La mayor prueba piloto de la historia de una semana de cuatro días demuestra que la reducción de la jornada laboral sin pérdida de salario nos hace más felices, más sanos y más productivos.
Notas publicadas en Gran Bretaña
Los historiadores marxistas británicos iniciaron una revolución que modificó nuestra comprensión del rol de los trabajadores en la historia. Su obra todavía conserva su frescura y su dinamismo.
La ahora ex primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, llegó al poder prometiendo devolver el crecimiento a la economía británica. Durante sus 45 días al frente del gobierno, la estrelló. La calamidad está a la vista y la élite política del país se ha quedado sin ideas.
Cinco años después de sus avances electorales, los proyectos liderados por Corbyn y Mélenchon han tomado direcciones opuestas. La izquierda británica estaría hoy en una posición más fuerte si hubiera mostrado algo de la garra confrontativa de su par francesa.
Hace casi doscientos años, los comerciantes navieros ignoraron todas las advertencias sanitarias y llevaron la pandemia del cólera a Gran Bretaña. Su acto de codicia desencadenó una revuelta social generalizada.
Desde los niveladores hasta los cartistas, pasando por Tom Paine y Tony Benn, una veta de republicanismo recorre gran parte de la historia de Gran Bretaña.
Para el líder de los diggers, Gerrard Winstanley, cualquier cristianismo que se centrara en la salvación individual no tenía fundamento: el mensaje de Cristo era una doctrina revolucionaria que exigía reconstruir la sociedad en aras del interés común.
El gobierno británico ha intensificado las políticas discriminatorias que condujeron al escándalo Windrush de deportaciones ilegales. Su último plan de traslado forzoso de refugiados a Ruanda puede resultar inviable, pero esa crueldad teatral es un fin en sí mismo.
Este mes se cumplen 180 años del inicio de la Gran Huelga de 1842, la primera huelga general de la historia en un país capitalista.