La crisis medioambiental no es el resultado inevitable de que los individuos persigan su propio interés en un mundo de recursos finitos. Es producto del robo y la privatización de los bienes comunes con fines lucrativos.
Notas publicadas en Políticas
Los políticos quieren mejorar nuestra cada vez peor salud mental con iniciativas psiquiátricas. El problema de este modelo, afirma la historiadora de la neurociencia Danielle Carr, es que ignora las bases estructurales del sufrimiento mental generalizado.
Tras la caída de la Unión Soviética, el sistema de salud georgiano devino en un campo de pruebas para las políticas de privatización. El resultado: aumento de la mortalidad, reaparición de enfermedades que habían sido erradicadas y abandono de la atención preventiva.
No existe figura en la historia reciente de Estados Unidos cuyo recuerdo esté más distorsionado que el de Martin Luther King Jr.
La Ley de Memoria Democrática pretendía poner fin al silencio oficial sobre la Guerra Civil y arrojar luz sobre los crímenes del franquismo. Pero la derecha está utilizando su poder para que la verdad siga enterrada.
El presidente de izquierda de Colombia, Gustavo Petro, ha situado la justicia medioambiental en el centro de su agenda, uniéndola a la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
El programa neoliberal de Bill Clinton destruyó deliberadamente la seguridad social y facilitó la deslocalización de la industria, una política de la que la clase trabajadora estadounidense nunca se ha recuperado. Ahora, Javier Milei busca su consejo.
Suele decirse que las oportunidades de comer de manera sana y sostenible están al alcance de todos, y que quien no lo hace es por su propia elección. Esta narrativa es muy conveniente para la industria alimenticia, pero carece de todo fundamento.
Las mujeres musulmanas que se atreven a criticar al gobierno de Narendra Modi en India se enfrentan habitualmente al acoso sexual. Esto forma parte de una cultura de ataques violentos contra las mujeres defendida por el partido gobernante de extrema derecha.
Henry Kissinger, uno de los carniceros más prolíficos del siglo XX, murió como vivió: querido por los ricos y los poderosos, independientemente de su afiliación partidaria.