Entrevista por Kevin Lin y Michael Haack
El 1 de febrero, los militares de Myanmar tomaron el poder por medio de un golpe de Estado y depusieron a Aung San Suu Kyi. El golpe militar expuso de forma drástica la tan elogiada transición democrática de Myanmar, que llamó la atención de todo el mundo con la liberación de Suu Kyi en 2010 y con las primeras elecciones democráticas celebradas luego de muchas décadas en 2015, demostrando que se trató de un proceso fallido. La constitución de 2008, que rige actualmente en el país, les otorga a los militares el control total sobre ministerios importantes y una amplia autoridad para declarar el estado de emergencia.
Resta saber cómo responderá el pueblo de Myanmar. Suu Kyi y su partido siguen siendo populares en el país, a pesar de su brutal historial –que incluye haber permitido una limpieza étnica dirigida contra los musulmanes ruaingás–, debido a que se percibe en ellos la representación del fin del poder militar y de un proceso de apertura hacia el mundo.
Mientras tanto, el personal médico de las ciudades más grandes llamó a una huelga, la federación obrera más grande del país está convocando a la gente a no cooperar con el gobierno militar en temas relacionados con el trabajo y un grupo de Facebook titulado «movimiento de desobediencia civil llegó a reunir 800 000 «me gusta».
El movimiento obrero de Myanmar empezó a formarse antes del incompleto proceso de democratización. En 2009–2010 una oleada de grandes huelgas recorrió las fábricas textiles del país, que en general están en manos de capitales extranjeros. El gobierno respondió mediante la coerción: cercó las fábricas y forzó a los trabajadores y a los empleadores a llegar a un acuerdo, con lo cual socavó el impulso del movimiento.
Pero en 2011 se terminó la prohibición de los sindicatos y durante el año siguiente se legalizaron las negociaciones colectivas. Entonces, las organizaciones obrera empezaron a salir a la superficie. Las organizaciones de defensa de los derechos obreros que defendían a los migrantes birmanos en Tailandia volvieron a Myanmar y se unieron a sus compañeros y compañeras que militaban hasta ese entonces en la clandestinidad. Muchos militantes sindicales se apoyaron sobre el régimen de derecho liberal para agitar a los trabajadores y a las trabajadoras y conquistar la protección de sus sindicatos.
Las huelgas resultaron ser fundamentales a la hora de construir el movimiento. En 2019 se disparó otra oleada de huelgas en el sector textil del país, que ahora es enorme –emplea alrededor de 600 000 trabajadores y trabajadoras y es el responsable de las principales exportaciones de Myanmar– solo para colisionar con la pandemia de COVID-19 y sus múltiples restricciones.
Poco tiempo antes del golpe, conversamos con Ma Moe Sandar Myint de la Federación de Trabajadores Textiles de Myanmar, una militante que cumplió un rol clave durante la organización de las huelgas recientes, para tener una idea más adecuada de las luchas obreras que se desarrollan en Myanmar. Intentamos volver a comunicarnos con ella luego del golpe, pero la comunicación al interior de Myanmar se encuentra interrumpida. En cualquier caso, la única certeza es que la lucha contra el autoritarismo en Myanmar estará íntimamente vinculada al éxito del movimiento obrero.
KL / MH
En 2019, justo antes del brote de COVID-19, hubo una oleada de huelgas en Myanmar. ¿Cuál fue la causa?
MSM
Los trabajadores y las trabajadoras comprendieron los beneficios de la huelga. La huelga les otorga derechos. Las huelgas sirven para conseguir aumentos salariales. Cuando se desarrolla una huelga, otras personas comprueban que la huelga funciona. Llegan a probar el sabor de la huelga y es un sabor que les gusta. La huelga también les brinda la posibilidad de formar un sindicato.
Cuando hay una huelga, los trabajadores y las trabajadoras llegan a la fábrica y montan un campamento. Hablan entre sí, eligen a las direcciones de sus sindicatos y a sus representantes en ese mismo momento y aprenden juntos. Y quienes militan en alguna organización educan a los trabajadores y a las trabajadoras en el sindicalismo.
Cuando se dan cuenta de que sus salarios son muy bajos en comparación con lo que producen, generalmente se inquietan. No hay forma de conquistar derechos sin movilizarse. Hay que luchar colectivamente contra el empleador.
