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(Foto: Nicolás Pousthomis)

El «Argentinazo»: contexto y conexiones globales

Los veinte años de la rebelión popular de diciembre de 2001 en Argentina despertaron un espíritu de evocación que estuvo ausente en los aniversarios anteriores. No obstante, una dimensión se encuentra llamativamente ausente del grueso de los testimonios: la relación de los sucesos argentinos con diversos factores del orden global.

Los veinte años de la crisis y la rebelión popular de diciembre de 2001, que sellaron la suerte del gobierno del presidente Fernando de la Rúa e inauguraron un nuevo periodo en la historia argentina contemporánea, despertaron un espíritu de evocación y revisión que estuvo ausente en anteriores aniversarios del acontecimiento. Muestras, libros, mesas redondas, suplementos en diarios y revistas culturales (como la serie de Jacobin América Latina que acoge este texto) y actos políticos de diversa especie se encargaron de revisitar los hechos que, por su saldo trágico, pero sobre todo por el vertiginoso proceso de insurrección, configuración de nuevas prácticas y sentidos de lo político y consecuente empoderamiento de una multiplicidad de actores sociales subalternos reclaman para sí una renovada curiosidad en materia de inspección y debates.

El ejercicio es sin dudas saludable al menos por dos razones: primero, para la recuperación coral de una memoria y un archivo que corren el riesgo de extraviarse o de permanecer olvidados y desconocidos (sobre todo por la generación de jóvenes que no vivió directamente el cúmulo de experiencias vinculadas a diciembre de 2001) y segundo, como yacimiento que se ofrece para las necesarias discusiones sobre el futuro de las izquierdas y los sujetos que pugnan por ensanchar los límites de la atrofiada democracia realmente existente, y por afrontar los escenarios de crisis múltiples (económica, social, sanitaria, ambiental, etc.) que se ciernen en el presente inmediato. Ambos cometidos están en la base de la miríada de actividades y producciones que se dan cita en la conmemoración.

No obstante, una dimensión que atravesó una multiplicidad de resortes convergentes en diciembre de 2001 (incluidos los procesos allí desatados o potenciados) se encuentra llamativamente ausente del grueso de indagaciones o testimonios retrospectivos[1]O presente solo en filigrana, por ejemplo en el sugerente libro reciente de Sebastián Scolnik Nada que esperar. Historia de una amistad política (Buenos Aires, Tinta Limón, 2021), un ensayo en … Continue reading: la de la relación de los sucesos argentinos con diversos factores atinentes a una arena global. 

En efecto, si de un lado el inicio del nuevo milenio fue testigo de una Argentina impactada por fenómenos largamente destacados por la literatura sobre globalización que se hallaba en boga (como el de la hegemonía mundial del capital financiero y la presión de los grandes poderes económicos internacionales en favor de recetarios neoliberales, o el de la revolución de las tecnologías digitales entonces en pleno despliegue), de otro lado, las jornadas de rebelión popular y los movimientos que protagonizaron los «tiempos extraordinarios»[2]La imagen proviene de Maristella Svampa, quien la utiliza en varios de sus textos sobre 2001. Por ejemplo, en La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo (Buenos Aires, … Continue reading que allí se abrieron fueron, primero, seguidos con inusitado interés desde todos los rincones del globo y, segundo, comúnmente inscriptos dentro del ciclo alterglobalizador que se había acelerado desde Chiapas en 1994 y sobre todo Seattle en 1999[3]Véase, por ejemplo, José Seoane y Emilio Taddei (eds.), Resistencias Mundiales: de Seattle a Porto Alegre, Buenos Aires, CLACSO, 2001; también, Marta Harnecker, La izquierda después de Seattle, … Continue reading. De modo que si en atención al conjunto de sus causas y sus efectos es menester colocar al alzamiento zapatista como una saga que excede el terreno exclusivo de la historia mexicana, análogamente, narrar diciembre de 2001 como un fenómeno solo interno a la historia argentina resulta —también por sus causas y sus efectos— incurrir en una parcelación de procesos efectivamente ocurridos.

Claro que en este breve artículo elaborado a vuelo de pluma no puedo avanzar demasiado en la operación que propongo, típica de la llamada historia global. Aunque aún no ha sido hecho, ya llegará el libro o la tesis que explore en profundidad una perspectiva de esa índole. Aquí simplemente quiero recordar algunos hechos y brindar algunas pinceladas (otros hechos y pinceladas relativas a los ecos globales de la rebelión del 2001 pueden verse en el documental que con algunos amigos elaboramos para su primer aniversario en 2002)[4]Desde una perspectiva más analítica, me había preguntado por los vínculos entre diciembre de 2001 y el «movimiento de movimientos» alterglobalizador en Martín Bergel, «Lo global, lo local, lo … Continue reading.

