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Un trabajador de General Motors sosteniendo una copia de su contrato colectivo de trabajo en agosto de 2021. (Foto: Daina Solomon / Reuters)

El sindicalismo automotriz mexicano en foco

Un aporte crítico para comprender las transformaciones que impulsó la reforma laboral de 2019 en México.

Entrevista por
Roberto Sánchez Moreno

Willebaldo Gómez Zuppa es doctor en Estudios Laborales por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. En su calidad de experto en el campo de relaciones laborales del sector automotriz mexicano, en esta entrevista para Revista Jacobin brinda un aporte crítico para comprender las transformaciones producto de la Reforma Laboral del 2019 en dicho sector. La Reforma Laboral consta de una reforma a la Ley Federal del Trabajo que sienta un precedente histórico en un país en el que predominan los sindicatos de protección patronal, los cuales deberán legitimar los contratos colectivos de trabajo (CCT).

Habiendo realizado múltiples investigaciones al respecto y participando codo a codo con los movimientos de trabajadores, el Dr. Willebaldo Gómez Zuppa detalla la relevancia que tiene el sector automotriz para el desarrollo económico mexicano y advierte la existencia de irregularidades en términos de la impartición de justicia laboral y la simulación en los procesos de legitimación de los CCT. No obstante, también recalca la ventana de oportunidad para la transformación de las trayectorias laborales, al tiempo que sugiere importantes líneas de acción para el sindicalismo independiente y combativo.

 

RS

¿Cuál es la relevancia que tiene el sector automotriz para el desarrollo económico mexicano?

WG

El sector automotriz por sí solo es quizás la industria estrella de la economía mexicana en la última parte del siglo XX y principios del siglo XXI. Es uno de los tres sectores económicos manufactureros en que más divisas ingresan, lo cual le permite estabilizar tanto su balanza comercial como la balanza de pagos. Además atrae muchísima inversión extranjera directa, es un pilar del desarrollo. Gracias a este tipo de inversiones hemos visto una transformación radical en algunas regiones (inicialmente en el centro del país, luego en la franja norte y más recientemente en el Bajío). Por lo tanto, se trata de un sector estratégico tanto por la generación de divisas, como por su vínculo con el exterior y su trayectoria de transferencia tecnológica en los procesos productivos.

 

RS

¿A qué se debe el ingreso de nuevos fabricantes de vehículos y autopartes y la apertura de nuevas plantas?

WG

Aquí hay cuatro factores que son fundamentales. El primero es la cercanía con el mercado más importante del mundo en términos de consumo automotriz, los Estados Unidos. La participación de México en este bloque comercial —que es ahora el T-MEC— brinda una ventaja y oportunidad importante para las armadoras automotrices. El segundo elemento es que México desarrolla su industria automotriz prácticamente hace cien años. La primera instalación fabril de la que se tiene noticias se da en 1925, con Ford en la Ciudad de México. Esto generó cierta trayectoria, posibilitando la formación de trabajadores capacitados.

El factor trabajo también se fue desarrollando y actualizando. Iba creciendo la industria y, comparativamente, las calificaciones y competencias que tenían los trabajadores mexicanos no estaban en relación con los costos de la mano de obra en Estados Unidos y Canadá. Entonces ese diferencial en términos económicos de lo que cuesta la fuerza de trabajo, las remuneraciones a los trabajadores, es un gran atractivo para las industrias. En México tienes trabajadores calificados con trayectorias tecnológicas crecientes que conocen las nuevas tecnologías y cuyo costo representa, en algunos casos, una décima parte de lo que ganarían los trabajadores con las mismas competencias y habilidades en Estados Unidos o Canadá.

El tercer factor que yo ubicaría es la gran promoción de la inversión extranjera directa. Costos de terrenos a muy bajo precio, una cadena de proveedores que se instaló a lo largo y ancho del país, vías de comunicación que prácticamente tuvieron la intención de conectar estos centros productivos y, bueno… todo lo que tiene que ver con la condonación de impuestos para los corporativos que se instalarían en el país. No solo contaba el bajo costo de los terrenos, sino que prácticamente todos los servicios corrían a cargo del Estado mexicano en sus distintos niveles: gobierno federal, gobierno estatal o gobierno municipal, con la finalidad de atraer este tipo de inversiones.

Y hay un cuarto elemento que espero se esté transformando en estos años, relacionado con la estabilidad laboral derivada del modelo sindical corporativo que se tenía en el país. Un sindicalismo corporativo que paulatinamente se convirtió en un sindicalismo de protección patronal, que prácticamente garantizaba a los empresarios hacer y deshacer en términos de relaciones laborales. Esto también significó mucha estabilidad, sobre todo en términos de la planeación para las corporaciones.

 

RS

¿Cuál es la causa del alto porcentaje de convenios colectivos de trabajo legitimados en el sector automotriz?

