Al fin y al cabo, Simone Biles es una trabajadora. Y ha hecho bien en anteponer su salud mental, al igual que cualquier trabajador debería poder quedarse en casa enfermo en lugar de dedicar su fuerza vital a servir a otra persona.
Notas publicadas en Trabajo
Lula es un ícono. De origen humilde y con un estilo que irradia autenticidad, su figura es tema de una nueva biografía que, además, esboza una hipótesis sobre por qué podrá volver a la presidencia.
Un experimento masivo realizado en Islandia descubrió que trabajando cuatro días a la semana la gente no solo es más feliz y está más sana sino que produce lo mismo. Deberemos organizarnos para que esto sea la regla y no una excepción.
El Estado de Bienestar no fue creado por un diálogo ilustrado o una política moderada «sensata». Fue ganado por los trabajadores a través de décadas de lucha contra la patronal.
Durante mucho tiempo corrió el rumor de que en 1973 hubo una huelga en el espacio exterior. El relato verdadero no deja de testimoniar la capacidad que tienen las huelgas para modificar el balance de fuerzas en los lugares de trabajo.
La clase no se reduce a la cantidad de dinero que ganamos, ni concierne a rasgos culturales o niveles de educación. Cualquiera que esté obligado a intercambiar su capacidad para trabajar por un salario es parte de la clase trabajadora.
Un 9 de junio de 1936 Trotsky escribió «La revolución francesa ha comenzado». Sus textos sobre el Frente Popular han sido un punto de referencia en el tema. Pero existen pocos estudios serios sobre ellos.
En Nueva York existen miles de cuidadoras domiciliarias que son forzadas a trabajar turnos de veinticuatro horas y cobran solo la mitad de la jornada. Es indignante y deberíamos hacernos eco de sus reivindicaciones para luchar por el control de nuestro tiempo.