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Kurt Cobain durante la grabación de MTV Unplugged en los estudios Sony de Nueva York, el 18 de noviembre de 1993. (Frank Micelotta / Getty Images)

Kurt Cobain, héroe de la clase obrera

Traducción: Pedro Perucca

La rabia de clase está presente en todos los álbumes de estudio de Nirvana. Treinta años después de la muerte de Kurt Cobain, debemos recordar su crítica a las grandes corporaciones, una postura política moldeada por su origen obrero.

En 1991, Kurt Cobain, el líder de Nirvana fallecido hace treinta años, escribió una carta a Rolling Stone en la que expresaba lo que pensaba de la audiencia y el pedigrí político de la revista. «En este momento de nuestra carrera, antes del tratamiento contra la caída del cabello y el mal crédito, decidí que no tengo ningún deseo de hacer una entrevista», escribió Cobain. «No nos beneficiaría una entrevista porque el lector medio de Rolling Stone es un ex-hippie de mediana edad convertido en hippócrita, que abraza el pasado como “los días de gloria” y tiene un enfoque más amable, gentil y adulto hacia el nuevo conservadurismo liberal. El lector medio de Rolling Stone es rebelde solo de la boca para afuera».

La carta de Cobain nunca se envió. Él y los otros miembros de Nirvana —Krist Novoselic (bajo) y Dave Grohl (batería)— aceptaron finalmente aparecer en Rolling Stone, aunque con Cobain luciendo en portada una famosa camiseta con el lema «Las revistas corporativas dan asco». No obstante, esta carta, que se recoge en la excelente biografía de Cobain escrita por Charles R. Cross, Heavier Than Heaven (2001), capta la aguda sensibilidad política del cantautor, un espíritu que a menudo fue minimizado por los críticos y olvidado entre los oyentes de su música.

La rabia de clase se hace presente en todos los álbumes de estudio de Nirvana. Desde su debut, Bleach (1989), hasta su canto del cisne, In Utero (1993), el sonido y la actitud de la música de Cobain estaban profundamente arraigados en su origen obrero, centrado en el pueblo maderero de Aberdeen, Washington, donde vivió la mayor parte de su corta vida. Aunque sus letras rara vez abordaban directamente este contexto, su visión del mundo y su perspectiva crítica estaban marcadas por la economía maderera, la desigualdad económica y la consiguiente falta de oportunidades para la clase media que experimentó al crecer en una pequeña ciudad del noroeste del Pacífico estadounidense.

Altas probabilidades

Cobain nació en febrero de 1967, hijo de un padre de veintiún años que trabajaba como mecánico en una gasolinera Chevron y de una madre de solo diecinueve. Como describe Cross, el dinero era un problema constante, tanto para la familia Cobain como para la población local en general. La economía maderera de Aberdeen había tocado techo a principios de los años setenta y muchos de sus casi veinte mil habitantes optaban por marcharse a trabajar a otros lugares. Las presiones económicas agobiaron a los padres de Cobain y acabaron contribuyendo a su divorcio, una experiencia que dañó emocionalmente a Cobain a una edad temprana y de la que nunca se recuperó del todo.

Las escuelas públicas, especialmente las clases de arte, le ofrecieron cierto alivio, aunque durante el instituto pasó por diez hogares diferentes, tanto de acogida como familiares. Cobain también se quedó sin hogar y rechazó a sus padres para quedarse solo. Mitificó este periodo de aproximadamente cuatro meses en la canción «Something in the Way» del LP de Nirvana Nevermind (1991), en la que menciona haber dormido debajo de un puente en Aberdeen, una afirmación rebatida por Novoselic, entre otros. No obstante, Cobain dormía regularmente en edificios vacíos e incluso en la sala de espera del Grays Harbor Community Hospital, a veces cargando comida de la cafetería a números de habitación inventados.

Durante este período, Cobain retomó su interés por la música. Buzz Osborne, de los Melvins, iba unos años por delante de él en la escuela y se convirtió en su mentor, introduciéndolo en el punk rock. Tras otro periodo sin hogar, durante el cual Cobain recibió vales de comida y trabajó como conserje en el instituto al que había asistido —trabajo que más tarde simularía en el vídeo de la exitosa canción de Nirvana, «Smells Like Teen Spirit»—, se comprometió más plenamente con la música gracias al modelo que le proporcionó Osborne y al conocer a Novoselic, que fue al instituto en Aberdeen. Aunque el dinero seguía siendo un problema constante, Cobain había encontrado un propósito.