WG

En el caso del sector automotriz eso está vinculado a este tema que representó en México la simulación de las relaciones laborales. Cuando se hace un trabajo de campo en los distintos escenarios productivos, observamos que la gran mayoría de los trabajadores no conoce sus sindicatos, no conoce a sus representantes, no conoce a los dirigentes, no conoce el contrato colectivo y tampoco sus derechos fundamentales. Esto permitió que la gran mayoría de corporativos automotrices, tanto ensambladoras como autopartes, pudieran legitimar los CCT, en muchas ocasiones sin que los trabajadores supieran. De eso hay evidencia empírica: en muchos lugares, muchas plantas de mil quinientos, dos mil trabajadores, el CCT se legitimaba con la participación de solo doscientos trabajadores.

En ese sentido, pues sí, la industria automotriz como sector logra legitimar el 95%. Ese 5% restante representa a aquellos sectores icónicos, que se han publicitado mucho. El caso de General Motors, en Silao, el caso de St. Gobain, en Morelos, el caso de los trabajadores que se agruparon en el SNITIS Movimiento 20/32 en Tamaulipas. Estos pequeños sectores que decidieron no legitimar el contrato colectivo, e incluso cambiar de representación sindical, construyendo nuevas organizaciones.

 

RS

¿Cuáles son las principales irregularidades que se han dado en los procesos derivados de la reforma laboral?

WG

Yo distinguiría dos. Por un lado, el tema de la legitimación; por otro, la impartición de justicia laboral. En el caso de la legitimación, nos hemos encontrado con mucha simulación. Hablan de poner una convocatoria. Van, pegan la convocatoria, la dejan veinte minutos, le toman fotografías y la quitan. No informan, no distribuyen los CCT para que los trabajadores los conozcan. Muchas veces no hay inspectores del trabajo para revisar que se cumpla la normatividad vigente.

A mí me tocó estar en el primer intento de legitimación de General Motors, en donde nos sacan a golpes siendo observadores acreditados por la Secretaría del Trabajo y no había un solo inspector. Estuvimos todo ese día afuera después de haber sido violentados y desalojados y los inspectores llegaron hasta esa noche. Es decir, dieron veinticuatro horas para que se diera el proceso… ese mismo proceder lo hemos observado en distintos lugares.

En el caso de la justicia laboral contamos con los grandes problemas que tiene una institución nueva que se echa a andar. No hay trayectorias laborales, los jueces que hay vienen de lo civil, lo penal o lo familiar, y cuando llegan al tema laboral, pues, llegan con interpretaciones que no se adaptan a la realidad. No tenemos normatividades o leyes secundarias, por ejemplo, para la elección de nuevas directivas, que es lo que se tiene que observar. Tenemos severos problemas en la impartición de justicia laboral.

El otro elemento es que es todo muy nuevo, y por lo tanto no se da abasto para resolver los múltiples problemas que surgen. Existen problemas, como una demanda de titularidad, que llegan a tardar hasta ocho meses en ser resueltos; se dan despidos injustificados, que en lo que los atrae un juez y los empieza a revisar, ya pasan cuatro o cinco meses… ahí tienes trabajadores que se quedaron sin empleo, que se quedaron sin remuneración.

La propia articulación de la reforma laboral supone un severo problema. Yo espero que en el corto plazo haya modificaciones importantes para que eso deje de ocurrir. Aunque en el caso de la simulación va a ser muy importante que se sucedan las denuncias para poder cambiar ese estado de cosas.

 

RS

¿Cuáles son los principales desafíos que se enfrentan en el sector para la creación de nuevos sindicatos democráticos y representativos?

WG

Bueno, aquí hay un gran tema. Se ha cuestionado mucho que el bajo poder del sindicalismo mexicano se debe a su atomización. Incluso en la Confederación de Trabajadores de México (CTM) todas y cada una de sus plantas tienen un contrato colectivo distinto. En el caso del sindicalismo independiente existe cierta preocupación por que los trabajadores impulsen sindicatos por planta, lo que significaría continuar con el camino de la pulverización. Ahí hay un gran riesgo; creo que se tendría que tomar muy en serio la tarea de buscar trayectorias compartidas… y eso significa generar acuerdos entre los actores políticos sindicales que son contrarios a la CTM que se están moviendo, cuestión que recae más que nada en el sindicalismo independiente.

El sindicalismo independiente debe hacerse más visible. Pero no ante los ojos de la prensa nacional e internacional, no ante los ojos del gobierno, sino ante los ojos de los trabajadores. Que los trabajadores los vean como una opción y que digan sí, podemos afiliarnos, adhiramos a tal o cual agrupación sindical, que es radicalmente distinta. Para ello, el sindicalismo independiente debe innovar en las trayectorias sindicales, debe poner en el centro la democracia, la horizontalidad, la perspectiva y el estudio del sector para poder acompañar al sindicato en las transformaciones que se vienen.

