Existe algo peor que una catástrofe climática: una catástrofe climática más fascismo.
Notas publicadas en La Guillotina
El mundo actual está sumido en una crisis económica y social de magnitud histórica, pero seguimos desprovistos de alternativas consideradas socialmente viables. Según el crítico marxista Fredric Jameson, los socialistas podemos (y debemos) revivir los ideales utópicos.

En 2008, antes de su primera candidatura seria a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump expresó una admiración sin reservas por el modelo económico chino. Por aquel entonces, China era vista como un lugar en el que capitalistas como él podían buscar libremente una maximización de beneficios sin ninguna restricción regulatoria: En China, rellenan…
La teoría decolonial, ¿una astucia de la razón occidental?
Desde que salió del colapso postsoviético, la Rusia de Vladimir Putin ha resurgido como una potencia imperialista comparativamente débil pero cada vez más agresiva.
Hace más de 150 años, Estados Unidos se estrenó como potencia imperial en Centroamérica. Hoy la región concentra todas las contradicciones de un imperio a la deriva.
Ya se trate de negacionistas o ecofascistas, el medio ambiente ocupa un lugar central en las perspectivas de la extrema derecha global. Pero ninguna derecha es capaz de abordar el problema de la crisis ecológica desde sus raíces: la desenfrenada e incontrolablemente destructiva acumulación de capital. Solo una izquierda radical puede atacar las fuentes de la catástrofe.

El carácter central de la clase trabajadora como agente social de cambio anticapitalista no es sinónimo de determinismo económico ni de «reduccionismo de clase».
La clase obrera europea, que alguna vez pobló las filas de los partidos socialdemócratas y comunistas, no desapareció. Pero, huérfana de la política de las organizaciones de masas de antaño, corre el riesgo de sucumbir ante una nueva multitud de derechistas paranoicos.
Un Green New Deal más ambicioso —verdaderamente popular— es factible. Pero para luchar por él debemos tener en claro si nuestros objetivos se enmarcarán en el plano de lo posible, que hoy gira en torno al capitalismo verde, o en lo realmente necesario: una ruptura sistémica de carácter ecosocialista.