En los últimos trece años, el gobierno conservador del Reino Unido ha hecho todo lo posible por deshacer casi todas las mejoras salariales y de condiciones laborales de los trabajadores, por lo que no es frecuente que hablemos de organizarse para algo que no sea una medida defensiva. Pero cambiemos eso. Hablemos de organizarnos para conseguir una semana de cuatro días.

Los recientes avances hacia una semana de treinta y cinco horas han establecido un punto de partida decente como reivindicación central para que los sindicatos la lleven a la mesa de negociación. Sin embargo, a la luz de la adopción de la semana de cuatro días en diversos sectores, junto con el gran éxito de la prueba de una semana de cuatro días en el Consejo del Distrito de South Cambridgeshire (han ahorrado más de 550.000 libras esterlinas al cubrir puestos difíciles y ampliar la prueba para incluir a los trabajadores de los servicios de recolección de basura del municipio) y la inminente prueba de una semana laboral de cuatro días en el sector público escocés (en cumplimiento de un compromiso manifiesto del Partido Nacional Escocés asumido en 2021), ahora es el momento de incluir una mención explícita a la semana laboral de cuatro días y treinta y dos horas en las demandas salariales y las reivindicaciones paritarias de los sindicatos.

También es hora de que todos los trabajadores, sindicalizados o no, exijan una semana de cuatro días en sus lugares de trabajo. La semana de cuatro días es la moneda de cambio ideal para tener sobre la mesa cuando las conversaciones salariales llegan a un callejón sin salida. ¿El jefe no quiere ceder en el 5%? Añada un acuerdo para probar una semana de cuatro días y podría llegar a un acuerdo que contente a todos.

Para cualquiera que esté leyendo esto y sopesando los pros y los contras de iniciar su propia campaña en el lugar de trabajo, vale la pena señalar que la semana de cuatro días es una reivindicación eminentemente alcanzable.

Esto es cierto desde el punto de vista económico: tal y como mostraba un reciente estudio de referencia realizado por el grupo de expertos independiente Autonomy, hasta nueve millones de trabajadores podrían tener una semana laboral de cuatro días y treinta y dos horas sin pérdida de salario en menos de una década, gracias únicamente a los beneficios de productividad de la inteligencia artificial (IA). «Podrían» es la palabra clave aquí, porque no hay nada que diga que los beneficios de la IA tengan que repartirse equitativamente.

Como hemos visto antes con la predicción de John Maynard Keynes de una semana de quince horas que no se cumplió, los avances tecnológicos pueden habernos hecho infinitamente más productivos por hora, pero la codicia de unos pocos elegidos ha conseguido convertir esa productividad en beneficios y subidas de precios, en lugar del tiempo libre que deberíamos haber acabado teniendo.

Si no lo defendemos, podemos estar seguros de que los beneficios de la IA irán directamente a los jefes de las empresas a través de mayores beneficios. Como trabajadores y organizadores, depende de nosotros asegurarnos de que los avances tecnológicos trabajen a nuestro favor, en lugar de en nuestra contra. La semana de cuatro días es el vehículo perfecto para hacer exactamente eso.

Afortunadamente, esto también es cierto en el lado de la organización, como ya han demostrado varias campañas en el lugar de trabajo. En una gran organización benéfica nacional, los miembros de Unite concluyeron su última campaña salarial con un acuerdo para probar una semana de cuatro días en la organización. El año pasado, los empleados de Amigos de la Tierra hicieron campaña y consiguieron una semana laboral permanente de cuatro días y treinta horas. Los trabajadores de la agencia de movilización digital Forward Action defendieron la semana laboral de cuatro días ante sus directores en septiembre de 2022; desde entonces han llevado a cabo un exitoso proyecto piloto, que finalizó en marzo, y todo apunta a que mantendrán la semana reducida a largo plazo.

Muchas otras campañas han visto cómo la demanda de una semana de cuatro días unía a un número abrumador de compañeros. Este mes de noviembre, los miembros del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales de un importante departamento gubernamental iniciaron su campaña a favor de una semana de cuatro días con un acto de presentación en los equipos que reunió a más de setecientos funcionarios muy comprometidos.

Estas historias de éxito y los ejemplos de campañas que acaban de empezar son cruciales, porque para conseguir mejores salarios y condiciones lo primero que se necesita es la aceptación de los compañeros, y una de las mejores formas de conseguirla es demostrar que se pueden conseguir las reivindicaciones. De este modo, puedes crear una campaña respaldada por compañeros que quizá no hayan desafiado antes a su jefe en lo que respecta a las condiciones de trabajo. Y con el tiempo, estos trabajadores saldrán del otro lado con un conocimiento mejor y más profundo de su lugar de trabajo y de las estructuras de poder que lo rigen. A largo plazo, estos esfuerzos pueden contribuir a aumentar la conciencia política y a crear un mundo mejor para todos.

Eso, por supuesto, antes incluso de hablar de los beneficios que vienen después de la aplicación. Un día libre más significa una nación de trabajadores que viven más felices y más sanos. Hemos visto a trabajadores utilizar su tiempo libre para hacer voluntariado, comprometiéndose más con su comunidad local. Otros tienen más tiempo y energía para el activismo político. Esperamos que muchos se animen a tomar lo que han aprendido de sus campañas de la semana de cuatro días y lo apliquen a otras cuestiones en sus lugares de trabajo, sus industrias y a la economía en su conjunto.

La semana de cuatro días significa tiempo para respirar. Significa tiempo para comprometerse con lo que ocurre a nuestro alrededor. Tiempo para conectar con los demás. Tiempo para descansar, pero también para actuar. La pregunta es: ¿a qué esperamos?