Hablamos con Bernie Sanders sobre la crisis de la sanidad con ánimo de lucro en Estados Unidos, por qué solo un movimiento de masas puede conseguir Medicare for all.
Notas publicadas en Salud
Lejos de ser un ideólogo, Luigi Mangione se asemeja más a un votante indeciso medio: con una mezcolanza de opiniones políticas pero decididamente enfurecido por las barbaridades de un sistema de salud con ánimo de lucro.
Un feminismo socialista debe insistir en la acumulación de fuerzas y la politización popular que solo produce la movilización. No hay atajo posible.
Canadá ostenta una de las tasas de muerte asistida más altas del mundo, permitiendo a los enfermos terminales morir con dignidad. Sin embargo, esto se va pareciendo cada vez más a una sustitución distópica de bienestar social por eutanasia.
El presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, declaró sin rodeos que la guerra contra las drogas constituye un fracaso sangriento.
Los políticos quieren mejorar nuestra cada vez peor salud mental con iniciativas psiquiátricas. El problema de este modelo, afirma la historiadora de la neurociencia Danielle Carr, es que ignora las bases estructurales del sufrimiento mental generalizado.
Tras la caída de la Unión Soviética, el sistema de salud georgiano devino en un campo de pruebas para las políticas de privatización. El resultado: aumento de la mortalidad, reaparición de enfermedades que habían sido erradicadas y abandono de la atención preventiva.
Suele decirse que las oportunidades de comer de manera sana y sostenible están al alcance de todos, y que quien no lo hace es por su propia elección. Esta narrativa es muy conveniente para la industria alimenticia, pero carece de todo fundamento.
El trabajo moderno ha creado una epidemia de mala salud mental, y sin embargo cada caso es tratado como un problema individual. Solucionar esta crisis, creada y alimentada por el capitalismo, exige cambios políticos profundos.
Desde las filtraciones de los laboratorios hasta la eficacia de los tapabocas, la imposición mediática del consenso científico a través de la regulación de las preguntas aceptables es en sí misma anticientífica.