Press "Enter" to skip to content
El marxista ruso Boris Kagarlitsky ha sido acusado de «justificar el terrorismo». (Transnational Institute / Flickr)

Libertad para Boris Kagarlitsky

Traducción: Pedro Perucca

El sociólogo Boris Kagarlitsky, destacado marxista ruso, ha sido detenido por el FSB de Vladimir Putin bajo cargos inventados de «justificación del terrorismo». Su detención muestra cómo el Estado ruso está silenciando a los críticos de su guerra.

En Rusia se ha iniciado un proceso judicial inventado contra el destacado sociólogo de izquierdas Boris Kagarlitsky. Se le acusa de «justificar el terrorismo» basándose en su debate sobre las motivaciones de las fuerzas armadas ucranianas en la explosión del puente de Crimea. La verdadera razón es la eliminación de las figuras de la oposición que quedan, en medio de una crisis política derivada de los fracasos militares.

Kagarlitsky es un reputado teórico de la izquierda en Rusia, conocido internacionalmente por sus obras, entre ellas los populares libros Entre la clase y el discurso y De los imperios al imperialismo, que ayudan a comprender la estructura del capitalismo moderno y los retos a los que se enfrenta el movimiento de izquierdas.

Kagarlitsky no emigró ni interrumpió su labor política, ni siquiera cuando las autoridades rusas lo tacharon de «agente extranjero» por su coherente postura antibelicista durante el conflicto ruso-ucraniano. Recientemente ha publicado su último libro. A lo largo de los años, la revista online Rabkor, dirigida por Kagarlitsky, se ha convertido en una plataforma informativa que une a personas con diversas perspectivas izquierdistas y prodemocráticas. Kagarlitsky nunca ha rehuido los métodos parlamentarios de lucha y ha entablado hábilmente debates con opositores políticos, llegando incluso a granjearse la simpatía de adversarios.

El 25 de julio de 2023 se supo que los servicios federales de seguridad (FSB) presentaron cargos penales contra Kagarlitsky en virtud de uno de los nuevos artículos represivos: «justificación del terrorismo». El motivo fue un antiguo post en las redes sociales en el que indicaba que la explosión del puente de Crimea podía entenderse «desde una perspectiva militar». Aprovechando este absurdo pretexto, Kagarlitsky fue rápidamente trasladado a mil kilómetros de Moscú y juzgado en una pequeña ciudad regional, en una sesión a puerta cerrada sin medios de comunicación ni representación legal. El tribunal de la ciudad de Syktyvkar ordenó la detención de Kagarlitsky hasta el 24 de septiembre. La vista se celebró a puerta cerrada. Permanecerá bajo custodia en el centro de detención de Verkhniy Chov. Ahora, el pensador de izquierdas se enfrenta a una pena de hasta siete años de prisión, mientras se están llevando a cabo registros en los locales de sus asociados.

Estas calculadas precauciones tomadas por quienes orquestan la persecución política de Kagarlitsky demuestran su seria preocupación por el apoyo que se manifestó hacia el sociólogo de izquierdas, quizá más que por cualquier otra figura pública que quede en Rusia. Y no sin razón, ya que la noticia de la detención de Kagarlitsky ha desatado la ira y la empatía entre un amplio abanico de activistas: todos aquellos que aprendieron de él, debatieron con él y trabajaron a su lado.

Además, no es el primer caso de persecución contra activistas de izquierdas: se están presentando cargos penales y administrativos por motivos falsos contra sindicalistas y activistas, como Anton Orlov y Kirill Ukraintsev, y cada semana se impone la condición de «agente extranjero» a nuevas personas, entre ellas el matemático y activista de izquierdas Mikhail Lobanov. A pesar de la casi desaparición de las vías legales para resistir la opresión del gobierno en Rusia, no dejaremos que Kagarlitsky se enfrente solo a sus acusadores.

Kagarlitsky debe ser liberado; y buscamos que este lema se haga eco de todos los que alguna vez le han estrechado la mano o han leído sus libros. Por eso solicitamos a todos el apoyo a esta causa, con publicaciones, acciones o prestando atención a sus libros. Las personas pueden perecer, pero las ideas no, y Kagarlitsky ha hecho todo lo posible para que los muros de la cárcel no obstaculicen su lucha por la libertad humana.

Cierre

Archivado como

Publicado en Artículos, homeIzq, Represión and Rusia

Ingresa tu mail para recibir nuestro newsletter

Jacobin Logo Cierre