Los ataques contra el derecho a la libertad de reunión tienen una larga historia. Durante siglos, los gobernantes de la antigua Roma intentaron impedir que el pueblo se organizara en defensa de sus intereses, pero las protestas continuaron resurgiendo.
Notas publicadas en Protesta
En un país con escasa tradición política de izquierda como Panamá, un movimiento de huelga que dura ya casi dos meses está demostrando el poder de los sindicatos. El gobierno responde con represión, actuando como retaguardia de las grandes multinacionales.
Un fatal derrumbe en una estación de trenes en Novi Sad, Serbia, desencadenó meses de protestas multitudinarias a fines de 2024. Pero la dificultad para forzar un cambio institucional llevó a algunos activistas a mirar hacia el ámbito electoral.
Pocos lo saben, pero existe una larga y noble historia de judíos y palestinos que resisten juntos a los crímenes de Israel.
La izquierda de hoy tiende a celebrar a la multitud solo de manera limitada y bajo ciertas condiciones. Debemos recuperar a las muchedumbres para la tercera década del siglo XXI.
Donald Trump afirma que quiere restaurar la «libertad de expresión» en Estados Unidos, pero le retira la financiación federal a la Universidad de Columbia para castigar a los estudiantes que protestan en solidaridad con Palestina.
El arresto de Mahmoud Khalil expone, una vez más, cómo la derecha miente cuando se presenta como defensora de la libertad de expresión. También deja en evidencia que la izquierda nunca debería haber cedido terreno en esta batalla.
La socialdemocracia sueca suele idealizarse como una benigna fuerza reformista que proporcionó bienestar a unas masas agradecidas. Sin embargo, el modelo fue producto de un radicalismo obrero al ahora los socialdemócratas se oponen.
El ataque de Donald Trump y Elon Musk a los trabajadores federales amenaza no sólo a los empleados del gobierno, sino a las condiciones laborales en toda la economía y la viabilidad de servicios cruciales. Pero los trabajadores federales se están uniendo para contraatacar.
Las últimas dos décadas han estado marcadas por una ola global de levantamientos, disturbios y ocupaciones que ya no buscan tomar el control de los aparatos estatales, como en el viejo paradigma revolucionario, sino que se concentran en la insurrección como un arte en sí.