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Laure Vega en el acto central de la CUP ante las elecciones generales de 2023.

«Si Podemos hubiera creado estructuras de base no habría dependido tanto de los medios»

UNA ENTREVISTA CON

La CUP tuvo su origen en candidaturas independientes tras la dictadura franquista, caracterizándose por su enfoque asambleario y horizontal en la toma de decisiones. Este domingo participan en las elecciones generales del Estado español, donde intentaran llevar una voz socialista al Congreso.

Entrevista de Revista Jacobin

En una coyuntura política cada vez más adversa para la izquierda europea, la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) de Cataluña ha demostrado su capacidad para mantener posiciones institucionales y expandir su presencia territorial. En las elecciones que se celebrarán este domingo en España, la CUP aspira a conservar y fortalecer su presencia en el Congreso.

Una figura emergente dentro de esta formación política es Laure Vega (Sant Boi, 1991). De origen obrero y trabajadora en el sector de la hostelería, Vega se encuentra en el segundo puesto de la lista de candidatos al Congreso de los Diputados. En un contexto político marcado por la reconfiguración del bipartidismo (PP y PSOE) y el crecimiento de la fuerza de ultraderecha liderada por Vox, la CUP se esfuerza por repetir y fortalecer sus resultados electorales en el país.

Hemos tenido la oportunidad de conversar con Laure Vega acerca del análisis del último ciclo político español, los desafíos que enfrenta la izquierda radical y el papel que desempeña la izquierda independentista en esta coyuntura.

Revista Jacobin

¿Cuáles son los orígenes y la filosofía organizativa de la CUP?

Laure Vega

La Candidatura d’Unitat Popular (CUP) tiene sus raíces en las primeras elecciones tras la dictadura franquista, donde diversas candidaturas independientes comenzaron a unirse con concejales y militantes procedentes del Partido Socialista de Liberación Nacional (PSAN). Con el paso del tiempo, se fueron creando más candidaturas independientes y se fueron fusionando otras, como la UM9 de Ribes, que también contaba con regidores que provenían del Partido Socialista Unificado (PSUC), y la CUPA de Arbúcies.

Uno de los elementos distintivos de la CUP es su enfoque asambleario, que aún perdura en la toma de decisiones. Es una organización muy horizontal, en la cual no existe una lógica de centralismo y dirección única, sino que renueva regularmente los cargos, tanto en puestos públicos -como diputados, alcaldes y regidores- como en los órganos de dirección, como es el Consejo político.

RJ

¿Cuál es el enfoque de la CUP en cuanto a su actuación a nivel municipal e institucional?

LV

La Candidatura de Unidad Popular centran su acción en los municipios, pero esto no implica que sean localistas en su enfoque. La CUP ha participado en elecciones más allá del ámbito local, como el Parlamento, donde actualmente cuenta con nueve diputados, y también al Congreso, como es el caso de las elecciones del 23 de julio. Su carácter municipal no se basa en una lógica localista, sino en la convicción de que la verdadera organización popular debe gestarse en los niveles de influencia más directa, es decir, en los barrios, pueblos y ciudades.

El propósito es estructurarse como un tejido que trascienda la noción tradicional de un partido político, adoptando una lógica de movimiento en contraposición a las prácticas de la política institucional convencional.

Desde sus inicios, la CUP ha comprendido, quizás de manera intuitiva, que el poder no se limita exclusivamente al Estado, sino que también se encuentra arraigado en todas las organizaciones de la sociedad civil que actúan como contrapeso y formas de legitimación independientes del Estado. La construcción de un poder popular sólido representa un pilar fundamental, con el objetivo de contrarrestar el poder estatal y la influencia ejercida por los intereses patronales.

Por lo tanto, consideramos que es crucial librar una lucha en el ámbito de las ideas, en la organización y en el ámbito eminentemente político, más allá del marco puramente institucional.

RJ

¿Cómo comprender la situación política actual a la luz del proceso político iniciado con el 15M?¿Cómo se reflejó aquella impugnación en el contexto catalán?

LV

Para comprender el momento político actual, es necesario echar la vista atrás. En el caso del Estado español, el 15M fue un punto de inflexión donde un fuerte descontento cristalizó en un grito de protesta contra los poderes que estaban afectando la política y la democracia, como el sistema bancario y la corrupción. En Cataluña, ese sentimiento también se manifestó en el proceso independentista. Después de que el Estatuto de Autonomía presentado por Cataluña fuera impugnado y recortado por el Tribunal Constitucional, surgieron frustraciones y demandas al Gobierno central sin respuesta, lo que llevó a un movimiento de impugnación y, finalmente, a reclamos de autodeterminación. Así, la impugnación democrática al Estado y al capital en Cataluña adoptó la forma de una búsqueda de mayor soberanía, en sintonía con movimientos similares en Grecia, pero también enraizada en un deseo de liberación nacional que se había mantenido latente durante décadas.