Hay tres tensiones muy importantes. Una de ellas, la trayectoria tecnológica: se anuncian procesos de reestructuración productiva, y lo peor que puede hacer el sindicalismo independiente es quedarse pasmado cuidando lo que tiene. La segunda es un cambio en la radiografía productiva del mundo, y eso incluye a México. ¿Qué sectores van a aumentar su producción, qué sectores van a disminuirla? El sindicalismo independiente tiene que estar al pendiente de estos procesos. Finalmente, debe prestar atención a las trayectorias que deriven de la reforma laboral y el capítulo laboral del T-MEC.

Ante estas tres tensiones, el sindicalismo independiente tiene que planear estrategias. No se trata entonces únicamente de hacerse visible frente a los trabajadores, sino también de innovar en sus trayectorias sindicales de gestión y poner en el centro el tema de la democracia y la horizontalidad para rivalizar y mostrar que es un modelo sindical diferente. Si el sindicalismo independiente no logra eso, creo que estaríamos en el desenlace de una primavera muy corta: una primavera sindical en la que aparecen varias organizaciones que o bien intentan construirse al margen de la CTM pero terminan enquistando burocracias, o bien nunca consiguen presentarse como una alternativa para los trabajadores y, con el tiempo, desaparecen.

 

RS

¿Existen sindicatos que al día de hoy sirvan como ejemplo para la organización de base ante las nuevas normativas?

WG

Yo creo que sí. A nivel nacional hay grandes referentes de trabajadores, de organizaciones de trabajadores, de sindicatos genuinamente de izquierda, con horizontalidad y participación de los trabajadores en las tomas de decisiones. En el escenario nacional, yo ubicaría al SME como un referente. En el escenario de la industria automotriz hay dos sindicatos que se volvieron íconos por sus trayectorias, por sus luchas: uno es el sindicato de Volkswagen, que tiene ya más de 50 años de vida independiente, al margen de la CTM. El otro es el sindicato de Nissan Morelos, que tiene poco menos de 50 años de trayectoria independiente. Ambos se han mantenido entre los mejores CCT en el sector. En tercer lugar está Audi, que es una gran referencia sobre todo porque se trata de una empresa muy nueva en la que los trabajadores logran obtener beneficios muy pronto, y es también un sindicato independiente.

Más recientemente contamos con la aparición del SINTTIA, un sindicato que se construye desde las bases trabajadoras que organizan su propio sindicato, que enfrentan una lucha muy fuerte contra la CTM (contra el que quizás sea el sindicato más importante de la CTM, el Miguel Trujillo López del senador Tereso Medina) y logra vencer por una amplísima ventaja y mantenerse negociando el contrato colectivo, un contrato colectivo que supera con mucho al anterior. Después una negociación salarial exitosa, el SINTTIA logra romper aquella barrera que se había establecido en la industria automotriz, de que nadie podía tener un incremento salarial por encima del 10%. Creo que estos son sindicatos que se pueden convertir en referentes para el resto de los trabajadores.

 

RS

¿Qué oportunidades presenta la reforma laboral para el sector automotriz en el futuro y qué cuestiones quedan por mejorar en términos de legislación laboral en México?

WG

Creo que con esto se abre cierta perspectiva para los trabajadores de cambiar las trayectorias laborales, que han ido muy a la baja en términos de contención salarial, de prestaciones, de libertad dentro del propio proceso de producción… se abre un gran espacio para la bilateralidad. Eso no se puede desaprovechar. De parte de los sindicatos, negociar las condiciones de trabajo, buscar un mayor bienestar para los trabajadores y sus familias, creo, es la gran alternativa. Ahora sigue siendo muy pronto desde mi perspectiva, pero creo que en un par de años podremos observar con claridad si hubo un cambio radical en ese sentido y evaluar con mayor precisión los alcances de la reforma laboral.

Respecto a lo que queda por mejorar, creo que es mucho, comenzando por la fiscalización del trabajo. Todos estos procesos, de elección de dirigencias o de legitimación, terminarán ahora con esta extensión el próximo mes, pero eso no significa que no quede todavía una batería de derechos por mejorar. También está el tema de la impartición de justicia laboral. Necesitamos jueces e inspectores más calificados, con más dominio de las especificidades del ámbito, que entiendan que los actores tienen un diferencial de poder. Si un trabajador demanda al sindicato, no los pueden ubicar como el mismo actor, porque unos tienen muchísimo poder económico y muchísimo control político y los otros son trabajadores que están al margen. Si un trabajador demanda a un corporativo, el gran error del derecho liberal es pensar que todos los ciudadanos son iguales y no. Hay grandes diferencias tanto en lo económico como en lo político, y creo que eso se tiene que incorporar en las legislaciones, lo que va a implicar reformas o la incorporación de leyes secundarias a la reforma laboral que establezca un marco de actuación mucho más certero, que brinde certidumbre y que no se deje a la libre interpretación.

 

Sobre el entrevistador:

Roberto Sánchez Moreno es sociólogo y estudiante de posgrado en la Universidad Autónoma Metropolitana de México.

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Publicado en Entrevistas, homeIzq, Mexico, Política, Sindicatos and Trabajo

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