Hugo Blanco fue ganado para las ideas socialistas y revolucionarias mientras estudiaba en La Plata, Argentina, por el líder trotskista Nahuel Moreno. a finales de los años 50, cuando no tenía más de 25 años. Ese mismo año, por consejo del partido, se trasladó a Cuzco, Perú, donde se vinculó con la lucha de los trabajadores del campo, que vivían y trabajaban en condiciones deplorables.
En Cuzco, Blanco se convirtió rápidamente en uno de los líderes más indiscutibles y reconocidos de las luchas agrarias e indígenas de principios de los sesenta, periodo en el que las movilizaciones populares estaban en su apogeo y el lema «¡Otac allpa otac huannuy!» (tierra o muerte) recorría los pueblos andinos más pobres.
Blanco también coleccionó varias detenciones, 14 huelgas de hambre y exilios. En 1969, encarcelado durante siete años en Perú, Blanco formó parte de la mesa de honor del IX Congreso de la IV Internacional, que se celebraba en Francia.
Uno de los exilios por los que pasó fue en Chile, hasta 1973. Allí, Blanco publicó varias cartas advirtiendo a la izquierda y a los trabajadores sobre los preparativos del golpe de Pinochet. Con la rápida victoria del golpe, Blanco buscó refugio en la embajada sueca y luego consiguió trasladarse a Suecia.
De vuelta a Perú, se convirtió en diputado de la Asamblea Constituyente de 1978, elegido junto a Ricardo Napurí y Henrique Fernández, todos ellos trotskistas, que en aquel momento militaban en el Frente Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular (FOCEP). A pesar del fraude, Blanco logró una votación masiva.
En las elecciones presidenciales de 1980 quedó en cuarto lugar. Fue diputado hasta 1985, cuando perdió su banca tras acusar de asesinato al general Clemente Noel. Veinte años después se confirmó que 56 personas habían sido torturadas y desaparecidas del cuartel de Los Cabitos, bajo el mando del general Clemente.
Blanco perdió su banca de diputado, pero su prestigio seguía siendo tan grande que consiguió volver a la escena política como senador en 1990. Pero volvió a quedar fuera del Parlamento tras el golpe de Alberto Fujimori.
Abandonó de nuevo el país y llegó a México, donde entró en contacto con la guerrilla zapatista que en 1994 estaba organizando una insurrección campesina que tomó la región agraria de Chiapas, en el sureste del país.
En estas últimas décadas, incluso a una edad avanzada, siguió militando por la causa ecosocialista e indigenista, publicando un periódico llamado Lucha Indígena y la revista Sin Permiso.
Hugo Blanco fue uno de los grandes luchadores socialistas de América Latina en el siglo XX. Su memoria sigue viva en las luchas de los oprimidos, campesinos, indígenas y obreros. Camarada Hugo Blanco, ¡presente! ¡Hasta el socialismo siempre!
(Nota publicada originalmente en Esquerda online)
