El paro nacional en Ecuador abre una grieta en el muro de miedo que erigió el presidente Daniel Noboa con su retórica de guerra interna. Su potencia reside en haber devuelto al pueblo la capacidad de nombrar la violencia y de politizar la (des)obediencia.
Notas publicadas en Ecuador
Si la izquierda latinoamericana no recupera el rumbo, la situación política y social de Ecuador ya no será una alarma sino un precedente de una tendencia continental.
La victoria de Daniel Noboa en las elecciones de Ecuador refleja la renovada influencia del trumpismo en América Latina, donde una derecha autoritaria se aprovecha de la inseguridad para consolidar su poder.
La segunda vuelta de las elecciones ecuatorianas no es sólo una elección por Daniel Noboa o Luisa González, sino entre la consolidación de un nuevo orden oligárquico y autoritario con ropaje neoliberal y la reapertura de un horizonte democrático.
Ante la amenaza del triunfo de una derecha «filofascista» representada por Noboa en la segunda vuelta electoral ecuatoriana del próximo 13 de abril, la izquierda debe hacer propuestas que permitan elegir el mejor escenario de lucha para los próximos años.
El progresismo, liderado por la candidata Luisa González, desafía al gobierno del presidente de extrema derecha y megaempresario bananero Daniel Noboa.
En diálogo con Jacobin, el dirigente indígena y candidato presidencial analiza la crisis del país, el impacto de las movilizaciones populares y la necesidad de articular un proyecto desde los sectores populares que combine lucha social y electoral.
Leonidas Iza, presidente de la CONAIE, aborda la política represiva del gobierno ecuatoriano, la militarización y la expansión del narcotráfico mientras plantea los debates políticos del movimiento indígena y la izquierda.
La CONAIE, principal organización indígena de Ecuador, aprobó una propuesta para empezar a construir un amplio frente internacional contra la minería y otras industrias extractivas.
La proliferación del narcotráfico en Ecuador es una manifestación agresiva de la degradación del capitalismo neoliberal. Y, para sorpresa de nadie, la «guerra contra el narco» encubre un avance contra los sectores populares.









