Technofeudalism, el último libro de Yanis Varoufakis, ofrece agudas reflexiones sobre el auge del «capital en nube», pero lo interpreta equivocadamente como la inauguración de un sistema económico totalmente nuevo.
Notas publicadas en Ciencia y tecnología
Analizando los impactos de la inteligencia digital, Slavoj Žižek afirma que los chatbots son máquinas de perversión que manipulan el inconsciente más que cualquier otra cosa.
Desde las filtraciones de los laboratorios hasta la eficacia de los tapabocas, la imposición mediática del consenso científico a través de la regulación de las preguntas aceptables es en sí misma anticientífica.
Bajo el capitalismo, la automatización destruye puestos de trabajo. En el socialismo, sería un instrumento de liberación.
En las últimas décadas, los científicos han realizado cada vez menos avances innovadores. La culpa la tiene el modelo académico que desalienta la creatividad y la asunción de riesgos.
Los debates sobre la nueva IA se centran en la «inteligencia». Pero ocurre algo más interesante: La IA es una máquina de cultura.
La idea de que la IA acabará con todos los puestos de trabajo está generando muchos titulares apocalípticos. No es de extrañar: en una sociedad sin políticas favorables a los trabajadores, la reasignación de la mano de obra puede ser un desastre.
Los semiconductores son hoy tan importantes para el capitalismo mundial como el acceso a los recursos energéticos. El control de su suministro se está convirtiendo en un campo de batalla clave en la guerra comercial entre Estados Unidos y China.