El presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, declaró sin rodeos que la guerra contra las drogas constituye un fracaso sangriento.
Notas publicadas en Estado
En las dos últimas décadas, una sucesión de crisis ha provocado el ascenso de Estados autoritarios, mostrando de forma aguda cómo el capitalismo y la democracia nunca fueron compatibles para empezar.
Bougainville es una isla del Pacífico con apenas 300.000 habitantes, pero su movimiento independentista desafió con éxito a una de las empresas mineras más poderosas y depredadoras del mundo.
La subordinación de los soviets al partido era parte de la concepción leninista del nuevo Estado. Pero la democracia socialista implica participación y control del aparato de gobierno por los trabajadores.
¿Hasta qué punto la construcción de una voluntad colectiva nacional es condición suficiente para transformar la naturaleza de clase del Estado?
Chiapas, el estado más meridional de México, cuna de los zapatistas y antaño una zona mucho más segura, ha experimentado en el último tiempo un dramático aumento de la violencia. Las causas se encuentran en el conflicto entre cárteles y el exceso de armas.
Estados Unidos y más de una docena de otros países cortaron la ayuda a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), empeorando la crisis humanitaria en Gaza.
La proliferación del narcotráfico en Ecuador es una manifestación agresiva de la degradación del capitalismo neoliberal. Y, para sorpresa de nadie, la «guerra contra el narco» encubre un avance contra los sectores populares.
Aunque el plan de privatizaciones se presente como una mera estrategia para maximizar la eficiencia de empresas hoy en manos del Estado, desde la izquierda tenemos que llamarlo por su nombre: se trata de un robo empresarial de bienes del pueblo.
Los primeros días del gobierno de Milei confirman su decisión de llevar adelante una verdadera guerra contra la clase trabajadora. Ante las vacilaciones o complicidades de la Justicia, los legisladores y parte del sindicalismo, las posibilidades de frenar el brutal ajuste residen en la lucha popular.