Las nuevas derechas se encuentran embarcadas en una auténtica «guerra santa» contra todo lo que les huela a «marxismo cultural». Desde allí, buscan avasallar los derechos humanos, de las mujeres y de las minorías al mismo tiempo.
Notas publicadas en Argentina
Los primeros días del gobierno de Milei confirman su decisión de llevar adelante una verdadera guerra contra la clase trabajadora. Ante las vacilaciones o complicidades de la Justicia, los legisladores y parte del sindicalismo, las posibilidades de frenar el brutal ajuste residen en la lucha popular.
Lo más sorprendente de la elección de Milei es que ha captado gran parte del voto de la clase trabajadora.
Milei priorizó en su campaña las cuestiones económicas sobre las culturales, a diferencia de Bolsonaro. Pero ambos reflejan el espíritu destructivo del neoliberalismo en su fase nihilista.
Kissinger fue clave en la relación del imperialismo estadounidense con las dictaduras militares en el Cono Sur. Documentos desclasificados siguen precisando su rol en la cruzada anticomunista de EEUU.
Milei encara el cuarto intento de reorganización neoliberal, y el ajuste que propone augura una guerra contra el pueblo. Pero para evaluar si se trata o no de un viraje histórico habrá que aguardar al inicio de su mandato y conocer qué respuesta popular encuentra.
Frente a la desazón de la militancia, es fundamental una rápida reacción. Ante el riesgo de que la aplicación de la «doctrina del shock» en la Argentina propine una derrota histórica a sus fuerzas populares, urge entender qué pasó en las elecciones y qué escenario se abre.
A partir de ahora estamos en terra incógnita, con la obligación de ir construyendo un nuevo mapa político y nuevas herramientas para el próximo período. Un resultado electoral no es suficiente para derrotar a los sectores populares. Tenemos por delante una gran batalla social y política.
Del análisis del voto de Milei emergen dos determinantes, uno es la asociación de su voto con la informalidad laboral, el otro la crisis del voto peronista.
Este domingo el resultado del ballotage resolverá un aspecto de la situación política, sin duda muy importante, pero más allá del 19, aunque Milei saliera derrotado, persistirán las consecuencias de la crisis del peronismo.