A los críticos les encanta la última película de Wim Wenders, por su retrato de un feliz limpiador de baños japonés. Pero en realidad es una fantasía de evasión, que parece atraer sobre todo a los ricos.
Notas publicadas en Cultura
En la Inglaterra premoderna los campesinos organizaban partidos de fútbol en terrenos cercados. Hoy los hinchas se unen para comprar equipos a propietarios corruptos. El fútbol siempre ha formado parte de la cultura de las clases populares.
Ken Loach habla sobre su carrera, las perspectivas del cine político actual y las razones por las que los artistas deben desenmascarar la explotación y visibilizar las luchas de la gente común contra la injusticia.
Recientemente se ha descubierto que la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, es pariente lejana de Antonio Gramsci. Aunque políticamente se ubican en extremos opuestos, Meloni ha emprendido una campaña por el control de las instituciones culturales cuyas razones Gramsci comprendería bien.
En los años 80 y 90, sucesivos pánicos morales ante el vandalismo y la violencia en la televisión británica culminaron en una campaña de la derecha contra un peligroso fenómeno social: las Tortugas Ninja.
El libro clásico de C. L. R. James sobre críquet utilizaba al como ventana a la historia de las Indias Occidentales cuando, desafiando al racismo, su pueblo se liberó del dominio colonial británico.
La última película de Martin Scorsese, Los asesinos de la luna, está bien pensada y es digna de admiración. Pero carece del clásico desenfreno y el brillante caos controlado que tanto disfrutamos de sus producciones cinematográficas.
Las nuevas derechas se encuentran embarcadas en una auténtica «guerra santa» contra todo lo que les huela a «marxismo cultural». Desde allí, buscan avasallar los derechos humanos, de las mujeres y de las minorías al mismo tiempo.
Durante sus años en Argelia, Karl Marx atacó con indignación los violentos abusos de los franceses y la desvergonzada arrogancia, presunción y obsesión de Occidente por vengarse de todo acto de rebelión de la población árabe de la región.
Un descenso al espantoso planeta de la ciencia ficción reaccionaria.