La mayoría de la izquierda socialista optó por la abstención en Argentina, con el argumento de que Javier Milei no es expresión de un movimiento fascista. Pero esa no es razón suficiente para eludir la tarea de enfrentar a la ultraderecha.
Notas publicadas en Conservadurismo
Un descenso al espantoso planeta de la ciencia ficción reaccionaria.
Varios periódicos internacionales han etiquetado a Milei como un liberal radical en lugar de un representante de la extrema derecha global. Sin embargo, la realidad es precisamente lo contrario.
Es posible que el gobierno de Milei tome la forma de un «thatcherismo» puramente destructivo, sin la base económica que benefició a Thatcher. Es decir, un momento de caos muy intenso, acompañado de una creciente violencia por abajo, con destino incierto.
El individualismo autoritario y el liberalismo radicalizado hacia la derecha corroen la vida democrática e incluso el Estado de derecho. La amenaza política es también subjetiva. Y viene desde adentro del sistema, no desde afuera.
Mientras este mundo sea insatisfactorio, la gente encontrará formas de inventar otro.
La estabilización de la convulsa coyuntura actual puede adoptar rasgos conservadores y autoritarios o progresivos y democráticos, depende de la audacia y la perseverancia de las distintas fuerzas políticas y sociales.
Una de las principales figuras del conservadurismo dedica un capítulo de su libro al «desafío marxista». Pero parece pensar que marxismo equivale a «cualquier cosa que nos asuste».
Los análisis que explican el ascenso de Milei exclusivamente por el «voto bronca» subestiman las corrientes subterráneas de la opinión pública.
Cinco puntos a tener en cuenta cuando debatimos con la derecha... o cómo ganar una discusión de sobremesa.