterizaba la negligencia de derecha, o la celebración, de la crisis —en Argentina y en Brasil, pero también en el Reino Unido y en Estados Unidos— como una táctica para suprimir la energía erótica que habían desatado los movimientos de liberación de los años 1970. Como respuesta a esto, planteaba que debía considerarse a las identidades sexuales no como «tipos» estáticos, sino como históricamente contingentes y adaptables a circunstancias políticas cambiantes, tales como la caída de las dictaduras militares en Argentina y Brasil. Esta observación sigue siendo relevante en la actualidad, en un momento en el cual la derecha reacciona violentamente contra las identidades LGTB+.

La prosa de Perlongher a veces parece salirse de la página, especialmente cuando habla de la gente que más le importa: las travestis y las locas que merodean entre una multitud de camaradas, cada una más extravagante que la otra.

Su política es siempre poética porque, como dice la introducción a Prosa Plebeya, la política sin poesía es mera burocracia. En este sentido, debe notarse que Perlongher también creó un canon de autores latinoamericanos cuya ficción combinaba técnicas literarias modernas y posmodernas con una crítica social queer radical, en un estilo que denominó neobarroco. Los escritores que menciona, tales como el dramaturgo Copi, quien —como Perlongher— escribió una obra incendiaria sobre Eva Perón, y el cubano exiliado Severo Sarduy —quien según Perlongher era más revolucionario que muchos autores que permanecieron en Cuba después de 1959— deben ser revalorizados. La escritura de Perlongher puede servir como una buena introducción a todos ellos.

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