Estados Unidos retrocede en América Latina pero sigue siendo ampliamente dominante en la región. Pero la tentación de negocios con China desconcierta a los conservadores locales.
Artículos publicados por: Claudio Katz
Economista, investigador del CONICET, profesor de la Universidad de Buenos Aires y miembro del EDI (Economistas de Izquierda). Su página web es www.lahaine.org/katz.
La Doctrina Monroe orientó el desplazamiento de España e Inglaterra por EE. UU. y sus empresas en América Latina. Ese mismo patrón reaparece en el siglo XXI, pero con decreciente efectividad.
Las reformas para revertir el estancamiento económico se posponen por temor a socavar los logros sociales de la Revolución. Pero una combinación de mercado y protagonismo estatal es insoslayable para recuperar el crecimiento.
Una alternativa de izquierda es indispensable para superar la tibieza del progresismo actual. Esa opción sólo emergerá exponiendo críticas a la inconsecuencia de ese espacio. Para modificar las relaciones de fuerza hay que compartir alegrías y objetar capitulaciones.
El mapa regional ilustra la preeminencia de un progresismo más extendido que en la oleada anterior. Pero en toda la región persiste una polarización asimétrica entre un progresismo vacilante y una ultraderecha muy agresiva.
El fascismo fue un instrumento inusual en el marco de grandes acciones políticas de los asalariados e inéditas conflagraciones bélicas entre las principales potencias. La nueva derecha es muy diferente al fascismo clásico.
La nueva derecha canaliza el descontento con la globalización neoliberal encubriendo su complicidad con los atropellos patronales. Disfraza su conservadurismo con mensajes de rebeldía y culpa a las minorías desprotegidas por las desgracias que genera el capitalismo.
La derecha latinoamericana recibió recientemente reveses importantes (Brasil, Bolivia, Colombia), pero mantiene un significativo peso en la región. ¿Cuál es el perfil y las perspectivas de la derecha y la extrema derecha en América Latina?
Los levantamientos populares en América latiina que contuvieron la restauración conservadora y recrearon escenarios progresistas hoy afrontan la redoblada contraofensiva de la derecha.
El intento de asesinato de Cristina Kirchner es un hecho gravísimo que no se zanja con simples comunicados de repudio. Hay que registrar la terrible dimensión de este acontecimiento, frente a todas las maniobras para minimizar, banalizar o despolitizar lo ocurrido.