La causa palestina no es tan solo una lucha por la defensa de los más básicos derechos humanos, sino una de las luchas antimperialistas más significativas de nuestro tiempo.
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Sudáfrica habló ante la Corte Internacional de Justicia en nombre de los miles de personas que se oponen al genocidio de Israel en Gaza, avergonzando en el camino a los gobiernos occidentales por su deplorable complicidad.
Israel se ha embarcado en un plan genocida con el objetivo de «crear las condiciones para que la vida en Gaza sea insostenible», y no hace ningún esfuerzo por ocultarlo.
El movimiento huthi de Yemen atrajo la atención mundial al apoderarse en el Mar Rojo de un barco vinculado a Israel. El fuerte arraigo histórico que tiene el apoyo a Palestina entre el pueblo yemení fue lo que los obligó a actuar.
Jean-Luc Mélenchon sostiene que el caso de Sudáfrica contra el genocidio israelí ya ha tenido un éxito: imponer el derecho internacional a un Israel que solo reconoce la ley del más fuerte.
El sionismo surgió como respuesta al antisemitismo, pero sus objetivos se basan en ideologías coloniales. Presentar el conflicto actual como atemporal niega tanto la responsabilidad europea como la historia multiétnica de Palestina.
Un siglo después de la primera declaración de los derechos universales del niño, Gaza es testigo de la muerte de bebés en cifras nunca vistas desde la Segunda Guerra Mundial. Un fracaso que delata las debilidades de la declaración original.
Durante la guerra del Yom Kippur en 1973, los productores árabes de petróleo cortaron las exportaciones a los aliados de Israel. Pero ahora descartan la idea de utilizar el «arma del petróleo», un índice de hasta qué punto han abandonado la causa palestina.
Sugerir que Israel intenta evitar la matanza de civiles en Gaza es una farsa insultante. La destrucción masiva y la matanza intencionada forman parte integral de la campaña israelí, destinada a quebrar la resistencia palestina a la ocupación y el apartheid.
Desde la India a Canadá, pasando por Bélgica y muchos otros lugares, los sindicalistas se solidarizan con el pueblo palestino y actúan para detener el flujo de armas que Israel utiliza en su destructiva guerra contra Gaza.