La crítica al operativo de Putin es insoslayable en cualquier pronunciamiento de la izquierda. Pero ese posicionamiento debe ser antecedido por una contundente denuncia del imperialismo norteamericano como principal responsable de la escalada bélica.
Notas publicadas en Imperialismo
Estados Unidos está haciendo exactamente lo que cabría esperar: intentar ejercer influencia en su antiguo «patio trasero». Las próximas elecciones en Colombia son una prueba clave.
Los habitantes de Okinawa llevan mucho tiempo haciendo campaña contra las enormes bases militares estadounidenses que dominan su isla. Pero el Estado japonés sigue adelante con la construcción de una nueva base en contra de su voluntad.
Rusia tiene todo el derecho a dejar claro que el despliegue de misiles de la OTAN en Ucrania es inaceptable. Pero la invasión de Putin es una aventura militar injustificable.
Antes de lanzar su invasión de Ucrania, Vladimir Putin afirmó que el país que ahora ataca es una creación bolchevique. Su visión mítica de la historia se inspira en el más oscuro imperialismo zarista.
Existe un sorprendente paralelismo entre la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin y las aventuras de Saddam Hussein hacia Irán y hacia Kuwait. Ambas ayudaron a fortalecer al imperialismo norteamericano.
El actual enfrentamiento en torno a Ucrania puede remontarse en gran medida al gran acontecimiento polarizador que fue el Euromaidán de 2014.
La invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin se basa en pretextos obviamente reaccionarios. La izquierda no tiene nada que ver con su agenda.
La última escalada de la crisis en Ucrania nos obliga a sostener dos ideas al mismo tiempo: que Vladimir Putin tiene mucha responsabilidad inmediata, y que la prolongada negativa de EE.UU. a aceptar los límites de la expansión de la OTAN contribuyó a provocarla.
La crisis ucraniana es compleja y difícil de comprender. El sociólogo Volodymyr Ischenko nos explica los motivos por los que la guerra todavía está lejos de ser inevitable.