Los años que siguieron, aproximadamente de 1987 a 1991 —año en que se publicó Nevermind—, fueron una mezcla de estridente ambición y grandes dificultades. Cobain y Novoselic pagaron sus deudas viviendo varios clichés de bandas de rock, ya fuera tocando en fiestas de fraternidades, cambiando bateristas o durmiendo en el suelo durante giras regionales. Sub Pop, el primer sello discográfico de Nirvana, proporcionó validación a Cobain pero también perjudicó a la banda debido a sus propias dificultades financieras: pagaba el costo de grabación pero también se quedaba con los beneficios.

A esas alturas, el noroeste del Pacífico se estaba convirtiendo rápidamente en un centro neurálgico de la escena musical alternativa. Bandas como Green River, Mudhoney y Soundgarden habían definido el género grunge, mientras que grupos como Bikini Kill, Bratmobile y 7 Year Bitch iniciaron la escena riot grrrl. Cobain se había sentido atraído por Olympia, sede del Evergreen State College, y su papel en el fomento de estas tendencias a través de sellos como K Records y Kill Rock Stars. Por aquel entonces salía con Tobi Vail, la baterista de Bikini Kill, una relación que inspiró «Smells Like Teen Spirit» a partir de un grafitti improvisado de Kathleen Hanna, la vocalista de Bikini Kill. Grohl, que ya se había unido a Nirvana, también salía con Hanna. Sin embargo, a pesar de estas estrechas relaciones, Cobain sentía inseguridad de clase al relacionarse con este grupo de universitarios. Sentía que tenía algo que demostrarles.

Nevermind, grabado en Los Ángeles en la primavera de 1991, era esa prueba. Nirvana había llamado la atención gracias a su primer álbum Bleach, a sus constantes giras y al reconocimiento de grupos más veteranos como Sonic Youth. Cobain, Novoselic y Grohl firmaron con DGC, un sello de Geffen Records, una discográfica importante. A pesar de este lucrativo contrato, Cobain regresó a Olympia de un viaje a Los Ángeles en julio para descubrir que había sido desahuciado de su departamento. Durante varias semanas, vivió en su coche, como había hecho antes, solo unos meses antes de que Nevermind se convirtiera en disco de platino. Aparentemente, su éxito resolvería las circunstancias vitales de Cobain, financieras y de otro tipo. Pero al final, no fue así.

Expresión y fuga

No existe una única explicación para el suicidio de Cobain en abril de 1994. Sin duda, su grave adicción a la heroína, con la que amigos, familiares y su mujer, Courtney Love, intentaron acabar, desempeñó un papel clave. Pero también hay que tener en cuenta las presiones de una fama repentina y extrema y los traumas emocionales persistentes de la infancia. Las angustias de toda la vida, incluida la de clase, probablemente influyeron en su sentido de la limitación.

En febrero de 1991, antes de las sesiones de grabación en Los Ángeles, Cobain comenzó un ensayo autobiográfico inacabado, que se cita brevemente en el libro de Cross. «Hola, tengo 24 años», empieza Cobain. «Nací como un hombre blanco de clase media-baja en la costa del estado de Washington (…). Mis padres se divorciaron, así que me mudé con mi padre a un parque de casas rodantes en una comunidad maderera aún más pequeña. Los amigos de mi padre le convencieron para que se uniera al Columbia Record Club y pronto aparecieron discos en mi casa rodante una vez a la semana, acumulando una colección bastante grande».

La música era una vía de escape para Cobain y, al igual que a sus héroes John Lennon y Paul McCartney, que procedían de entornos obreros similares, le proporcionaba un medio de expresión, incluida una ira clasista. Cobain expresaría su aprecio por el hip-hop en la misma línea, aunque criticaba su misoginia, y artistas del rap como Jay-Z le rendirían respeto más tarde. De hecho, Cobain se manifestó abiertamente contra el sexismo, la homofobia y el racismo que encontró en la escena del rock, especialmente por parte de otros músicos varones blancos, incluidas figuras tan estimadas como Eddie Van Halen.

A lo largo de su vida, Cobain intentó luchar contra un sistema —artístico, social y económico— que lo había desfavorecido desde el principio. También intentó crear un espacio para otras voces, ya fueran bandas lideradas por mujeres como Shonen Knife o artistas marginados como Daniel Johnston. Treinta años después, es importante recordar a Cobain no solo por su música o por su trágico fallecimiento, sino por sus ideas políticas progresistas, fruto de su propia experiencia, que intentó articular y destacar durante su vida.

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Publicado en Arte, Artículos, Cultura, Estados Unidos, homeCentro2 and Música

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