El rol de los y las militantes es muy importante. Digamos que los trabajadores y las trabajadoras se dirigen a los y las militantes, y luego estas personas les explican que se están violando muchos derechos en la fábrica pero que es imposible solucionar el problema en soledad. Es necesario reunirse con otros trabajadores y trabajadoras, conversar e intentar que se acerquen. Así podemos explicarles más cosas.
De esta forma, se juntan y entonces aprenden que si utilizamos los mecanismos gubernamentales tardaremos mucho tiempo.
KL / MH
Me gustaría concentrarme en una de las cosas que dijiste: que el sindicato se conforma en la huelga. ¿Por qué esto es tan importante?
MSM
La mayoría de los sindicatos estables surgen de las huelgas, y la mayoría de los sindicatos de nuestras federaciones atravesaron al menos dos o tres huelgas. Luego de una huelga es probable que se desarrolle otra, dependiendo de la forma en la que respondan los empleadores. Entonces, aquí la huelga es una costumbre.
Durante una huelga, quienes están encargados de organizar el movimiento les preguntan a las personas que trabajan en el lugar qué es lo que demandan de su empleador. Se escriben las demandas de distintos departamentos y distintas líneas de producción.
La participación suele ser alta. La gente no se queda en sus casas. Vienen a la fábrica como si fuese un día normal, traen sus almuerzos y se quedan todo el día.
Algunas personas duermen en el campamento, mientras que otras regresan al día siguiente.
KL / MH
Enfatizaste la participación obrera. ¿Podrías decirnos algo más sobre la democracia sindical en el movimiento?
MSM
Para definir la negociación, se debe votar a favor o en contra de tal o cual acuerdo. También se elige la dirección del sindicato. Se vota a los miembros del comité ejecutivo del sindicato. De acuerdo con la legislación laboral de Myanmar, hay siete miembros en el comité ejecutivo. En general, se los elige en el campamento de la huelga.
Las fábricas son enormes, así que unos pocos comités ejecutivos no logran cubrir a toda la fuerza de trabajo. Cada departamento o cada línea de producción eligen a sus representantes en función de la cantidad de personas que trabajan en el lugar.
La federación sindical y las personas encargadas de organizar el movimiento entienden que el poder está en manos de la gente que trabaja en el lugar y que los sindicatos tienen su propia autonomía. Lo que hace la dirección de la federación es aconsejar y apoyar las huelgas.
KL / MH
La legislación laboral de Birmania, ¿favorece a los trabajadores?
MSM
La legislación laboral no representa al mundo del trabajo. El motivo por el que el movimiento obrero progresa es la disposición a hacer huelgas. Eso es lo que está haciendo crecer al movimiento obrero.
Los trabajadores y las trabajadoras deben volverse más fuertes para hacer que las leyes sean mejores y representen su voz. Las huelgas son necesarias porque a partir de ellas se construyen los sindicatos que luego forman parte del movimiento obrero. Así funcionan las cosas.
KL / MH
¿Cómo llegaste a involucrarte en la militancia sindical?
MSM
Trabajo en el sector textil desde que era joven. En la escuela secundaria, tenemos vacaciones de verano, así que durante ese período trabajaba en una fábrica textil. En 2000 terminé la secundaria e ingresé directamente a la fábrica para trabajar como administrativa.
En 2015 hubo algunos cambios en el salario mínimo de Myanmar. En aquel momento, el salario mínimo era de 3600 kyats por día [alrededor de 2,70 dólares]. En mi fábrica, el empleador no pagó el salario mínimo durante el período de tiempo establecido por el gobierno.
Se produjo una huelga que duró varios días. El empleador dijo que devolvería el dinero, así que la huelga se levantó. Sin embargo, el empleador no cumplió con su promesa, motivo por el cual se adoptaron medidas para ralentizar la producción. El empleador respondió reteniendo los salarios. Intervino la Confederación de Sindicatos de Myanmar y nos asistió para formar un sindicato. En ese momento yo formaba parte del sindicato sin ocupar ninguna posición importante.
