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Le preguntamos a ChatGPT qué medidas tomar para combatir la pérdida masiva de puestos de trabajo que puede significar la expansión de la inteligencia artificial. ¿La respuesta? Construir un Estado de bienestar sólido. (Bill Varie / Getty Images)

La inteligencia artificial contra el trabajo

Traducción: Florencia Oroz

La idea de que la IA acabará con todos los puestos de trabajo está generando muchos titulares apocalípticos. No es de extrañar: en una sociedad sin un Estado de bienestar igualitario ni políticas favorables a los trabajadores, la reasignación de la mano de obra puede ser un desastre.

La reciente irrupción de aplicaciones de modelación del lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés) como ChatGPT ha generado un considerable debate sobre la respuesta que la sociedad y los gobiernos deberían dar a esta tecnología.

A algunos les preocupa que la tecnología LLM cree compañías de IA que puedan convertirse en un nuevo tipo de vicio, en el sentido de que algunas personas podrían quedar tan atrapadas por ellos hasta el punto de alterar su funcionamiento normal de forma perjudicial, especialmente cuando se trata de crear y mantener vínculos sociales importantes. A otros les preocupa que la tecnología LLM pueda ser utilizada por actores malintencionados o quizá llegue a ser tan avanzada que sea capaz de realizar acciones maliciosas independientes.

Pero ahora mismo, la preocupación más común que se oye, que es también la más inmediata, es que los LLM se utilicen como tecnología de ahorro de mano de obra que provoque la pérdida generalizada de puestos de trabajo y desplazamientos masivos.

Cada vez que una nueva tecnología o una nueva propuesta económica requiere una reasignación significativa de mano de obra —como la eliminación progresiva de los combustibles fósiles o la creación de un sistema de seguro sanitario público universal— vemos exactamente este mismo discurso. Es un discurso extraño en el sentido de que nunca cambia realmente, pero también tratamos cada instancia del mismo como si fuera algo novedoso que requiere una respuesta novedosa.

El problema de la reasignación de puestos de trabajo es general y tiene su origen en el hecho de que nuestra renta nacional se distribuye principalmente mediante el pago de factores al trabajo y al capital. Cuando las personas pierden su empleo, sus pagos al factor trabajo se reducen a 0 hasta que encuentran un nuevo empleo. Encontrar un nuevo empleo también puede ser difícil si los tipos de trabajo que una persona es capaz de hacer se están reduciendo en número debido a los cambios tecnológicos. Una vez que se encuentra un nuevo empleo, los pagos de los factores que se destinan a él también pueden ser significativamente inferiores a los pagos de los factores que se destinaban al empleo anterior de la persona.

Esta constelación de problemas no se limita a un pequeño grupo de personas ni a acontecimientos únicos de pérdida masiva de empleo. En un año normal se producen unos veinte millones de casos de desempleo en Estados Unidos, definidos como el número de veces que una persona pasa de estar empleada en un mes a estar desempleada en el mes siguiente.

Gráfico 1: Eventos anuales de desempleo (2013-2022).

La solución a este problema es bastante sencilla y conocida. Dar a los desempleados prestaciones en metálico para sustituir sus salarios anteriores. Darles ayudas para la búsqueda de empleo y estimular su «reciclaje profesional» para ayudarles a encontrar un nuevo trabajo. Y, posiblemente, darles un seguro salarial para garantizar que, si acaban recolocados en un trabajo peor pagado, puedan recibir prestaciones para compensar parte de la diferencia, al menos durante algún tiempo.

Cuando se pregunta a ChatGPT «qué tipo de programas de bienestar podrían ayudar a las personas que sufren la pérdida de empleo y un salario más bajo al ser desplazadas por la inteligencia artificial», en realidad da la misma respuesta:

A medida que la inteligencia artificial siga avanzando, puede provocar el desplazamiento de puestos de trabajo y la bajada de salarios de algunos trabajadores. Para ayudar a los afectados por estos cambios, los gobiernos pueden poner en marcha varios programas de bienestar destinados a facilitar la transición y apoyar a los trabajadores en su adaptación al nuevo panorama laboral. Algunos posibles programas de bienestar son:

  • Prestaciones por desempleo: proporcionar ayuda financiera a los trabajadores que han perdido su empleo, permitiéndoles cubrir sus necesidades básicas mientras buscan nuevas oportunidades de empleo.
  • Seguro salarial: como ya se ha mencionado, los programas de seguro salarial pueden ayudar a los trabajadores que encuentran nuevos empleos con salarios más bajos compensándoles por una parte de la diferencia entre su salario anterior y el actual durante un periodo limitado.
  • Programas de formación y reciclaje profesional: invertir en programas de formación para ayudar a los trabajadores desplazados a adquirir nuevas competencias demandadas, haciéndoles más competitivos en el mercado laboral.
  • Subvenciones y becas de educación: ofrecer ayuda financiera a los trabajadores para que prosigan su educación, incluidos los títulos universitarios o la formación profesional, con el fin de mejorar sus perspectivas de empleo.
  • Asesoramiento profesional y servicios de colocación: proporcionar orientación y apoyo para ayudar a los trabajadores a navegar por el mercado laboral, identificar nuevas oportunidades y encontrar un empleo adecuado.

A esto añadiría un par de puntos. El seguro salarial es la respuesta conceptualmente clara a cómo amortiguar el choque de ingresos que supone que alguien sea reasignado a un trabajo peor pagado, pero se trata de un programa muy poco común en el mundo. De hecho, no conozco ningún país cuyo Estado de bienestar cuente con un programa de seguro salarial significativo.

En general, la posibilidad de que una persona sea reubicada en un puesto de trabajo con un salario muy inferior al de su empleo actual depende de lo comprimida o no que esté la escala salarial de una sociedad y de la proporción del conjunto de ingresos y consumo de cada persona que depende de su empleo personal. En las sociedades con salarios muy comprimidos y sólidos Estados de bienestar universales —como las nórdicas—, las diferencias últimas entre las distintas posiciones del mercado laboral son relativamente pequeñas, por lo que es matemáticamente difícil que la gente experimente un recorte importante de su nivel de vida por cambiar de trabajo. En Estados Unidos ocurre lo contrario.

Mis escritos vuelven con frecuencia sobre este mismo punto, pero es porque realmente es la solución a gran parte de la angustia económica que experimenta y preocupa a la gente en Estados Unidos. Una sociedad igualitaria con un sólido Estado de bienestar crea el tipo de estabilidad y niveles de vida mínimos que eliminan los problemas económicos como el desempleo, la reasignación de la mano de obra, la discapacidad, la vejez y la maternidad. Necesitamos este tipo de sociedad en todo momento, no solo durante eventos de reasignación laboral como el que podrían provocar los LLM.

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Publicado en Artículos, Ciencia y tecnología, homeCentro3, Sociedad and Trabajo

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