Prescindiré por tanto de avanzar en las conexiones múltiples (económicas, tecnológicas, culturales, etc.) de la Argentina de fines de siglo XX con la escena global de ese tiempo, y me limitaré a señalar algunos lazos políticos. Por empezar, la crisis e insurrección argentina ocurrió apenas tres meses después de los ataques terroristas del 11 de septiembre en los Estados Unidos, el evento global-espectacular por excelencia de la historia contemporánea. Entre sus muchos efectos, esos hechos trajeron aparejados un cambio en las relaciones de sujeción y vigilancia de los grandes poderes sobre la población civil de todo el planeta, en un proceso que en la época mereció el nombre de «guerra global permanente».

Para el movimiento alterglobalizador, que acababa de tener en las masivas movilizaciones con centro en la cumbre del G8 en Génova de julio de 2001 su pico máximo, los efectos del 11 de septiembre fueron gravosos. Las decenas de miles de activistas involucradas en ese ciclo eran objeto principal de las nuevas formas de vigilancia, y veían ahora obstaculizadas sus posibilidades de movilidad y organización. La feroz represión ilegal desatada en las calles de Génova, por otro lado, había ya mostrado los límites del movimiento de las contracumbres, los asedios de masas a las reuniones de las élites directoras del proceso del capitalismo global.

En ese contexto, la victoria popular de diciembre de 2001 y los procesos que desencadenó fueron leídos como una poderosa vía que desbloqueaba el impase en el que se hallaba el movimiento de movimientos contra la globalización capitalista. La rebelión argentina y los movimientos de asambleas, piqueteros, fábricas recuperadas y espacios culturales autogestivos fueron percibidos como un laboratorio vivo de creación concreta de alternativas. Durante los meses y años siguientes, centenas de activistas internacionales visitaron o vivieron en el país y tejieron lazos con movimientos y grupos. John Jordan, proveniente del célebre movimiento Reclaim the Streets!, y Naomi Klein, quien también se asentó en Buenos Aires durante un año para filmar junto a su pareja, Avi Lewis, un documental sobre las fábricas recuperadas, fueron solo dos nombres conocidos de un conjunto mucho más amplio.

La fertilidad de esos lazos y conexiones se manifestó especialmente en los colectivos de arte político. Y también en los de comunicación alternativa. La red global Indymedia, creada en ocasión de las movilizaciones de Seattle, dio especial protagonismo a sus nodos argentinos, que emblematizaron un momento compartido con un variado campo de experiencias locales que parecía mostrar que a partir de las nuevas tecnologías era posible combinar la horizontalidad y la autogestión comunicacional con el desafío al poder de los grandes medios.

Ese momento optimista y particularmente vital tuvo otra de sus materializaciones en el proceso del Foro Social Mundial (FSM), que había nacido en enero de 2001 en Porto Alegre como instancia de articulaciones múltiples y sinergia colectiva. El Argentinazo tuvo especial presencia en las dos ediciones siguientes del Foro, que contaron con centenas de participantes de diversos espacios juveniles, intelectuales y militantes de distintos rincones de la Argentina. Tanto es así que, en agosto de 2002, el FSM impulsó un Foro temático específico, que bajo el título «La crisis del modelo neoliberal en la Argentina y los desafíos para el movimiento global» nucleó también decenas de actividades y miles de personas.

Este veloz repaso sirve apenas para atisbar un campo rico en préstamos y composiciones singulares entre expresiones enraizadas en el proceso político y social argentino, y otras enroladas en el ciclo alterglobalizador. Una exploración de esas conexiones no apunta meramente a restituir la suma de ingredientes que confluyeron en diciembre de 2001. En momentos en que la crisis civilizatoria global reclama la renovación de las perspectivas que incluyan una visión planetaria, un balance proyectivo en esa clave resulta impostergable. 

Notas

Notas
1 O presente solo en filigrana, por ejemplo en el sugerente libro reciente de Sebastián Scolnik Nada que esperar. Historia de una amistad política (Buenos Aires, Tinta Limón, 2021), un ensayo en primera persona sobre la trayectoria del Colectivo Situaciones, del cual el autor formó parte.
2 La imagen proviene de Maristella Svampa, quien la utiliza en varios de sus textos sobre 2001. Por ejemplo, en La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo (Buenos Aires, Taurus, 2005).
3 Véase, por ejemplo, José Seoane y Emilio Taddei (eds.), Resistencias Mundiales: de Seattle a Porto Alegre, Buenos Aires, CLACSO, 2001; también, Marta Harnecker, La izquierda después de Seattle, Siglo XXI, Madrid, 2002. La noción de alterglobalización (otra globalización, de signo opuesto a la capitalista) es una corrección del nombre comúnmente utilizado en los lenguajes periodísticos de la época, que referían a un «movimiento antiglobalización».
4 Desde una perspectiva más analítica, me había preguntado por los vínculos entre diciembre de 2001 y el «movimiento de movimientos» alterglobalizador en Martín Bergel, «Lo global, lo local, lo múltiple. Una lectura de la relación entre la revuelta argentina y el movimiento de resistencia global», El Rodaballo, no. 14, 2002.
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Publicado en Argentina, Artículos, homeIzq, Política and Sociedad

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