El historiador Geoff Eley nos cuenta por qué todavía tiene sentido hablar de «fascismo» y por qué las nuevas formas de reacción no son una mera repetición de las del pasado.
Notas publicadas en Ideología
Irán está en un momento sin retorno. La ira de la gente está superando el poder coercitivo del régimen.
Los conservadores siguen propagando mentiras sobre Marx, que no solo criticó la esclavitud, sino que apoyó todas las campañas organizadas para combatirla.
La derecha defiende el capitalismo como un sistema requerido por la naturaleza humana. Pero el mercado surgió de unas condiciones históricas específicas, no es algo intrínseco a nuestra especie.
Muchos liberales lamentan la polarización de la sociedad. Pero el retorno a un «centrismo sensato» ignora la crisis real a la que nos enfrentamos.
Dejemos ya de extrañarnos: la extrema derecha ha llegado, está aquí, está normalizada y ha venido para quedarse. Es momento de abandonar la sorpresa y pensar cómo combatirla.
Las elecciones en Suecia arrojaron como principales ganadores a los Demócratas de Suecia. Con orígenes explícitamente racistas y neonazis, renovaron su imagen y ahora se presentan como un «respetable» partido antinmigrante, euroescéptico y nacionalista.
En su nuevo libro, Ben Burgis argumenta que es un error que las personas de izquierda participen de «cancelaciones» moralistas o se retiren a una subcultura marginal.
Los conservadores de todo el mundo lloran a Isabel II porque su figura simboliza de manera potente la desigualdad extrema y el poder hereditario.