Entrevista a James Schneider, organizador político y escritor inglés, sobre su rol en la refundación del campo político de la izquierda en el Reino Unido por medio de un nuevo partido que puede disputarle el liderazgo al laborismo.
Notas publicadas en Estrategia

Ante la brutalidad del genocidio palestino, algunos sectores de la intelectualidad crítica han caído en una deriva apocalíptica que llama a «tirar la toalla». Aquí creemos lo contrario: en el valor de la esperanza como afirmación política de una humanidad aún posible.
La derecha se ha apropiado del sentido común histórico y lo ha retorcido con fines siniestros. Desde la izquierda debemos responder con contundencia y reivindicar nuestras propias tradiciones radicales para construir un relato colectivo y popular sobre el pasado.
Los abolicionistas de la familia suelen verla como el corazón palpitante de la reproducción social capitalista. Pero esta visión malinterpreta tanto la estructura de la reproducción capitalista como la complejidad de cómo las personas sobreviven dentro de ella.
El auge de los doomers, los preppers y los antinatalistas en la izquierda revela algo más profundo que una simple pose de rebeldía: es síntoma del colapso de la fe en el mañana.
La distinción entre reforma y revolución sigue siendo central. Pero en lugar de clarificar el mapa de la izquierda, la categoría de «revolucionario» se ha vuelto una identidad abstracta y muchas veces sectaria. Es hora de pensarla de nuevo.
El kirchnerismo no representó una ruptura sistémica sino un proyecto de igualación dentro del capitalismo periférico. Sin embargo, incluso esa moderada redistribución bastó para abrir la puerta del odio clasista y el revanchismo.
La gravedad de la confirmación de la condena de Cristina Fernández no reside solo en el hecho de proscribir de por vida a la principal dirigente opositora. Reside en su intención de inhibir la reorganización del campo empancipatorio.