La estabilización de la convulsa coyuntura actual puede adoptar rasgos conservadores y autoritarios o progresivos y democráticos, depende de la audacia y la perseverancia de las distintas fuerzas políticas y sociales.
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Este libro de Claudio Katz retoma y actualiza sus investigaciones sobre el imperialismo, en un contexto de aumento del desorden global y escalada de tensiones, incluso militares, entre Estados Unidos, China y Rusia.
El regreso con fuerza de fenómenos económicos que alguna vez fueron considerados reliquias del pasado, como la inflación y la expansión monetaria masiva, plantea una cuestión crucial: ¿estamos ante un cambio coyuntural o estructural?
Marx escribió célebremente que «los trabajadores no tienen patria», pero inmediatamente añadió que debían convertirse en «la clase dirigente de la nación». Durante más de un siglo, la izquierda ha luchado por conciliar ambas ideas.
Una sola crisis podría ser una contingencia pasajera. Pero la sucesión reiterada de grandes conmociones solo puede entenderse pensándolas de manera interrelacionada y en tanto expresiones de causas subyacentes comunes.

«El que no quiere hablar de capitalismo —escribió Max Horkheimer en 1939— debería callar en lo que al fascismo se refiere». La fórmula sigue vigente. Es preciso hablar de capitalismo y, sobre todo, de su crisis.
Más de diez años después, muchos celebran la Primavera Árabe como un levantamiento democrático contra el autoritarismo, ignorando que también fue contra la economía neoliberal que esos gobiernos autocráticos supervisaban.
Cuidar la memoria del pasado sin que se convierta en un objeto de museo, despolitizado y despolitizante, implica fecundarla, esclarecerla a la luz del presente, ponerla en relación con las experiencias actuales.
Extraer las lecciones del pasado es el oficio del historiador. Comprender el pasado, construir un discurso crítico sobre el pasado y entonces extraer las lecciones. Pero, una vez dicho esto, todos los problemas quedan abiertos.