Durante ese tiempo, el empleador demandó a las dieciséis personas que dirigían la huelga, bajo el amparo del artículo 341 del código penal, por bloquear la puerta de ingreso a la fábrica. El empleador intentaba asustarnos, amenazándonos con que «el código penal podía llevarnos a la cárcel». Una de las personas que dirigían la huelga me preguntó sobre el artículo 341 del código penal. Yo tampoco sabía qué era, así que hablé con mi esposo y me dijo que no era algo tan grave. También le pregunté a una dirigente sindical mujer y aprendí que el código penal no es algo tan serio.
Entonces empecé a hablar con esas personas que dirigían la huelga y con otras más que empezaron a confiar en mí. No estábamos contentos con la dirección sindical que había en ese momento. Queríamos salir y hacer huelga. Una dirigente mujer decidió ponerse a la cabeza. De un total de 306 trabajadores, 220 decidieron participar de la huelga con ella. Así llegué a involucrarme en el movimiento obrero.
KL / MH
Considerando tu condición de mujer trabajadora, ¿cómo afecta a los procesos de organización el hecho de que el 90% de la fuerza de trabajo de la industria textil de Myanmar sea femenina?
MSM
Hace ocho o nueve años, las huelgas eran dirigidas por hombres. Los empleadores decidían no contratar muchos trabajadores varones. Se contrataba a mujeres trabajadoras porque los empleadores pensaban que las mujeres no lucharían. Lo que sucedió fue lo contrario. Las mujeres trabajadoras también están dispuestas a hacer huelgas.
En cuanto a la organización, a la hora de conversar y convencer a las compañeras, las cosas son más fáciles cuando pertenecemos al mismo género. Un obstáculo son los padres; otro es la pareja, o, si la compañera está casada, el esposo.
Pero contra todo pronóstico, las dirigentes mujeres están dispuestas a dejar atrás sus costumbres y sus tradiciones para luchar. Especialmente en las federaciones, la mayoría de las dirigentes son mujeres jóvenes que dedican su tiempo y energía a luchar por el movimiento obrero y sacrifican muchas cosas en el proceso. Están incluso dispuestas a divorciarse de sus esposos.
Y cuando participan de una huelga, esas mujeres no tienen miedo a ser despedidas. Superan ese miedo y se comprometen completamente. Estoy muy orgullosa de las mujeres trabajadoras que lideran las huelgas y el movimiento.
KL / MH
Hace mucho tiempo que estás en las fábricas. Viviste la transición hacia una democratización incompleta. ¿Qué tan importante fue este proceso?
MSM
En los años 2000 había pocas fábricas y se trabajaba de la mañana a la noche. Había incluso quienes trabajaban todo el año sin parar porque no tenían conciencia de sus derechos. Y las personas no podían reunirse porque el régimen militar no se los permitía.
Luego de 2010, el teléfono e internet sirvieron para que la gente trabajadora se informe. Empezaron a conocer sus derechos y se volvieron conscientes de lo que estaba sucediendo a su alrededor. También había muchas más fábricas, así que las personas que trabajaban empezaron a estar más conectadas entre sí.
En 2000, aceptaban la idea de que el empleador era como un dios porque les daba comida y salarios. Pero luego de 2010, las perspectivas sobre los empleadores cambiaron y los trabajadores empezaron a conocer sus derechos.
KL / MH
¿Cómo afectó el COVID-19 al movimiento de Myanmar?
MSM
Cuando el COVID-19 empezó a propagarse, el gobierno impuso restricciones que impedían que la gente se reuniera. Es imposible montar un campamento afuera de las fábricas en este momento, y esto limita la capacidad de hacer huelgas. Como no hay huelgas, no se forman sindicatos.
El COVID-19 también les da una ventaja a los empleadores a la hora de oprimir a los trabajadores y a las trabajadoras, mediante los despidos y la supresión de los sindicatos. Como las ventas están cayendo, los empleadores planean reducir la fuerza de trabajo.
A pesar de que no podemos hacer huelgas, tenemos que mantenernos fuertes y resistir, y cuando se levanten las restricciones del COVID-19 seremos capaces de contratacar. Entonces volverá a producirse otra oleada de huelgas.
Sobre los entrevistadores
Kevin Lin es militante sindical e investiga sobre China; Michael Haack fue el coordinador de la Campaña de Birmania en EE. UU. desde 2008 hasta 2010, y dirigió investigaciones sobre la historia y la política de Myanmar para la prensa de McSweeney, Voice of Witness, y para el Centro MacMillan de la Universidad de Yale.