El punto culminante de este proceso ocurrió el 1 de octubre de 2017, cuando se llevó a cabo un referéndum en Cataluña que no había sido pactado con el Estado español y enfrentó una fuerte represión. Como consecuencia, un grupo de líderes políticos catalanes, como Carles Puigdemont y Ana Gabriel, se vieron obligados al exilio o a la prisión. La intensa represión generó un momento de gran tensión y descontento político.

Sin embargo, en la actualidad, nos encontramos en un momento caracterizado por la apatía y la desilusión política. Las promesas iniciales de impugnar el sistema y cuestionar el bipartidismo no han logrado ofrecer soluciones concretas para los problemas reales. En cambio, hemos sido testigos de un fortalecimiento del bipartidismo y un desplazamiento hacia posturas más derechistas, incluido el crecimiento de la extrema derecha. Además, en Cataluña, después de los acontecimientos de 2017-2018, el panorama político se ha visto afectado por una profunda desorientación. La represión no solo ha afectado a los representantes políticos, sino también a la sociedad civil, con un gran número de personas (más de 4000) enfrentando cargos de prisión.

RJ

¿Cómo percibe la posición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dentro del espectro de la izquierda española?

LV

Desde nuestra perspectiva, consideramos que la izquierda española puede dividirse en dos espacios distintos: uno lo conforman Unidas Podemos/Sumar y el otro es el PSOE. Nosotros vemos al PSOE como un partido que forma parte del llamado «régimen del 78», en el sentido de que ha sido un partido que coexistió con la «no transición» desde la dictadura franquista hacia un Estado que se suponía democrático.

Algunos hechos históricos refuerzan esta percepción, como las ejecuciones de militantes de la izquierda vasca bajo un gobierno del PSOE. Además, la modificación de la Constitución en 2011 para priorizar el pago de la deuda también ocurrió con el PSOE en el poder. A nuestro entender, el PSOE no puede ser considerado un partido de izquierdas, ya que no defiende los intereses de las clases trabajadoras; más bien, ha sido un actor clave para proteger los intereses del capital, de la patronal y de las grandes empresas representadas por el Ibex35.

RJ

Considerando esa percepción del PSOE, ¿cómo se posiciona Podemos en este panorama y cuál ha sido su rol en el contexto político español reciente?

LV

En relación a la posición de Podemos en este panorama político y su rol en el contexto español reciente, es importante reconocer la fuerza que tuvo el partido para canalizar el desencanto y la impugnación hacia las políticas imperantes en el Estado español. Podemos supo captar esa rabia y malestar, convirtiéndolo en una cuestión política de relevancia y logrando una irrupción significativa en el panorama electoral estatal. Su habilidad para comunicar de manera innovadora y salir de los marcos políticos tradicionales fue un acierto clave, permitiéndole llegar a un amplio espectro de la población.

Sin embargo, tras esos aciertos iniciales, se observaron algunas cuestiones que podrían haber sido abordadas de manera más efectiva. La negativa a desarrollar una base militante y estructuras más sólidas hizo que Podemos quedara expuesto a una fuerte influencia de los medios de comunicación. Aunque al principio recibió apoyo mediático, con el tiempo enfrentó una dura crítica basada a veces en noticias falsas. Si Podemos hubiera creado estructuras como las que existen en Cataluña o el País Vasco, no habría dependido tanto de los medios

Esta dependencia mediática, junto con discrepancias estratégicas internas, llevó a lógicas defensivas dentro del partido. Esto quedó evidenciado durante la reciente reunificación de la izquierda, que se llevó a cabo en un contexto de gran tensión.

Podemos tuvo aciertos notables al leer el momento político y convertirlo en un canal electoral. Sin embargo, no logró articular esto como una lucha que trascendiera las instituciones y mantuviera la disputa del sentido común surgido tras el 15M. Actualmente, vemos cómo los marcos políticos se desplazan hacia la derecha, impulsados tanto por la extrema derecha como por el propio Estado español. Además, el desprestigio sufrido por algunos representantes de Podemos y su organización ha afectado el proceso de reunificación de la izquierda española.

