La crisis ambiental se ha convertido en un tema insoslayable que solo una pequeña minoría se atreve a negar. Pero el cambio climático no se combate con declaraciones de buenas intenciones. Hacen falta acciones concretas, y Cuba —otra vez— sirve de ejemplo.
Notas publicadas en Estrategia

Tras una década de enormes movilizaciones sociales y políticas, la situación política española se encuentra en un impase. Visto en retrospectiva, el proceso muestra una serie de cambios y evoluciones en torno a las cuales el régimen político ha construido un nuevo equilibrio temporal e inestable.
Disputar la república es una consigna necesaria en un presente en el que la desposesión nos ha quitado hasta nuestro vocabulario emancipatorio. No podemos seguir cediendo ni la palabra ni las palabras a quienes no nos reconocen como iguales.
Combatir el nacionalismo de derecha no debería significar defender el consenso neoliberal.

La sumatoria de pequeñas medidas progresivas en los primeros 100 días impresionan, pero fueron parciales e insuficientes. Queda claro que Lula decidió gobernar «en frío» y no «en caliente», privilegiando los pactos con los partidos tradicionales sobre la movilización popular. Bolsonaro sigue políticamente «vivo» y no debe ser subestimado.
Marx escribió célebremente que «los trabajadores no tienen patria», pero inmediatamente añadió que debían convertirse en «la clase dirigente de la nación». Durante más de un siglo, la izquierda ha luchado por conciliar ambas ideas.
Las enormes movilizaciones en Francia han creado una nueva situación. Pero, contra la afirmación de ciertos sectores de la izquierda, no asistimos a un «momento prerrevolucionario».
Peter Thomas, autor de una de las obras más destacadas del renacimiento de los estudios gramscianos en la teoría social contemporánea, The Gramscian Moment (2009), propone una relectura del significado la obra de Gramsci para las prácticas políticas de hoy en día.