RJ

Uno de los temas clave en esta última legislatura ha sido el feminismo, ¿puedes hablarnos del rol del feminismo, y cómo ha influido en su acción política?

LV

En primer lugar, hay que hacer una mención específica de reconocimiento al trabajo muy importante que han hecho las organizaciones de base feministas. Personas que han dado un paso más allá y que lo han estado teorizando, como por ejemplo Carme Bernat en el País Valencià, pero también a nuestra representante en el Congreso, Mireia Vehí, que ha tomado posiciones valientes frente a leyes como la Ley «sí es sí».

Es fundamental no caer en simplificaciones. Creo que es relevante reconocer el avance en materia de derechos feministas, que incluyen por supuesto los derechos LGTBI. Pero, pese a que no era fácil hacer una crítica a una ley que se presentaba como un avance en los derechos de las mujeres en un contexto político de negación de la violencia machista por parte de la derecha, a nuestro entender, esta no era una regulación que avanzara realmente en la construcción de un feminismo universal, de un feminismo entendido como una propuesta política para la mayoría.

Intentar superar una estructura como el patriarcado a golpe de punitivismo, a golpe de Código Penal, se ha demostrado ineficaz. Por un lado, renuncia a comprender el patriarcado como una estructura que opera en las mujeres, pero también en el conjunto de la sociedad, siendo ineficiente a la hora de explicar, también, la violencia psicológica que sufren y ejercen los hombres hacia sí mismos, especialmente los hombres heterosexuales, al construir la masculinidad como una negación de los valores asociados a la feminidad. Por otro lado, sitúa el feminismo en un marco punitivista que renuncia a ofrecer soluciones relacionadas con la autoformación y la pedagogía. Y en última instancia, sitúa a las mujeres no como un sujeto autónomo que debe tener las condiciones materiales y sociales necesarias para decir «no es no», caracterizándolas como víctimas permanentes y, por lo tanto, descartándolas como sujeto político.

Creemos que feminismo es ir mucho más allá. Por ejemplo, una renta básica universal, es decir, una política de redistribución de la riqueza, es una política feminista. La vivienda como derecho es una política feminista y evidentemente el socialismo, la recuperación de los medios de producción y ponerlos en manos del conjunto de la sociedad, es una política feminista. Además, somos muy críticas con que el feminismo esencialista, que solamente entiende cómo sujeto a la mujer cis, ha abierto la puerta a posiciones reaccionarias que vienen dándose la mano con la extrema derecha en torno a las posiciones contra las mujeres trans.

No debemos definir a la mujer simplemente como una víctima del patriarcado. Conceptualizar a la mujer como un sujeto débil, siempre víctima y que siempre tiene la verdad, y que, por lo tanto no tiene capacidad de demandar, no tiene capacidad de agencia, es negativo. Se debe entender su función de reproducción dentro del sistema patriarcal y reconocer su potencial como sujetos políticos capaces de liderar el feminismo como una propuesta inclusiva y transformadora para toda la sociedad.

RJ

En el contexto actual, ¿cuál considera que es el papel de la izquierda independentista catalana?

LV

En este momento histórico específico, consideramos que el papel de los socialistas catalanes se puede dividir en dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, enfatizamos la importancia de comprender el derecho de autodeterminación como una herramienta para cuestionar al Estado español y sus raíces franquistas. Creemos que el actual Estado español aún conserva estructuras heredadas del franquismo y una concepción de la nación española arraigada en la época del falangismo. Esta visión contrasta con otros países que tienen una concepción más ilustrada o republicana de su nación. Por lo tanto, nuestro objetivo es cuestionar al Estado y abrir la posibilidad de que las diferentes naciones que lo componen decidan sobre su adhesión a un proyecto común o no.

En segundo lugar, nos proponemos ser una voz claramente socialista en el Congreso de los Diputados, a pesar de anticipar un ambiente hostil. Reconocemos que el Congreso no será el escenario principal para desarrollar políticas progresistas, pero sí es un espacio fundamental para librar una batalla en el campo de las ideas. A menudo, la izquierda ha subestimado esta dimensión, mientras que la extrema derecha y la derecha han sabido aprovecharla perfectamente. Por tanto, nuestro objetivo para el próximo 23 de julio es estar en el Congreso de los Diputados, defendiendo los intereses de las trabajadoras y los pueblos oprimidos.

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Publicado en Cataluña, Elecciones, Entrevistas, España, homeIzq and Política

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